ISLA DEL REY
Así se ha reconstruido un hospital inglés del XVIII en un islote de Menorca
En la Isla del Rey, en el puerto de Mahón, recuperada tras 17 años de trabajo de voluntarios y donaciones, se abrirá en julio una sede de la poderosa galería de arte suiza Hauser & Wirth

Este pequeño islote situado en la entrada del puerto de Mahón (Menorca) fue, durante décadas, un territorio abandonado, campo de operaciones de okupas y amigos de lo ajeno. Cuando lo vio por primera vez Luis Alejandre Sintes , militar y, en la actualidad, presidente ... de la Fundación Hospital Isla del Rey de Maó , se le cayó el alma a los pies. El viejo hospital inglés, que ordenó construir el almirante John Jennings en 1711, se había quedado en un conjunto de edificios destruidos y desmantelados, sin puertas ni ventanas, sin vigas, rodeados de hierbajos, pintadas y basura.
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En 2004, un grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Barcelona se preguntó cómo podía cambiarse aquella situación. Alguno de ellos quería hacer una tesis sobre un edificio que, a lo largo de la historia, fue utilizado por ingleses, franceses, españoles, estadounidenses. «Fue entonces cuando un grupo de locos entró en la isla» , recordaba Alejandre en una conferencia organizada para celebrar el Premio 'Hispania Nostra' en la categoría de Conservación del Patrimonio.

Desde 2004 hasta ahora, el trabajo de voluntarios de diversas nacionalidades y el apoyo de donantes particulares y de instituciones han devuelto la vida a un amplio conjunto de edificios que ya están listos para presentarse en sociedad, rehabilitados, con diferentes salas dedicadas a material médico o a una biblioteca especializada, entre otras muchas funciones. Y con la guinda de , que abrirá el 17 de julio con una exposición de Mark Bradford y un sendero de esculturas en el exterior con obras de Louise Bourgeois, Eduardo Chillida o Franz West. La restauración de este edificio ha seguido su propio camino, con el presupuesto de la galería y el sello artístico del arquitecto argentino Luis Laplace, con sede en París.
Dicen que la Isla del Rey debe su nombre a Alfonso III de Aragón, quien desembarcó allí (1287) antes de emprender la conquista de Menorca, que se encontraba bajo dominio musulmán. Respecto al hospital, empezó a funcionar en 1713, durante la primera dominación inglesa . Entonces se le llamó Bloody Island (isla sangrienta). Su gestión pasó por manos francesas, españolas o inglesas en distintas épocas, pero allí, por ejemplo, se curaron los soldados franceses heridos en la toma de Argel o los supervivientes del acorazado italiano Roma , hundido por los alemanes cerca de Cerdeña en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1964, cerró el hospital. En 1973 la propiedad pasó a manos del Ayuntamiento de Mahón. Y desde los años 80 vivió una situación de abandono , hasta que en 2004 empezó a cambiar su suerte.

La Isla del Rey fue construida en forma de U, con calefacción (chimeneas de leña) en cada habitación, y con una torre barroca en el centro. En el patio se hicieron -han sido recuperadas estos años- tres cisternas conectadas entre sí para almacenar el agua de la lluvia. Ahora todo luce impecable, con jardines y plantas medicinales en el patio. Y con los edificios recuperados: la Casa del Capellán es la sede de la Fundación, una biblioteca de temas médicos que ya tiene más de 6.000 títulos, una rebotica con objetos históricos procedentes de donaciones, salas de oftalmología y de cirugía, los restos de una basílica paleocristiana del siglo VI , la Capilla de las Hermanas de la Caridad... Y así habitación a habitación, decoradas con muebles de época. En total, entre dinero en efectivo y en especie, Alejandre calcula que se han invertido unos 12 millones de euros.
A partir de la apertura del centro de arte de Hauser & Wirth, con el fin de las restricciones por la pandemia, se esperan visitas cada día a este islote renacido. También hay empresas de barcos que realizan visitas guiadas desde el puerto de Mahón. Mientras tanto, los voluntarios siguen acudiendo cada domingo para realizar labores de mantenimiento, para congratularse por un 'pequeño milagro' que aún sigue en danza, que todavía necesita de nuevas donaciones y de trabajo desinteresado.
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