el contrapunto
Tanta infamia para esto, Sánchez
Conseguida la amnistía redactada al dictado de Puigdemont, lo dejan sin presupuestos, abocado a tragar con el referéndum de autodeterminación
El 11-M ganó el terror
Pedro Sánchez: corrupción total
Pere Aragonès tiene razón. Pedro Sánchez debe de estar enfadado, furioso incluso, no solo con su vicepresidenta, Yolanda Díaz, presunta lideresa de Sumar a quien han ignorado a lo grande sus no menos presuntos 'sumados', los comunes, al forzar un adelanto electoral en Cataluña ... letal para los intereses del sanchismo, sino con sus socios independentistas. Sobre todo con ellos. Tanta humillación soportada de sus labios, tanta incoherencia exhibida ante los votantes socialistas, tanto 'cambio de opinión' ignominioso, tanta traición a la palabra dada, tanto desgaste electoral sufrido en el escenario gallego, tanta infamia acumulada con el propósito de satisfacer cada una de sus exigencias, para que ahora, una vez conseguida la vergonzosa amnistía redactada al dictado de Puigdemont, lo dejen tirado cual colilla, sin presupuestos, abocado a tragar con el referéndum de autodeterminación o ver cómo le tumban una ley tras otra. Cualquiera en su lugar se molestaría, no hay duda, máxime al escuchar a ERC y Junts proclamar en el Congreso que van a por la independencia, y de 'reconciliación', nada de nada. Cualquier presidente poseedor de un ápice de dignidad y sentido de Estado seguiría los pasos del catalán y llamaría a las urnas, ante la imposibilidad de gobernar careciendo de cuentas públicas. El propio Sánchez lo afirmaba en un tuit publicado el 6 de marzo de 2018, en referencia al PP: «Si este Gobierno no aprueba los Presupuestos no tiene nada más que decir, salvo convocar elecciones». Idéntico argumento empleó para expulsar a UPN del Ayuntamiento de Pamplona y entregárselo a sus amigos de Bildu. ¿Qué más da? Ya conocemos su maestría en decir digo donde dijo Diego y mentir sin sonrojarse. Es su principal 'virtud' política. No la única. También es un gran depredador.
Acosado por un escándalo que no solo salpica a buena parte de su partido, sino a su esposa, vinculada a una empresa que impulsó generosamente su carrera profesional antes de ser rescatada con seiscientos millones de euros en un Consejo de Ministros del que él no se ausentó, faltando a su deber y a lo que marca la ley, ha emprendido una campaña personal contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en un intento desesperado de levantar una cortina de humo. Una cacería fundamentada en falsedades y medias verdades, sobre la base de una filtración procedente de la Agencia Tributaria, convertida por María Jesús Montero en un instrumento al servicio del PSOE. Salvo que la escudera de don Pedro posea el don de la adivinación y conozca las noticias antes de que se publiquen. ¿Quién sabe? Yo me inclino por la tesis del expediente filtrado como medida intimidatoria, en un proceder propio de un régimen de terror y no de una democracia. Una actuación gravísima que demanda una investigación urgente, porque no hay fraude mayor que esa apropiación partidista de los resortes del poder.
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