El Trasgu

Aunque sólo fuera por su enorme terraza, con unas impresionantes vistas del «skyline» de la capital, a treinta kilómetros de distancia, ya merecería la pena acercarse a este restaurante que ocupa un gran chalet de Torrelodones. Pero es que en El Trasgu, sobre todo, se come muy bien. Por ambas cosas, desde hace años es la referencia en esa zona del noroeste de la Comunidad de Madrid, convertido ya en un clásico que atrae a sus confortables y amplios comedores y a la citada terraza a un público en el que predominan, entre semana, los empresarios y ejecutivos de las empresas ubicadas en el entorno y las familias los sábados y domingos.

El mérito del éxito es de la familia Pozueco, que se puso al frente del restaurante hace ya trece años con una oferta de cocina tradicional, sin sobresaltos, de esa que contenta a todo tipo de público. Y para ello cuentan con una larga carta, creo que incluso excesiva, a la que además se añaden bastantes sugerencias del día. El nombre elegido, El Trasgu, puede hacer pensar que se trata de una casa asturiana, pero salvo algunos leves guiños, que incluyen una notable fabada (22 €) o el hecho de llamar pixín al rape, apenas hay presencia de la cocina del Principado. Lo que sí hay es una cocina confortable, bien elaborada sobre la base de un buen producto, especialmente en el apartado de pescados. No es un sitio barato, pero esa materia prima con la que trabajan, las cuidadas instalaciones y un equipo de sala muy profesional que dirige con amabilidad Marta Pozueco, hacen que se justifiquen las facturas. Y siempre existe la posibilidad de las medias raciones. Sobran, eso sí, algunos añadidos a los platos que parecen pensados para incrementar los precios. Como ejemplo, la buena ensaladilla de marisco (26), lujosa de por sí ya que lleva bogavante y langostinos, pero a la que se añade una innecesaria trufa.

Además de los pescados, dos apartados notables en la carta. Los arroces y los huevos. De los primeros, seis en la carta, desde el de secreto y setas (22) hasta el de carabineros (26). De los segundos, todas las combinaciones posibles: fritos con jamón, chorizo, morcilla, angulas, foie, carabineros… O con unas estupendas cocochas (29), que son los que probamos. Antes, buenas anchoas con mantequilla sobre brioche (2,60 pieza), que se sirven colgadas con pinzas, y notables almejas a la sartén (26). La calidad de los pescados se evidencia con una impecable lubina a la sal (26). Y para terminar un amplio (también) surtido de postres caseros entre los que sobresalen las tartas de queso (8) y la llamada Trasgu (8), muy ricas. Una buena alternativa para comer muy bien estos días sin salir de la Comunidad de Madrid.

Cierra lunes (excepto festivos). Terraza.