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puntadas sin hilo

Hotel Raphaël

En todo proceso de corrupción hay un día en el que la gente se cae del guindo y la dignidad se impone a la ideología

Manuel Contreras

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Hubo un presidente de un país de la UE que llegó al poder sin ganar las elecciones, que gobernó gracias a un acuerdo entre cinco partidos y que terminó siendo condenado por corrupción. Eso sí, era bajito, calvo y feo. Se acaban de cumplir treinta ... años de la huida a Túnez de Bettino Craxi, el líder del Partido Socialista Italiano (PSI) que dirigió el país transalpino gracias a un 'gobierno Frankeinstein' que agrupaba a socialistas, republicanos, liberales y demócratas cristianos, aliados todos ellos contra el poderoso Partido Comunista de Enrico Berlinguer. Craxi era un superviviente de la política con una extraordinaria capacidad para aprovecharse de las circunstancias. Fue elegido secretario general del PSI sin apoyos –apenas controlaba el 10% del partido–, como solución de consenso entre dirigentes más poderosos que le veían como un líder de paja. Pero una vez al frente del PSI se hizo fuerte y nadie le pudo derrocar. En las elecciones de 1983 el PSI quedó tercero con solo el 11,4% de los votos, pero Craxi supo mover los hilos con habilidad para aprovecharse de la situación de ingobernabilidad, trazar alianzas y sentarse en el Palacio Chigi, sede de la Presidencia de la República.

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