todo irá bien
Dolors
El 9-J será un plebiscito sobre el presidente del Gobierno y sobre si el líder de la oposición está preparado
La mano abierta de Pedro
Victoria
La mejor manera de tener un romance en Cataluña y que nadie sepa con quién es tenerlo con Dolors Montserrat. Refleja el desconcierto catalán de Feijóo que para el Parlament tenga a un candidato al que no se cansó de despreciar y sólo lo aceptó ... cuando se dio cuenta de que no tenía a nadie más y que para Europa haya elegido a una catalana anónima en Cataluña. No hay parodia más cruel que pueda hacerse del PP catalán que contar lo que en verdad pasa.
En marzo de 2019 almorcé con Dolors en el restaurante La Lonja de Barcelona. La conversación fue sobre que Pablo Casado le había confirmado extraoficialmente que sería la cabeza de lista en Cataluña para las elecciones del 28 de abril. Era una primicia. Justo cuando se fue saqué el móvil para llamar a Juan Fernández Miranda y darle la noticia pero no lo hice porque tenía decenas de avisos de los medios digitales anunciando que la candidata iba a ser Cayetana Álvarez de Toledo.
Antes Rajoy la había elegido como ministra catalana cediendo a los equilibrios de poder entre Soraya y Cospedal. En la primera entrevista que dio como ministra dijo que apagaba el móvil cuando jugaba con su hijo.
Dolors Montserrat es una señora encantadora en la corta distancia, una trabajadora incansable que conoce como nadie los entresijos del Parlamento Europeo. Pero no sólo es una completa desconocida para los catalanes y para el resto de españoles sino que no conoce Cataluña aunque sólo sea porque lleva mucho tiempo sin vivir aquí y más expresamente, sin querer vivir aquí y no tiene por lo tanto un análisis ajustado de lo que sucede, como lo demuestran los pésimos resultados de un PP marginal en mi desdichada tierra. Que Feijóo escuche sus consejos para fijar la posición del partido en asuntos catalanes explica por qué Pedro Sánchez continúa en La Moncloa y la derecha es como el Marcial de Goytisolo ese zorro gastado que merodea ciego entre los pajonales quemados en busca de un lugar donde tenderse ya.
Todo el mundo sabe que en las próximas elecciones europeas el candidato del PP será Alberto Núñez Feijóo y el del PSOE, Pedro Sánchez. El 9 de junio será un plebiscito sobre el presidente del Gobierno y sobre si el líder de la oposición está por fin preparado. No es por lo tanto comprensible que, una vez más, cuando Feijóo lo tiene todo de cara para empezar a escribir el relato de su victoria, se empeñe en estrepitosamente errar. Lo hizo en julio con los pactos con Vox y no acudiendo al último debate, lo hizo en Galicia hablando de más con los periodistas y en Cataluña arrastrando por el lodo a Alejandro Fernández justo antes de proclamarlo su candidato. Para Europa elige a la candidata más desconocida y menos empatía.
A veces me parece que es él quien necesita tomarse cinco días de reflexión para preguntarse si de verdad quiere ser nuestro presidente.
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