Pijama de satén y postura del misionero: Stormy Daniels detalla su encuentro sexual con Trump
Los fiscales dicen que el expresidente encubrió un pago de 130.000 dólares que utilizó para mantener el silencio de la estrella porno
Quién es Stormy Daniels y qué relación tiene con Donald Trump: de abusos sexuales de niña a escándalo presidencial

Los doce ciudadanos que conforman el jurado en el juicio penal contra Donald Trump en Nueva York son los únicos que pueden decidir sobre su culpabilidad. Pero el expresidente de EE.UU. recibió este martes un castigo anticipado en una de las jornadas señaladas de la causa: con la atención del país puesta en el actual candidato a recuperar las llaves de la Casa Blanca, Trump tuvo que escuchar y callar ante el relato tortuoso de su relación sexual y extramatrimonial con una actriz porno.
Stormy Daniels, 'Tormentosa' Daniel, el nombre artístico por el que se conoce a la actriz de cine adulto -Stephanie Clifford en su carné de identidad-, apareció a media mañana de este martes en una sala de la decimoquinta planta de los juzgados del sur de Manhattan. Melena rubia, vestido negro con capucha, las gafas en la cabeza. Levantó la mano derecha y juró decir la verdad. Trump, sentado en el banquillo de los acusados -en su caso, una butaca común-, la vio llegar y subir al estrado de los testigos. Él mostraba un rostro serio, la mandíbula apretada. Sabía lo que se venía.
El testimonio de Daniels, testigo estrella del juicio contra Trump, fue paradójico. En el centro de la causa están sus esfuerzos por silenciar el romance con la actriz porno pocos días antes de la elección presidencial de 2016 -la que le llevó a la Casa Blanca- para evitar un escándalo que perjudicara sus opciones en las urnas. Este martes el silenciado era Trump. Tuvo que escuchar todos los detalles de su relación con Daniels -en el relato de la actriz porno-, amarrado a su asiento, sin poder dar réplica. Y con él, todo EE.UU., en un testimonio salaz compartido al detalle por los medios del país. Y dentro de un proceso en el que puede acabar como culpable de delitos antes de la elección de noviembre.
A Trump no se le juzga por ser un mujeriego que se acuesta con una actriz porno al año siguiente de haber contraído matrimonio, en terceras nupcias, con una modelo eslovena (Melania Trump, su actual mujer). Sus cargos son por falsificar documentos financieros relacionados con el pago a Daniels de 130.000 dólares para ocultar esa relación. Según la fiscalía, Trump participó en una conspiración criminal para interferir en la elección de 2016 con el ocultamiento de ese romance -y otro más, con Karen McDougal, una modelo de 'Playboy'- a los votantes. Por esa razón, en una arquitectura legal cuestionable para algunos expertos jurídicos, esa falsificación documental se eleva a delito.
Pero Trump deberá lidiar, una vez más, con el juicio a su carácter derivado de su romance extramatrimonial con Daniels. El testimonio de Daniels no ofreció grandes novedades sobre un escándalo sexual que la actriz porno ha contado en entrevistas y memorias. Pero relató a viva voz a los miembros del jurado -y recordó a la opinión pública- los detalles escabrosos del encuentro.
El primer encuentro
Se conocieron en 2006 en un torneo de golf de famosos en Lake Tahoe, California. Queda de aquel encuentro la foto de ambos en la tienda del hotel en el que se quedaba Trump. Daniels contó este martes cómo su guardaespaldas, Keith Schiller, le pidió su teléfono y le compartió una invitación a cenar por parte del magnate. «Ni de coña», fue la respuesta que Daniels dijo que dio. Pero esa misma tarde acudió a la suite de Trump. Él la recibió en «pijama de seda o de satén». Ella le preguntó si le había robado el pijama a Hugh Hefner, el fundador de 'Playboy'. Entablaron conversación, tontearon. Ella le llamó «maleducado», «arrogante» y «pomposo» por mostrarle una portada de una revista con su cara. Le pegó «en el culo» con la revista enrollada como reprimenda. «¡Gilipolleces!», se le vio a Trump responder desde el banquillo, en uno de los momentos en los que no pudo mantener la compostura.
Durante su encuentro, Daniels le recordó que era un hombre casado. Trump le respondió que no era algo importante, que él y Melania «dormían en habitaciones separadas». También que Trump le prometió colocarla en 'El aprendiz', su programa de telerrealidad, que por aquel entonces vivía su pico de popularidad. El plan era bajar a cenar. Daniels entró un momento al baño y al salir se encontró a Trump sentado en la cama «en calzoncillos y camiseta». Relató que le bloqueó el paso hacia la salida, pero que no la forzó. Que se quedó en blanco y que acabó manteniendo un encuentro sexual. Sin condón y en la posición de «misionero», respondió a preguntas de la fiscal Susan Hoffinger.
Detalles coloridos
Ese fue uno de los momentos de alta tensión del juicio. El juez que supervisa el caso, Juan Merchan, abroncó en varias ocasiones a los fiscales por extenderse en detalles coloridos sobre el encuentro sexual. La defensa objetaba las preguntas a cada paso y encontraba en muchas ocasiones la aquiescencia del juez.
El abogado principal de Trump, Todd Blanche, llegó a exigir a Merchan que declarara el juicio nulo por el prejuicio que podría suponer ese interrogatorio sexual y tortuoso ante el jurado (el juez no lo concedió). La fiscalía sostuvo que el objetivo era dar la máxima credibilidad posible al romance entre Daniels y Trump ya que el expresidente insiste en que no existió y que está en el centro mismo de la trama: es la razón por la que Trump pagó a la mujer para callarla y buscó ocultar los pagos.
Silencio por votos
Daniels contó otros encuentros con Trump y llamadas con Trump en 2006 y en 2007, sin contenido sexual. La promesa de aparecer en 'El aprendiz' se disolvió en el tiempo. Más allá de los detalles lascivos, el interrogatorio también tuvo sustancia. La fiscalía extrajo de Daniels testimonio de que, durante años, Trump no se preocupó por mantener ese romance en secreto. Es decir, que cuando compró su silencio en 2016 no era para evitar un escándalo con su esposa, sino para beneficiarse en las urnas, una pieza central de su argumento para incriminarlo.
Queda por ver el impacto de la visita de Daniels al juzgado, la impresión que ha dejado en el jurado y el efecto que puede tener en la batalla que de verdad juega Trump, la carrera a la Casa Blanca. Como recordó Blanche al juez, el testimonio afecta de lleno a alguien «que se va de campaña electoral esta tarde».
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