China defiende su política de Covid cero pese a las históricas protestas
Cada vez más rumores apuntan que el régimen estaría ultimando una liberalización, tan sustancial como apresurada, de su campaña sanitaria
China eleva las protestas contra una política de covid-cero que se desintegra
El Partido Comunista ha escuchado las quejas de la sociedad china, pero no tiene mucho que decir al respecto. Las autoridades han tomado la palabra hoy martes durante una rueda de prensa ordinaria de la Comisión Nacional de Salud, su primera intervención tras las ... históricas protestas que han llevado a las calles de las principales ciudades del país a cientos de ciudadanos exasperados con la política de Covid cero.
Durante el evento, el organismo ha ofrecido su lectura de las demandas populares. «Los problemas denunciados recientemente por el público no están dirigidos contra la prevención y el control de la pandemia en sí, sino que se centran en la simplificación de las medidas frente a acciones generalistas de aplicación arbitraria», ha defendido el portavoz Cheng Youquan, culpabilizando de manera implícita a la ejecución por parte de los niveles inferiores de la Administración.
«Seguiremos esforzándonos por seguir afinando la política [de Covid cero] para reducir su impacto en la sociedad y la economía». La también representante Mi Feng ha despachado con esta ambigua respuesta la pregunta de si las manifestaciones llevarán al Gobierno a «reconsiderar» su estricto protocolo.
La ausencia de un esperado cambio de rumbo en su discurso no satisface las exigencias de la población, levantada en desobediencia cívica contra una estrategia sanitaria que desde hace más de dos años y medio asfixia la vida cotidiana en el país; tampoco las del peor rebrote desde el comienzo de la pandemia, que continúa avanzando de manera irremediable.
Posible reapertura
Sin embargo, no todas las respuestas gubernamentales se producen en las coreografiadas ruedas de prensa. Los medios estatales también cumplen con su cometido. 'Beijing News' ha publicado hoy una extensa entrevista en la que varias personas recuperadas tras infectarse de Covid –todavía rara avis en China– compartían su experiencia; todas ellas muy positivas, como no podía ser de otro modo.
La propaganda trata así de apaciguar el mismo miedo que alimentó al publicitar el caos en países occidentales durante los meses más duros de la pandemia, a principios de 2020, como prueba de la superioridad de su modelo autoritario frente a las democracias liberales. Hace tiempo que el discurso político ha abandonado este argumentario, no obstante, ante el poco favorecedor curso de los acontecimientos.
Cada vez más rumores apuntan que China estaría ultimando una liberalización, tan sustancial como apresurada, de su campaña sanitaria. Por un lado, el rebrote actual ha adquirido ya dimensiones sin precedentes, como demuestra el hecho de que el cómputo diario haya encadenado cinco máximos consecutivos. En las últimas veinticuatro horas se ha mantenido estable en cotas alrededor de los 40.000 contagios, pero su intensidad y extensión geográfica vuelve inviable la aspiración de regresar al cero.
La ausencia de cambio no satisface las exigencias de la población, levantada en desobediencia cívica contra una estrategia sanitaria que asfixia la vida cotidiana
Por otro, la sociedad ha expresado alto y claro no estar dispuesta a asumir las restricciones vigentes, mucho menos un recrudecimiento de las mismas. Esto deja a China sin muchas alternativas a una reapertura más o menos dirigida, pero forzosa. Juega a su favor que esta oleada arroja una abrumadora mayoría de asintomáticos, como ya sucedió en Shanghái durante su traumático confinamiento a mediados de año, lo que responde tanto a la inoculación –considerable aunque insuficiente– de vacunas como a que las nuevas subvariantes resultan más contagiosas pero menos mortales.
Triunfal derrota
Esto permitiría al Gobierno presentar la narrativa de que su política de Covid cero ha supuesto una victoria. Semejante escenario, no obstante, saturaría sus escasos recursos médicos: China cuenta con menos de cinco camas de cuidados intensivos por 100.000 habitantes, una de las tasas más bajas de Asia. Como consecuencia, las muertes podrían contarse por millones, tal y como vienen advirtiendo estudios académicos.
La Comisión ha reiterado hoy su propósito de acelerar la vacunación de ancianos. Esto supone uno de los grandes riesgos ante una hipotética reapertura, pues el 30 por ciento de los mayores de 60 años –267 millones de personas– no ha recibido la tercera dosis de refuerzo, necesaria para equiparar la eficacia de las vacunas chinas con las occidentales, y la campaña lleva paralizada desde julio.
El Partido Comunista, por último, habla asimismo por medio de las fuerzas policiales que desde ayer han comenzado la busca y captura de los manifestantes. Otra demostración de que, en China, los más relevantes mensajes no siempre se emiten frente a un micrófono.
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