La era de los retoques estéticos: el 50 % de la población se ha hecho un tratamiento
El culto a la imagen está detrás de esta creciente demanda claramente influenciada por las redes sociales. La toxina botulínica, el ácido hialurónico o la cirugía de párpados son los más pedidos y la edad media de los pacidentes ha bajado
Ácido tranexámico, exosomas, NAD+ y otras palabras para incorporar a tu diccionario de belleza este 2025

La estética ha cambiado mucho en los últimos 10 años. Antes, hacerse un lifting o ponerse bótox estaba solo al alcance de unos pocos. El único contacto de la mayoría con la medicina y la cirugía estéticas era a través de los famosos. Pero la ... democratización de la estética, por el aumento de la oferta y la reducción de los costes, es ya una realidad. A ello hay que añadir el impacto de las redes sociales, tanto en la imagen personal y en el deseo de verse mejor, como en visibilizar los retoques, y hacerlos más accesibles. Aunque la apariencia personal ha jugado un papel esencial en todas las etapas de la historia, el protagonismo que ha adquirido recientemente no está exento de peligros, como explica Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo: «La preocupación por la imagen ha alcanzado nuevos niveles debido a factores como las redes sociales, el marketing dirigido y la globalización de los estándares de belleza. En plataformas como Instagram y TikTok, las imágenes editadas alimentan una narrativa de perfección que, aunque aspiracional, resulta inalcanzable para la mayoría. Esto genera una presión constante por cumplir con ideales que no solo son irreales, sino también uniformes, lo que margina la diversidad y fomenta la insatisfacción corporal. Desde el punto de vista del desarrollo humano, esta obsesión con la imagen afecta profundamente la autoestima». Según el último informe de la SEMA (Sociedad Española de Medicina Estética), el 46,6% de la población española se realizó un tratamiento de medicina estética en 2023. Es importante diferenciar la medicina estética, que engloba una serie de técnicas y procedimientos no quirúrgicos, como infiltraciones, láser, radiofrecuencia y otras tecnologías, de la cirugía plástica y estética, que sí son técnicas quirúrgicas. De estas últimas, en 2023 en España se hicieron 259.473, según datos compartidos por la AECEP (Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica).
La edad media de los pacientes ha bajado en los últimos años, como especifica el doctor Moisés Amselem, especialista en medicina estética. «Estamos ya en los 26 años, cuando antes se situaba en los 35». Esto ha provocado un cambio en las peticiones de los pacientes. Por debajo de los 30 se piden aumentos de pecho, rellenos de labios, rinoplastias y otoplastias. A partir de esa edad, los pacientes solo buscan una cosa: rejuvenecer. «El paciente joven está muy familiarizado con los tratamientos de estética a través de las redes sociales, y quiere verse bien en las fotos. A partir de los 40, en cambio, no quieren cambiar su imagen, solo mejorar y corregir las arrugas alrededor de los ojos o la flacidez», señala la doctora Mar Gonzálvez, médico estético y cirujana maxilofacial.
Por debajo de los 30 se piden aumentos de pecho, rellenos de labios y rinoplastias. A partir de esa edad, los pacientes solos buscan rejuvenecer
Los tratamientos más pedidos
El ácido hialurónico y el bótox son los tratamientos más populares. Según el informe de la AECEP, en 2023 en España se realizaron 114.200 procedimientos de ácido hialurónico y 89.186 con la toxina botulínica. El ácido hialurónico es un inyectable con diversos usos: permite rellenar arrugas en el contorno de los ojos o el surco nasogeniano, y aumentar el volumen de los labios y los pómulos. Es un producto natural, presente en el organismo, sin embargo, en los últimos meses no ha estado exento de polémica, por la huella estética. La doctora Beatriz Beltrán, especialista en medicina interna y estética, asegura que «el ácido hialurónico es maravilloso, si lo utilizamos correctamente, y en los puntos adecuados. El problema ha sido el gran abuso y su utilización descontrolada por parte de algunos médicos».
Por su parte, el bótox es un neuromodulador, una sustancia que paraliza o disminuye la función del músculo sobre el que se aplica. Lo habitual es utilizarlo para mejorar las arrugas de expresión en la frente, el entrecejo o las patas de gallo. El doctor Nicolás Maestro Sarrión, cirujano plástico y presidente de la AECEP, comenta que «es una de las técnicas más naturales que hay, porque lo único que hace es relajar la musculatura de expresión. Tiene mala prensa, porque se informa mal sobre él. Cuando vemos en televisión caras deformadas, no es bótox, sino rellenos mal hechos o una cirugía mal indicada».
La tendencia actual es la búsqueda de la naturalidad, huyendo de las caras hinchadas
Medicina regenerativa, la tendencia en alza
Otro de los cambios que ha experimentado la estética en los últimos años es la búsqueda de tratamientos con un resultado natural, huyendo del síndrome 'overfilled'. Los pacientes quieren mejorar su cara, sin cambiarla, y aquí entra la medicina regenerativa, para muchos el futuro de los retoques. La medicina regenerativa se enfoca en restaurar la función y la estructura de los tejidos envejecidos, a través de sustancias como el ácido poliláctico y otros bioestimuladores de colágeno, y también con terapias como el plasma rico en plaquetas (PRP), los exosomas, los polinucleótidos, la terapia con células madre o el trasplante de grasa autóloga. Según el doctor Amselem «todo lo que es regenerativo es una gran apuesta, pero es más lento a la hora de conseguir objetivos, y el paciente siempre tiene prisa, habrá que ver de forma inteligente cómo encontrar la sinergia entre el ácido hialurónico, sin llegar al síndrome de 'overfilled', y combinar con la medicina regenerativa».
La doctora Beatriz Beltrán advierte de otro inconveniente con los bioestimuladores de colágeno, «es fundamental no cometer ningún error al aplicarlos. Con el ácido hialurónico tenemos un antídoto que se puede utilizar, para deshacer lo que hemos hecho, con un estimulador de colágeno no hay vuelta atrás, una vez que se ha inyectado, eso queda allí, no podemos frenar su actividad de generar colágeno. El problema es que necesitan mucha experiencia para colocarse, y el miedo que me da es que pueda pasar lo mismo que con el ácido hialurónico, que se abuse de ellos, no porque el producto en sí sea un problema, sino por una utilización incorrecta y un abuso».
Cirugías mínimamente invasivas
Cada vez es más habitual que en las consultas convivan la medicina y la cirugía estéticas, porque son disciplinas complementarias. El doctor Maestro Sarrión lo resume así: «hay pequeñas cosas que se pueden resolver con un relleno o una toxina, y no hace falta hacer un procedimiento mayor, pero en otros pacientes, esos tratamientos son sirven de nada. Una flacidez avanzada requiere cirugía. Ahí entra la profesionalidad y el buen hacer de los cirujanos, que debemos orientarles para dar con la mejor solución a su problema».
Las cirugías faciales que más se hacen en España son la blefaroplastia (cirugía de párpados) en hombres y mujeres de mediana edad, para eliminar las bolsas y las ojeras. Las rinoplastias y las otoplastias son más habituales en pacientes más jóvenes. Pero el tratamiento estrella del rejuvenecimiento es el lifting, mucho menos invasivo que el que se hacía hace años, como cuenta el doctor José Luis Martín del Yerro, cirujano plástico. «La tendencia más relevante, junto a la búsqueda de la naturalidad, es la cirugía mínimamente invasiva o de preservación de los tejidos. Antes se podía estar de baja un mes, ahora nadie se puede permitir, ni laboral ni socialmente, estar más de 10-15 días. Actualmente realizamos el lifting con anestesia local y sedación, hacemos una manipulación de los tejidos más conservadora, lo que evita los hematomas y la inflamación importante postquirúrgica, y esto permite que los pacientes se vayan a su casa en el mismo día, y que en 8-10 días estén recuperados».
¿Qué es la huella estética?
Este concepto, relativamente nuevo, se refiere al impacto que dejan en el rostro los tratamientos estéticos. Nació con una connotación negativa, y según la doctora Victoria Núñez, especialista en cirugía oral, maxilofacial y medicina estética, «es algo que existe, nuestro deber como médicos es respetar la anatomía, los tiempos y sobre todo saber qué productos estamos utilizando y cómo funcionan. Cada vez estamos retirando más biopolímeros, que en su día se pusieron como tratamiento totalmente válido y aprobado por las autoridades sanitarias, y con el tiempo se ha visto un comportamiento desfavorable. Por eso en medicina estética muchas veces hay que ser comedido con lo novedoso, y utilizar productos que nos den seguridad, porque sabemos que están bien formulados y tienen estudios de investigación con evidencia científica a largo plazo». Pero los expertos también hablan de la huella estética positiva, la que se consigue con productos de calidad, adecuados a las necesidades del paciente. Y ahí entra la personalización de los tratamientos estéticos, clave para conseguir ese estándar de belleza que cada uno busca. «No todo es para todos, hay que saber individualizar en cada paciente, valorar sus puntos débiles y tratar de realzarlos para devolver su belleza», señala el doctor Amselem.
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