Testigos del asesinato de Giménez Abad: «Su hijo gritaba 'ETA asesina'»
Dos mujeres que presenciaron los hechos sitúan a Carrera Sarobe, Ata, en el atentado contra el presidente del PP de Aragón
Mientras las testificales de las defensas corroboran la versión de los acusados: Ata estaba en una fiesta y Zaldúa en el cine

Ya son tres personas las que sitúan a Carrera Sarobe, alias Ata, en Zaragoza el día del asesinato del presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad en mayo de 2001: Borja, el hijo del político que con 17 años presenció el atentado, ... y otros dos testigos protegidos, que hoy declaraban en el juicio.
«Estoy completamente segura porque esa cara no se me va a olvidar en la vida», ha dicho una. «Han pasado 20 años pero sigue igual. Le tuve mucho tiempo cerca. Él se acordará de mí«, ha dicho otra. Esta última es la mujer que trató de »consolar« a Borja Giménez en los momentos posteriores al asesinato y que, después, ayudó a la Policía a hacer dos retratos robot.
«Escuché como tres cohetes. Vi a un hombre que apuntaba en la cabeza a otro que estaba en el suelo. Su hijo gritaba 'le has matado, ETA asesina«, ha declarado. Ata "se incorporó y en medio de la calzada empezó a avanzar hacia a mí con la pistola en la mano y nos estuvimos mirando unos momentos«. Asegura que ese tiempo lo utilizó para tomar »detalles« para poder ir a la Policía. »Me impresionó que era un chico joven, un asesino«. Le recuerda alto, delgado, »iba todo de negro con una visera negra que le llegaba hasta las cejas«.
Entonces, asegura, Ata guardó la pistola y echó a correr. «No sabía si estaba pensando en pegarme un tiro», ha relatado. Después se dirigió a Borja Giménez. «Me dediqué a preguntarle dónde vivía para que no estuviera solo y avisar a su familia». Años después, cuando la Policía sitúo a Ata como el posible autor material del atentado la llamaron para mostrarle unas fotografías y le reconoció «perfectamente». Estas declaraciones se suman así a la testifical del hijo de Giménez Abad ayer en el juicio, quien también señaló a Ata como el asesino de su padre.
El exdirigente de ETA se enfrenta junto a Itxaso Zaldúa a 30 años de cárcel por asesinato terrorista. Las Fiscalía sostiene que «formando parte, al menos en el año 2001, del denominado comando Basajaun de la organización terrorista ETA, decidieron ambos dar muerte a don Manuel Giménez Abad» y «para ejecutar su plan criminal, que los dos habían diseñado y ejecutaron concertadamente, se desplazaron hasta la ciudad de Zaragoza».
Ambos negaron en la primera sesión del juicio las acusaciones. Ata aseguró que el día del atentado de ETA, el 6 de mayo de 2001, él estuvo echando una mano en la barra de una fiesta popular que se celebra todos los años en el País Vasco francés. Hoy en la vista tres testigos han corroborado su versión: su cuñado y la prima y pareja de Sotero Etxandi, condenado a 6 años y un día de cárcel por colaboración con banda armada al considerar probado que ayudó a una activista de ETA a pasar a Francia en 1993 desde Elizondo (Navarra).
Después ha sido el turno de los testigos propuestos por la defensa de Itxaso Zaldúa. Dos de ellas, amigas suyas, han asegurado que el día del asesinato del presidente del PP de Aragón estuvieron con ella en el cine viendo la película 'Dime que no es verdad'. «Es una comedia absurda, de los mismos productores y guionistas de 'Algo pasa con Mery'», ha dicho una de ellas.
Una nueva prueba, la entrada de cine
La otra, ha llevado a la vista una de las entradas de cine que supuestamente compraron. Nunca antes se había aportado al procedimiento. El ticket tiene fecha de 6 de mayo de 2001 y era para la sesión de las 18:20. «Guardo las entradas de cine y estuve mirando». Ha explicado que encontró el ticket en una «cajita» y se lo comunicó al abogado de Zaldúa el pasado 16 de junio.
El presidente del tribunal ha autorizado que la entrada se admita como prueba. Eso sí, en contra del criterio de las acusaciones, que entienden que acredita que la testigo fue al cine pero no Zaldúa. La fiscal Ángela Gómez Rodulfo ha llegado a denunciar «mala fe procesal» porque la prueba se ha presentado de manera «sorpresiva», en pleno juicio, y veinte días después de tener constancia de su existencia.
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