La Audiencia de Barcelona mantiene en prisión a Dani Alves por los «indicios» de agresión sexual
Los magistrados sostienen que el ADN del jugador localizado en la víctima y en el baño de Sutton, así como la declaración de los testigos, apuntalan la versión de la denunciante
La Fiscalía se opone a la excarcelación de Alves
Dani Alves seguirá en prisión. Una decisión de la sección tercera de la Audiencia de Barcelona este martes, después de que su defensa recurriese el auto del Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona, que lo envió al penal de Brians, al apreciar riesgo de fuga, tras ser denunciado por agresión sexual a una joven de 23 años en la discoteca Sutton, la madrugada del 30 al 31 de diciembre.
En su resolución, consultada por ABC, el tribunal rechaza que haya sido la «persecución mediática y judicial» la que haya motivado el ingreso en prisión del futbolista brasileño, y también niega que su eventual puesta en libertad pueda suponer un ataque «a la dignidad» de la denunciante, ya que, sostienen los magistrados, «su seguridad y estabilidad emocional deben ser abordadas en espacios de atención a la víctima, independientemente del curso del proceso» judicial. Pese a ello, defienden que Alves siga en la cárcel de forma preventiva por los «indicios de criminalidad» que existen contra él.
Indicios que «no parten solo de la declaración de la denunciante, sino que existen testigos del momento anterior y posterior a la entrada del investigado al lavabo al que accedió con posterioridad» la denunciante, y donde ambos estuvieron 16 minutos. Allí se habría producido la agresión sexual. Tanto las dos acompañantes de la joven, una amiga y una prima, como los trabajadores de la discoteca, «corroboran en mayor o menor medida su declaración», sostiene el auto.
Además, los jueces apuntan que tras la recogida de muestras, tanto corporales de la denunciante, como en la inspección ocular del lavabo, el análisis de las mismas demuestra que el ADN es de Dani Alves. Lo que corrobora, «al menos indiciariamente, la versión dada por la denunciante en lo referente a la penetración vaginal». También las huellas dactilares.
«Tres versiones diferentes»
En cambio, la Audiencia pone en duda la declaración del exlateral del F. C. Barcelona, que da «tres versiones diferentes» de lo ocurrido «en la única declaración prestada» hasta la fecha. Aunque «está en su derecho» de hacerlo, subrayan los magistrados, los indicios citados permiten calificar los hechos como constitutivos de un delito de agresión sexual, penado con entre cuatro y doce años de cárcel.
El tribunal rechaza analizar en esta fase procesal las imágenes de las cámaras de seguridad -y la diferente interpretación que de éstas hacen las acusaciones y la defensa-, ya que considera que «el resto de indicios es tan abundante» que no es necesario su examen. Respecto a la falta de lesiones que avalen la versión de la penetración forzosa, que alegó la defensa del jugador, la sección tercera sostiene que será una cuestión a dirimir en el juicio.
Además, la Audiencia enmienda a la instructora en cuanto afirmó que la prisión provisional también obedecía a evitar que Alves pudiese «atentar contra los intereses de la víctima». Argumentación que no comparten los magistrados porque una vez formalizada la denuncia, no ha existido ninguna «acción, directa o indirecta» del futbolista hacia la joven.
«Tampoco consta ofrecimiento de dinero -que 'per se' no sería negativo ya que podría revelar la voluntad de reparación a la denunciante sin que ello implicara necesariamente el reconocimiento del hecho- ni existe base indiciaria alguna para sostener un pronóstico de violencia o intimidación», apunta el auto.
En cambio, la Audiencia coincide con la instructora en que existe un «riesgo de fuga elevado». Aunque Alves compareció «de forma voluntaria» ante los Mossos d'Esquadra, aún sabiendo que podía acabar detenido, y entregó su ADN de forma voluntaria para su cotejo con las muestras recogidas en la discoteca, los magistrados consideran que el futbolista «desconocía el alcance de la investigación y de los indicios de criminalidad» que existen contra él.
Considera así que, el conocimiento que tiene ahora Alves de las pruebas, aumentan «exponencialmente el riesgo de fuga inicial». Riesgo que tampoco neutraliza su arraigo en Barcelona, pese a estar empadronado en Esplugues de Llobregat. «La vinculación es meramente administrativa», argumentan los magistrados, ya que, hasta su ingreso en prisión, el brasileño jugaba con los Pumas de México. «Su profesión como futbolista de élite le ha llevado a residir en distintas ciudades y países y, desde que dejó el Barça en el 2016, su paso por Barcelona ha sido esporádico», apuntan.
«A ello debemos añadir que toda su familia, salvo su actual esposa, reside en Brasil. Así, sus padres, sus hermanos y sus hijos, residen todos ellos allí. Por tanto, si bien dispone de domicilio conocido, el examen pormenorizado de sus circunstancias familiares y laborales no evidencian el arraigo pretendido», sostiene el auto, para rechazar su puesta en libertad.
También recoge su doble nacionalidad, y que no existe tratado de extradición con Brasil. A lo que se suma su elevada capacidad económica, tal y como argumentaron la Fiscalía y la acusación particular para solicitar su ingreso en prisión provisional. Rechaza así la Audiencia que las medidas propuestas por su defensa -el pago de una fianza y el uso de un brazalete de geolocalización- sean suficientes para minimizar el riesgo de fuga. Por todo ello, los jueces consideran «justificada» y «necesaria» la permanencia de Alves en prisión.
Tras conocer esta decisión, su defensa ha manifestado que Alves «sigue siendo tan inocente como lo era antes del dictado de la resolución». En un comunicado, su abogado Cristóbal Martell ha señalado que «su voluntad de abandonar España y eludir el proceso era y es inexistente» y ha reprochado que la resolución de la sección tercera «utiliza como indicios las afirmaciones de cargo que ofrece el atestado policial y, en cambio, los elementos de descargo que ofrece la defensa los difiere para el juicio oral».
Riesgo de fuga
Durante la vista de la semana pasada, la Fiscalía se opuso a la solicitud de la defensa e interesó que Alves siguiese en prisión provisional sin fianza, «al existir indicios suficientes de la comisión de un delito de agresión sexual con penetración».
La fiscal también esgrimió la existencia de un grave riesgo de fuga por cuanto Alves es nacional de Brasil, dispone de un «elevado patrimonio» que le permitiría asegurar su huida y no tiene arraigo suficiente en España. Las medidas alternativas propuestas por la defensa, alegó, no son suficientes para garantizar que el futbolista se encuentre a disposición de los tribunales españoles durante toda la tramitación de la causa.
En la misma línea se pronunció la abogada de la denunciante, Ester Garcia, que argumentó ante los magistrado de la Audiencia que la puesta en libertad del futbolista supondría «un atentado a la integridad psicológica» de la joven, extremo que este martes la Audiencia ha rechazado.
Por su parte, la defensa del futbolista brasileño pidió su puesta en libertad provisional bajo fianza, con la retirada del pasaporte y la imposición de una pulsera telemática. Indicó así en su recurso que Alves acudió a prestar declaración ante los Mossos d'Esquadra de forma voluntaria, sabiendo ya de qué se le acusaba. «No eludió su comparecencia, sino que viajó desde el extranjero para sujetarse al proceso», esgrimió el abogado.
También recordó que, tras su ingreso en la cárcel, el club mexicano para el que jugaba, el Pumas, rescindió su contrato, decisión que minimiza el riesgo de fuga que alegó la juez para enviarlo a prisión. Sobre los indicios contra el exlateral del F. C. Barcelona, su abogado denunció «ciertas debilidades en la prueba de cargo» contra él. Sostuvo así que determinados elementos probatorios no eran tan «evidentes, contundentes y devastadores como tendenciosamente apuntan el atestado y el auto».
Entre otros, las imágenes de las cámaras de la discoteca, que muestran como, durante 20 minutos, un grupo de cinco personas departen de «modo lúdico y festivo, rodeados de muchísima gente en un espacio abierto». Lo que dista mucho, señaló Martell, de un contexto de «intimidación ambiental» a la denunciante.
Nuevo cambio de versión
Duran la vista, el abogado de Alves apuntó que las relaciones fueron consentidas, incluida la penetración y, por tanto, que no se produjo una violación, tal y como denuncia la joven. Los investigadores han constatado que los restos de ADN localizados en el lavabo de la discoteca Sutton, donde ocurrieron los hechos, son de Alves. Los mismos restos de material genético también se han hallado en la vagina de la denunciante, lo que contradijo la versión del jugador, que primero negó conocerla, y después alegó que ella le había realizado una felación. Ante dichas evidencias, su defensa esgrima la ausencia de lesiones que sustenten la penetración forzosa.
El penalista se apoyó además, como ya hizo en su recurso, en las imágenes de seguridad de la discoteca, que según él contradicen la versión de la denunciante, y aseguró que la chica sabía que el cuarto donde presuntamente ocurrió la agresión era un baño, a pesar de que ella asegura que entró pensando que era una continuación del reservado donde estaba.
También expuso como fue la joven de 23 años la que entró en el lavabo de la zona VIP, donde se habría producido la agresión, dos minutos después de que lo hiciese el brasileño. Durante esos dos minutos, en base a las grabaciones, la chica estuvo hablando con sus dos amigas y un camarero del local y entró «sin que Dani Alves le franquee el paso o abra la puerta», apuntó su recurso.
«Me resistí, pero era más fuerte que yo»
Por el contrario, en su declaración ante la Policía, la denunciante indicó que se encontró con Alves en la zona VIP de la discoteca de la calle Tuset y allí fue donde se acercó a ella, a su amiga y a su prima. Aseguró que estaba muy «pegado» y que las «tocaba». Estaba «muy pesado», indicó. De las palabras, pasó, según el relato de la mujer, a los tocamientos. Cogió su mano y la puso sobre su entrepierna. «Lo hizo dos veces, la segunda con mucha fuerza, y la volví a retirar».
Tras ello, el brasileño, siempre según el testimonio de la denunciante, le hizo señales para que se acercase a una puerta. «Pensé que detrás habría otra zona VIP». No fue así, se encontró con un «lavabo minúsculo». Al entrar, Alves cerró la puerta tras él, apuntó ella. «Le dije que me quería ir y él me contestó que no me podía ir de allí».
En ese espacio, el exlateral del F. C. Barcelona la habría agredido sexualmente. «Me subió el vestido y me hizo sentarme encima de él. Me cogió por la parte de atrás de la cabeza, no sé si también del pelo y me tiró al suelo, me hice daño en la rodilla», relató la joven.
Intentó forzarla a realizarle una felación. «Me resistí, pero él era mucho más fuerte que yo». Habría sido entonces cuando comenzó a pegarle bofetadas. «Estuvo un rato pegándome en la cara, sentí que me ahogaba, no porque me estuviera apretando, sino por la angustia que estaba sintiendo».
Finalmente, la habría violado. «Él se apartó y empezó a vestirse, así que me levanté yo también y me giré para abrir la puerta, pero me dijo: 'Tú no te vas a ir de aquí, salgo yo primero'». La joven no recuerda cuánto tardó en poder salir, porque «de los propios nervios no podía abrir la puerta».
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