El Patero del Domingo
La Iglesia Cofrade
En lugar de misas había pregones henchidos de octosílabos y la caridad se sustituía por un perol
Stabat Mater
De piñata
Dicen que a una editorial ha llegado esta misma Cuaresma el manuscrito de una novela que contaba la historia de una nueva escisión en el cristianismo. La obra se titula 'La Iglesia Cofrade' y era el relato de varias hermandades o ... intentos de serlo que en alguna ciudad andaluza se rebelaban contra los párrocos y obispos y empezaban a saltarse normas.
En una se suprimían las misas durante toda una semana para un besapiés que no estaba seguido ni precedido por quinario alguno; en otra se ocupaba todo el altar mayor para un homenaje a los costaleros que hacían tres años seguidos y en la tercera se aprobaban unas reglas que no recogían más obligación de culto interno ni externo que la estación de penitencia.
En lugar de misas había pregones henchidos de versos octosílabos, la formación eran los estrenos de marchas y la caridad se suprimía por un perol, porque la mejor forma de ayudar a alguien es darle trabajo y no hay que consentir que los distribuidores de cerveza y comida se vayan a la ruina.
Por supuesto que la jerarquía llamaba la atención, aunque no fuera de inmediato, pero el autor había imaginado un mundo en el que las Administraciones templaban. «Una forma muy andaluza de entender la fe, libre de cortapisas», decía algún gobernante. «Merece el apoyo del pueblo», terciaba uno de la oposición. Y en los despachos en que se da dinero público se preparaba la firma de convenios, que estas cosas crean empleo, atraen turismo y fomentan el desarrollo.
El final no ha trascendido, pero parece que el momento culminante de la obra llegaba cuando la Iglesia intervenía, intentaba expulsar a los grupos rebeldes y se encontraba con una manifestación de decibelios y asociaciones vecinales que reclamaban el derecho a tener una cofradía sin por eso tener que pasar por el Obispado. Nacía la Iglesia Cofrade del título.
Se vio en consejo editorial y alguien dijo que se leía con gusto y parecía realista, pero la palabra del presidente terminó por decantar la balanza: «Dile que la novela está muy bien y que seguro que encontrará quien la quiera, pero que nosotros no la podemos publicar. La política de esta casa es dar sólo obras de ficción».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete