EL NORTE DEL SUR
Impares, fila 13
En Radio Clásica leen 'Palacio del cinematógrafo' de García Baena: un homenaje a los cines de verano
Coliseo San Andrés, el cine de verano más antiguo de España

Este domingo —es decir, ayer— hicieron una pausa en las entrevistas y en la música del programa 'Tres en la carretera' de Radio Clásica de RNE para que una voz femenina, una de esas que los talibanes quieren silenciar en Afganistán ... no vaya a ser que algún hombre o algún bárbaro más bien se deje llevar por la tentación, leyera un poema de Pablo García Baena en la sobremesa. Sí, era 'Palacio del cinematógrafo'. «Vendrás. Alguna vez estarás a mi lado / en la tenue penumbra de la noche ya eterna. / Sentado en la caliza de astral anfiteatro / te esperaré... / Tus hijos estarán en su palco / de congelado yeso, divertidos, mirando / increíbles proezas de cowboys celestiales, / y yo, ya sabes dónde: impares, fila 13». No sé si en Torrespaña están al tanto de lo que ha supuesto en Córdoba la recuperación de los cines de verano, pero parece que algo les ha llegado.
La ciudad estaba coja en sus noches interminables de julio y agosto sin esas salas de proyección al aire libre. Allí uno lo pasa bien. Huele a bocadillo de filetes y pimientos, a veces corre el aire, las familias llegan como si fueran de acampada a Los Villares con sus tápers y sus neveras 'polarbox', quien aún fuma fuma a gusto y nadie se molesta en llamarle la atención, hay una pausa en la mitad de la película, visite nuestro bar, y la gente se acerca a la barra y pide un combinado, aunque en verdad lo que hay ahora es un 'food truck' que lo mismo te sirve la Alhambra especial que una hamburguesa vegana; y los veteranos del hábito cinéfilo bajo el cielo de estrellas y la luna lunera echan de menos, quizás, el anuncio del Pizzaiolo con su récord mundial de la carta con más variedad del planeta.
El otro día en el Fuenseca dieron una historia divertidísima de un matrimonio jubilado de la campiña francesa que, a su edad, descubre (bueno, lo descubre él) que llevaban décadas siendo más de dos, y eso sin contar a los tres hijos, uno de ellos por cierto de una paternidad dudosa (bueno, ella ya lo sabía desde hacía tiempo, pero se había hecho la olvidadiza). «Pagamos un precio muy elevado por aquella felicidad / ahora soy yo quien necesita luz», prosigue García Baena en su poema de sioux y citas a Sir Walter Scott y al áureo nombre del Rey Midas.
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