educación
Una madre de Puente Genil se matricula junto a su hija en el bachillerato de Artes: «Supondrá toda una aventura»
Sandra Sánchez, empresaria de Málaga pero afincada en el municipio, tiene la meta de finalizar sus estudios tras tener que abandonarlos en la secundaria
La vuelta a clase en Secundaria, Bachillerato y FP en Córdoba, en imágenes

Nunca es tarde para acabar los estudios, esta inspiradora frase se la ha aplicado muy bien Sandra Sánchez, empresaria natural de Málaga pero afincada en Puente Genil , que a su vez, es madre y que, con 40 años de edad, se ha matriculado este año junto a su hija María Domínguez de 16, en el bachiller de Artes del IES Manuel Reina de Puente Genil. «Me saqué la secundaria estando embarazada de mi hija y por circunstancias de la vida no pude finalizar los estudios, ahora tengo la suerte de poder decir que voy a estudiar junto a ella», según explica a este medio Sandra.
Muy ilusionada de poder vivir lo que supondrá para ella «toda una aventura», reconoce que el haber podido retomar los estudios de nuevo, es una oportunidad muy importante que no piensa desaprovechar. «Hay muchas madres reprimidas que piensan que a estas alturas de la vida no son capaces de ponerse a estudiar» según Sandra, que tiene como lema «querer es poder» y que reconoce que esta nueva andadura en el terreno educacional, significará «todo un reto» que de superarlo, le proporcionará una gran satisfacción personal.
Sandra, consciente de que su caso es una situación atípica en la localidad e, incluso, a nivel nacional, quiere resaltar el papel fundamental que tiene el apoyo familiar en la consecución de objetivos personales y afirma que la finalización de sus estudios no sólo conllevará un triunfo personal, sino un logro compartido con su hija, pilar fundamental en su vida.

Una madre referente
«Mi madre es toda una artista», apunta María muy orgullosa y consciente del potencial de su madre que, en la actualidad, está vinculada al mundo de la posticería, complementos, artesanía y organización de eventos. «Estando juntas en clase, nos llevaremos muy bien, aunque posiblemente en ciertos momentos nos tiremos de los pelos», reconoce María a lo que Sandra por su parte responde que «si mi hija habla mucho en clase no me sentaré con ella».
Por delante quedan dos años de madrugones, trabajos, exámenes y mucho esfuerzo, pero sin duda, el momento más esperado y bonito para las dos sea el de la graduación, un acto que representará para ambas, el fin de un viaje y el comienzo de otra nueva aventura, aunque ya por separado.
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