MEDIO AMBIENTE
Almería, la provincia más seca, con las desaladoras a medio rendimiento y un futuro incierto
Trece años lleva sin funcionar la desaladora del Bajo Almanzora, inutilizada por una riada, por los retrasos del Gobierno en su reparación
La Junta propone el fin de la sequía en todo el Mediterráneo andaluz salvo en Almería
Almería en el extremo andaluz de la sequía

Las desaladoras se han convertido en una herramienta fundamental para garantizar el suministro de agua, tanto para la población como para la agricultura, en la provincia de Almería. Estas instalaciones son especialmente imprescindibles en la zona del Levante donde a pesar de las últimas ... borrascas, el pantano de Cuevas del Almanzora sigue bajo mínimos, y se mantendrán las restricciones en esta comarca.
Desde Adra hasta Pulpí existen seis desaladoras en la provincia, pero no todas están en funcionamiento y tampoco operan a plena capacidad. Las razones son varias como fallos estructurales, problemas de gestión y altos costes de producción por el precio de la electricidad.
La red de desalación en Almería la conforman en estos momentos cuatro desaladoras dependientes del Estado, a través de Acuamed (Carboneras, Bajo Almanzora, Campo de Dalías y Mar de Alborán), una privada en manos de una comunidad de regantes de Almería (Cuevas de Almanzora) y una municipal, en coordinación con la Junta de Andalucía, en la ciudad de Almería. De estas seis, la de Bajo Almanzora está cerrada y Mar de Alborán no opera a pleno rendimiento. Otros retos pendientes son la ejecución de ampliaciones de la producción en Campo de Dalías y Carboneras.
A estas infraestructuras hay que sumar la consagrada planta Bajo Almanzora II, en Cuevas del Almanzora, prometida por el Gobierno hace décadas. Hasta marzo de 2025, Acuamed se ha demorado en adjudicar el contrato para la revisión de su anteproyecto. La futura planta tendrá una capacidad de producción de hasta 30 hectómetros cúbicos anuales y su construcción busca garantizar el abastecimiento de agua y reducir la extracción de acuíferos sobreexplotados en la provincia.

El caso más grave, la infraestructura estrella para los regantes del Levante, es el de la desaladora del Bajo Almanzora, en Villaricos. La instalación está inoperativa desde 2012 por culpa de una riada. Han pasado trece años y la que era la alternativa al trasvase del Ebro sigue sin aportar una gota de agua en la zona.
La planta tenía que dotar de 20 hectómetros cúbicos a esta comarca. De estos, 15 eran para el riego de hasta 12.000 hectáreas de cultivos y el resto para consumo humano en Carboneras, Mojácar, Los Gallardos, Turre, Veras y Cuevas del Almanzora. Los regantes no esperan contar con esta agua desalada hasta 2026, a pesar de que el Gobierno les avanzó que estaría en servicio en 2024.
A lo largo de los últimos nueve años, la producción conjunta de las desaladoras de Carboneras y Campo de Dalías ha experimentado variaciones anuales. Desde enero de 2016 hasta noviembre de 2024, el volumen total generado ha alcanzado los 609,7 millones de metros cúbicos de agua, de los cuales 388,1 millones corresponden a la desaladora de Carboneras y 221,5 millones a la de Campo de Dalías.
Déficit de agua desalada
Las desaladoras abastecen a diversos usuarios, entre ellos ayuntamientos, comunidades de regantes y empresas privadas. En Campo de Dalías, parte del agua producida se destinada a municipios como Roquetas de Mar, El Ejido y Vícar. En Carboneras, los principales consumidores incluyen a Gestión de Aguas del Levante Almeriense, la Comunidad de Usuarios de Aguas de la Comarca de Níjar y la empresa Endesa Generación.
La Federación de Regantes de Almería (Feral) asegura que en el Almanzora se necesitan 100 hectómetros cúbicos adicionales, «entre la desaladora de Villaricos sin reparar desde hace más de una década, la de nueva construcción donde los trámites la dilatan en el tiempo, el trasvase del Negratín inexistente y los recortes del Tajo-Segura que son cada vez más alarmantes».
En la Comarca de Níjar y Bajo Andarax, el déficit, según los regantes, es de más de 40 hectómetros cúbicos. «Podemos hablar de la desaladora Mar de Alborán, de la parte de la desaladora de la capital que aún no están en marcha, y otros que se conseguirían con las mejoras de eficiencia energética de la desaladora de Carboneras», explica el presidente de Feral, José Antonio Fernández.
En la comarca del Poniente, echan en falta otros 60 hectómetros cúbicos. Se trata de los procedentes de la nueva desaladora que hay que construir en Adra, los de ampliación de la desaladora actual de Campo de Dalías, los que «podrían venir perfectamente de la Balsa del Sapo» y los de las diferentes EDAR de la zona, donde la Junta de Andalucía ha otorgado la concesión «pero aún no están hechos los trámites finales para poder conseguir esas aguas regeneradas».
El papel de las desaladoras en la lucha contra la sequía es cada vez más crucial. En Almería donde apenas llueve, aunque diluvie en el resto de Andalucía, con los pantanos al 10,39% y sin trasvases, estas infraestructuras son una solución real para garantizar el futuro hídrico de la provincia más seca de España.
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