Un Bizum europeo y el euro digital: las armas de la UE para librarse de Visa y Mastercard
El objetivo es recuperar la autonomía estratégica en los pagos, aunque el sector financiero cuestiona que se pueda lograr una independencia total
El BCE impulsa una moneda virtual que despierta dudas en la banca
Bizum tiende la mano a su rival Wero para crear un gran sistema de pagos en Europa
Los bancos hacen gratuitas las transferencias inmediatas

Hacer un pago sin llevar dinero encima es ahora mismo la cosa más sencilla del mundo. Solo hay que sacar la tarjeta o el móvil y acercarlos a una máquina. Lo que probablemente no sepa es que en ese gesto pueden llegar a intervenir hasta ... seis empresas financieras diferentes, además de usted. Y de esas seis, es probable que dos sean americanas. A esa dependencia de Estados Unidos es a lo que ahora quiere poner remedio Europa para tener autonomía estratégica en los pagos que se realizan en el Viejo Continente.
Para comprender el futuro de los pagos en Europa es fundamental entender el entorno del que venimos. En un pago con tarjeta, cada cual tiene un rol. Por una parte está el banco emisor, que es el que emite el 'plástico' al cliente para pagar y, por otra, el banco adquirente, que es el del comercio y el que le proporciona la máquina para cobrar, el famoso datáfono (TPV, técnicamente). Entre medias de estos dos es donde aparece la influencia americana.
Visa y Mastercard son nombres fundamentales en todo esto. Aparecen en la amplísima mayoría de tarjetas que todos tenemos en la cartera. Como norma general, estas dos compañías proporcionan la red de tarjetas, que viene a ser como la autopista por donde viajan los pagos. Todos los bancos tienen acuerdos con ellas y les pagan comisiones.
También está en paralelo el esquema de pagos, que establece las normas y estándares que regulan las operaciones. Si el pago es entre actores nacionales, entra en juego la empresa Sistema de Tarjetas y Medios de Pago (que nació de la fusión de Servired, 4B y Euro 600); si hay un actor internacional, el esquema que se usa es el de Visa y Mastercard. Luego está también el procesador de los pagos. Si la red de tarjetas es la autopista, el procesador es el vehículo a través del cual se gestiona la transacción. En España esta función la hace mayoritariamente Redsys, aunque también pueden intervenir Visa y Mastercard.
Esto aplica en un pago normal con 'plástico'. Pero ahora cada vez más el móvil se ha convertido en la nueva herramienta de pago. En gran parte de las transacciones que se abonan con el 'smartphone' entra también Estados Unidos, porque se realizan a través de billeteras digitales donde el cliente guarda su tarjeta y paga a través de ahí. En estas billeteras, los reyes son Google Wallet y Apple Pay, según el sistema operativo del teléfono.
¿Es posible reducir la intervención de empresas de EE.UU.? Sí, ya que sí que existe una red doméstica para que no haya que pasar por la de Visa y Mastercard, pero, según fuentes de mercado, eso en la práctica no resulta útil por la configuración de las propias tarjetas, los bancos, los datáfonos y las preferencias de los comercios. Estas dos empresas tienen en la universalidad y su escala sus principales puntos fuertes: sirven para todos y en todo el mundo. «Actúan casi como un duopolio», dicen en el sector financiero, con lo que participan, directa o indirectamente, en la mayoría de las operaciones de pago europeas.
Europa tiene parte de responsabilidad en la dependencia de EE.UU. ya que Visa Europe se vendió a la matriz americana
La dependencia de EE.UU. en los pagos en enorme y Europa tiene responsabilidad en haberse dejado envolver. Hace más de una década, Visa en el Viejo Continente era de los bancos europeos y se vendió todo a la matriz americana de Visa. Las dudas sobre la pérdida de soberanía ya surgieron entonces en la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE), pero acabó aprobándose. «Entonces se pensaba en EE.UU. como un socio fiable. Ahora ya no lo vemos tan así», apuntan en el sector, deslizando que aquella operación pudo ser un error.
Las cifras de tarjetas dan una muestra de cómo ha explotado su uso entre la población. Solo en España hay unos 93 millones de tarjetas y algo menos de tres millones de datáfono; al año se realizan unos 9.000 millones de operaciones en estas máquinas por un importe inferior a 300.000 millones de euros. Un 20% del PIB español se mueve cada año en pagos con tarjeta. Y en gran parte de ese negocio entran Visa, Mastercard, Google y Apple.
El sector financiero y los Estados miembros de la UE son plenamente conscientes de la dependencia excesiva de estos actores, más aún ahora que Estados Unidos se ha destapado como un enemigo comercial. Bajo este clima de desconfianza se ha potenciado la idea en el Viejo Continente de que hay que desligarse, en parte, de los americanos. «La aspiración es quitarse de en medio a Visa y Mastercard. Pero nunca podrás hacerlo, podrás quitarles parte del negocio en Europa, depender menos», indican fuentes financieras.
Para lograr esa autonomía e independencia europeas, en Europa avanza por dos vías. Y ahora la previsión es que ambas se aceleren en los próximos meses para sentar las bases de un sistema de pagos comunitario de europeos para europeos. La primera de ellas pasa por un Bizum comunitario y la segunda por el euro digital.
Bizum europeo
La apuesta de la banca es el Bizum europeo. Cuando usamos Bizum, la tecnología que se usa es, a 'grosso modo', la de las transferencias inmediatas. No se requiere tarjeta sino una cuenta bancaria y un número de teléfono. Su éxito en España es rotundo: más de 28 millones de usuarios, y 35 'bizums' al segundo. En 2024 se hicieron, por ejemplo, 1.100 millones de operaciones.
La plataforma española es capaz de dejar fuera por completo a los operadores americanos y poco a poco se extiende por Europa. Ya se conecta con Andorra, y lo hará en breve con Portugal e Italia. Su intención es conectarse con las soluciones del resto de países comunitarios para, por una parte, poder enviarse dinero de manera inmediata en el Viejo Continente y, por otra, hacer pagos en cualquier punto de la UE. «Bizum ya va cogiendo tracción para pagar en comercios», dicen fuentes del sector.
Dependencia de EE.UU.
En la mayoría de pagos en Europa intervienen de una forma u otra Visa y Mastercard por la red de tarjetas, y cada vez ganan más peso Google y Apple con sus billeteras digitales.
El Bizum europeo
La española Bizum lidera la iniciativa para conectarse con todas las demás soluciones de otros países europeos. Al usar la tecnología de transferencias, es capaz de dejar fuera a los actores americanos.
Euro digital
Es la apuesta del BCE, funcionaría online y offline, y serviría en toda Europa. Los bancos dudan de que aporte valor al consumidor y todavía está pendiente de que se desarrolle la normativa por parte de la UE.
Un objetivo ambicioso que se topa con el Bizum de Francia y Alemania, llamado Wero, cuya aspiración inicial es ser hegemónica en todo el continente. Pero la plataforma española tiende la mano: «Bizum trabaja para construir un sistema europeo de pagos unificado a través de la interconexión de las soluciones europeas ya existentes y de otras en fase de desarrollo y despliegue, como Wero. Para ello, se mantienen los contactos necesarios entre soluciones que buscan explorar vías de colaboración».
Bizum, desde 2024, está haciendo fuerza para avanzar hacia ese sistema europeo. Fuentes financieras desvelan que está en conversaciones para interconectar sus sistemas con los de Austria, Finlandia, Grecia e Irlanda, además de los posibles contactos con Wero.
Euro digital
La otra pata es el euro digital, impulsado por el BCE. A finales de este año ya deberá empezar a decidirse o no su lanzamiento, aunque antes deberá estar la regulación de la UE. El euro digital sería complementario a ese Bizum europeo, aunque hay dudas de su implantación.
Fuentes financieras señalan que la banca recela de que pueda aportar un valor real a los consumidores, y duda de que sea necesario cuando ya habrá otro tipo de soluciones de pago en marcha. El objetivo de esta divisa digital es que la UE gane autonomía estratégica frente a los actores de Estados Unidos, y entre sus virtudes estaría que funcionaría tanto online como offline y sería universal en toda Europa.
En cualquier caso, la pelota está en el terreno político en lo que respecta a ambas vías. En lo que concierne al Bizum europeo, en los países hay consenso en la necesidad de buscar una solución continental con la que facilitar los pagos y ganar independencia frente a los norteamericanos, especialmente Visa y Mastercard, pero sí que se generan tensiones sobre la fórmula. Dudas similares surgen en algunos círculos políticos y financieros sobre el euro digital, que deberán dirimirse entre los Estados miembros.
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