El presidente de los geriatras: «Ni Madrid ni ninguna otra comunidad abandonó a los mayores»
José Augusto García Navarro no tiene constancia de que existieran «protocolos de la vergüenza»
La izquierda lanza los muertos de la pandemia contra Ayuso y la presidenta exige que «dejen de retorcer el dolor de las víctimas»

Las muertes por Covid-19 de mayores que vivían en residencias durante los peores momentos de la pandemia siguen siendo objeto de reproches políticos cinco años después. A ello se suma el baile de cifras de fallecimientos en estos centros entre los distintos organismos que ... lo computaron. El Gobierno, a través del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), empezó a publicar a finales de 2020 estas estadísticas y dejó de hacerlo en febrero de 2023. Contabilizó más de 35.000 decesos de mayores con el coronavirus confirmado, o sin confirmar pero con síntomas compatibles. Sin embargo, aunque la mayoría de las autonomías notificaron las muertes con sospecha de Covid de las primeras semanas en las que el virus estaba en circulación y no había pruebas para confirmarlo, otras como Asturias o la Comunidad Valenciana no comunicaron ninguna. Esto, considera José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, impide tener una radiografía real sobre el impacto que la enfermedad tuvo en los centros. Pero la actuación de los servicios sanitarios de todas las comunidades autónomas, defiende, tenía el mismo objetivo: salvar vidas.
-¿Podemos saber exactamente cuántos mayores fallecieron en residencias?
-No, no hay cifras reales, podemos hacer estimaciones. El Imserso hace la primera estadística de muertos por Covid en residencias el 1 de noviembre de 2020, cuando el confinamiento empezó el 14 de marzo. Y eso ocurrió porque el sistema de información de servicios sociales en este país es inexistente. Y por cierto, cinco años después continúa siendo inexistente, no hemos aprendido nada. Si ahora mismo preguntamos cuántas personas han tenido una caída en residencias en el último mes, no nos lo saben decir.
Y además se suma que en la primera onda los test y PCR para diagnosticar el virus al último sitio al que llegaron fue a las residencias. Los mayores se morían y no se sabía si era de Covid porque en las residencias no había pruebas, mientras en los hospitales sí había.
Y no es normal que cinco años después las cosas no hayan cambiado. Hay 480.000 personas que viven en residencias de mayores y tenemos que darles más atención. Y también más financiación.
-¿Fueron estas personas mayores a quienes más afectó la pandemia?
-Sin ninguna duda. Más de la mitad de las personas que fallecieron eran personas mayores, y además muy mayores, de más de 75 años, con múltiples enfermedades crónicas. Las personas que viven en residencias tienen más de nueve enfermedades crónicas activas y consumen más de once fármacos diferentes diarios. Pero además las personas que más fallecieron en sus domicilios, sin estar en residencias, también fueron las más mayores y con más patologías.
El virus afectó a las personas más débiles, con más fragilidad y con menos reservas para hacer frente a una situación de enfermedad. Y si vienen nuevas epidemias en el futuro pasará lo mismo: afectará sobre todo a los más mayores, porque son los que tienen menos capacidad de hacerle frente.
-¿Cómo se atendía a esos mayores en las residencias en los peores momentos de la pandemia?
-Aquí hay un tema muy importante y es que la atención sanitaria en las residencias de mayores la tienen que hacer los servicios sanitarios. Las residencias no eran las responsables de la atención sanitaria, sino los servicios sanitarios.
En la primera onda de coronavirus era tal la demanda que había de servicios sanitarios en hospitales, servicios de urgencias y residencias que estaban colapsados todos los servicios sanitarios. Eso provocaba demoras en la atención o personas enfermas esperando en pasillos, como pasa en todas las crisis de epidemias. Se atendió a las personas mayores con todos los recursos disponibles, el problema era que la demanda que había era muy superior a la posibilidad de atención real. Y no solo en las residencias, si esas dos primeras semanas ibas a los servicios de urgencias de los hospitales estaban todos colapsados, con personas en pasillos, sin poder atender, sin respiradores...
-¿Pero hubo, como se dice de Madrid, comunidades que abandonaron a sus mayores?
-No, ni Madrid ni ninguna comunidad abandonó a los mayores de forma voluntaria. Puede haber casos puntuales en los que se hiciera eso por, por ejemplo, alguna negligencia del profesional. Y esos casos hay que denunciarlos. Pero no ocurrió de forma masiva, se atendió como se pudo a todo el mundo.
-¿Y cómo era esa atención?
-Tenemos un sistema sanitario absolutamente disgregado y cada comunidad dio la atención como creía razonable. Por ejemplo, en Madrid, había equipos de geriatría de enlace, geriatras que trabajan en los distintos hospitales que se encargaban de valorar a los pacientes afectados por Covid en las residencias. Estos equipos analizaban cómo estaba la persona y valoraban si el tratamiento se le podía dar en la residencia o si lo llevaban al hospital. Los equipos trataban de individualizar y personalizar la atención y valorar si se podía tratar en la residencia o no para dar siempre la mejor atención a cada paciente.
Cataluña lo que hizo fue activar a equipos de Atención Primaria para que atendieran a los pacientes de las residencias y siempre que se pudiera los trataran ahí y cuando no, derivarlos al hospital. Pero siempre que se pudiera tratarlos en las residencias porque un hospital colapsado con muchísimas enfermedades era mucho peor para esas personas si se les podía tratar en las residencias.
Cada comunidad hizo lo que le parecía razonable pero nadie dijo que había que dejar caer a los mayores, sino que la enfermedad superó la situación. Se valoraba a las personas individualmente y si se podían tratar en las residencias se quedaban ahí y si no se podía porque por ejemplo el centro no tuviera el personal sanitario necesario se les llevaba al hospital.
-¿Tienen conocimiento de que en alguna residencia no se derivara a los pacientes al hospital pese a no contar con el personal sanitario necesario para atenderlos?
-No, no tenemos conocimiento. Igual que no hemos visto esos famosos protocolos de la vergüenza que se supone que hubo en Madrid. Nosotros no los hemos visto. Y además los protocolos no se pueden aplicar de forma masiva a las situaciones clínicas, hay que hacer una valoración individualizada. Un protocolo no sirve para decir si una persona va o no va al hospital, hay que valorarlo individualmente, y eso es lo que trataban de hacer los equipos.
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