C. Tangana: «Quiero utilizar mi vida para hacer algo bonito»
El cantante presenta su primer proyecto como director, 'La guitarra flamenca de Yerai Cortés', un relato sobre el flamenco contado a través de la vida personal del guitarrista
C. Tangana presenta su debut como director en el Festival de Cine de Sevilla: «ha sido muy bonito estar pendiente de otro por primera vez»

Un viaje por el mundo del flamenco contado en primera persona. Eso es lo que pretende Antón Álvarez- también conocido como C. Tangana- en su primera vez al frente de la dirección de una película, 'La guitarra flamenca de Yerai Cortés'. Un relato íntimo, en ... el que el guitarrista, acostumbrado a plasmar sus sentimientos en las cuerdas de su instrumento, los exterioriza y les pone nombre y apellido, permitiendo al espectador conocer su historia, la que cautivó a Tangana. El documental recibió la Mención Especial en la sección New Directors de San Sebastián, donde se estrenó. El pasado sábado se presentó en Sevilla, como parte del Festival de Cine Europeo. Algo que el protagonista del filme celebraba con orgullo, al ser Sevilla y Andalucía la cuna del flamenco. Parten de la base de «comercializar el flamenco que no se comercializa», en una película donde la historia ha sido la que ha marcado la música. Un baile entre escenas muy visuales de actuaciones que parecen improvisadas y testimonios personales, que permiten conocer las raíces de Cortés.
Las ganas de acercar el flamenco al público general es lo que quisieron transmitir en la tarde del sábado. Una jornada que dejó clara la complicidad de este dúo que a priori tan dispar parece, pero que une la pasión y el amor por querer hacer arte.
¿Cómo se pasa a la acción a la hora de querer realizar este proyecto y que esté bajo el mando de Antón?
Antón Álvarez (AA): El primero que dice que hay que contarlo es Yerai. Yo siento que cuando el me ve fascinado por su historia, me elige. Me lo insinuaba y ya a los días dijimos que había que hacerlo. El tenia claro que esto había que contarlo. Se que yo he intervenido en el camino en cómo hacerlo y en qué cosas fijarnos, pero me siento elegido por Yerai. Le faltaba una herramienta más para terminar de hacerlo y he sido yo.
¿No le daba reparo embarcase en este proyecto, su primero como director, siendo además algo ajeno a su persona y sobre un amigo?
(AA): Eso siempre ha sido un salto muy grande. Afortunadamente, Yerai que parece que ha estado siempre en terapia, ha sabido lidiar conmigo y con sus inseguridades, familia, miedos... Incluso darme el ánimo que muchas veces necesitaba y ponerme por el camino correcto que había que seguir en este proceso.
Acostumbrado a expresarse con la Guitarra, ¿Cómo ha sido esta exposición en la que se ha tenido que abrir en canal y donde ponía en el punto de mira a su propia familia? ¿Tenía miedo de esa responsabilidad que ellos han depositado en usted para contar su historia que también, en parte, es la suya?
Yerai Cortés (YC): Todo parte de la exposición que sabes va inerte en cualquier cambio. Quería que saliera mi familia y quería que eso se contara; en ningún momento ha sido algo que no se planteara desde el principio. Es cierto que no me imaginaba cómo iba a ser y en lo que se iba quedando, porque se ha improvisado mucho y cuando yo veía cosas de mis padres lo único que quería era que nadie de puertas para dentro se enfadara, pero en sí contar la historia no era tan importante. Mucha gente que soy valiente por exponerme de esta manera , lo cual me ha impactado; yo no soy valiente por conta la verdad. Estamos acostumbrados a maquillar las realidades y que todo vaya para dentro. Pero ha sido muy bonito.
El formato del documental es muy narrativo, respaldado en que está grabado en analógico y que los sonidos no están pulidos. ¿Creen que estos eran los elementos necesarios a la hora de contar el flamenco? Que al final tiene gran parte de lo que va surgiendo
YC: Sí, es lo que hoy se conoce como «ASMR», que para mí es que suene lo que es la imagen, la vida. Desde una silla arrastrándose a yo tocando la guitarra. Yo siempre he dicho que a mí me gustan los discos que supuestamente están «mal grabados», que a lo mejor ni tienen tantos recursos. Es muy guay escuchar a un cantaor o un guitarrista como humanos; haciendo lo que hacen, no solo lo que cantan. Están vivos y se tocan, mueve el pie, tose… Yo estoy acostumbrado a que cuando he ido al estudio me han puesto una alfombra para que el pie no sonara. Aquí directamente nos hemos puesto micros en los pies.
Y en cuanto al abandono de lo digital
AA: No hay un abandono total, pero sí hay una decisión que, al igual que Yerai quiere que en el flamenco las cosas sucedan, Yo le explico que si vamos con una cámara de 35mm hay que cargar las bobinas, que tiene una duración de 8 minutos y él no duda en decirme que es esa la forma en la que tenemos que hacerlo. Todo coincide con esa idea de estar haciendo algo que tiene que ver con el mundo y con el momento, no es una cosa que se pueda diseñar poco a poco y corregir. Encapsular algo que ha sucedido en la realidad, en la vida, y eso es una forma de autenticidad. Hasta físicamente la propia película al mandarla a revelar, si se jodía, la película se jodía.
Bueno también es lo que le da emoción al proyecto
AA: Desde luego, es una forma completamente distinta de trabajar, no hemos podido renunciar del todo a lo digital pero hemos tratado de respetar esa esencia y toda la peli esta grabada en 80% en 16 mm y 35 mm. Nadie te recomienda hacerlo así, es una locura. Teníamos un código con los directores de fotografía para darle al REC. Si alguna vez hago una película, a lo mejor lo hago en digital, pero tengo claro que si hay otro documental probablemente vuelva a utilizarlo. Es otra forma de vivirlo.
Siguiendo con la belleza, que tanto le da el grabar en analógico, la fotografía del documental es impresionante, que a su vez intercalabais con testimonios. ¿Han querido en este sentido que el producto sea visualmente bonito como parte de la esencia tan bella intrínseca en el flamenco?
AA: Sí. Ha sido un intento de ponernos románticos. Borges decía que el poeta no puede ser poeta de ocho a cinco ni de seis a ocho, el poeta no puede hacer descanso para la siesta, lo es 24 horas al día. La película es eso también, trata de vivirlo en su totalidad. Si estamos teniendo una conversación en el barrio, eso también tiene su poesía y podemos hacer una superesecena, montando un set gigante y que eso sea super poético y podemos hacer eso mismo un día en la plaza. La belleza está ahí.
Para terminar, ambos vienen de otros mundos. Diría que más que cantante o ahora director, ¿se define como artista que al final lo que quiere es crear, expresarse de la forma que sea?
AA: Yo lo que quiero es vivir esta vida, que me pasen estas cosas. Antes sí que lo pensaba en el término de «quiero hacer esto» y ahora es más en «quiero estar haciendo este tipo de cosas». No hace falta llegar a un fin. Si esta película no la hubiera terminado, si no hubiera acabado el ultimo disco, daría igual. Lo importante es que la vida me permita que todo el rato esté dedicándome a esto, que no sé muy bien lo que es, pero que tiene que ver con escribir canciones, apasionarme con mis amigos, utilizar mi vida para hacer algo bonito, utilizar mis penas para hacer algo poético, exponerme al mundo.. es ese cúmulo de cosas; un estilo de vida. Conseguir mantener eso el mayor tiempo posible y no acordarme que por el camino estamos trabajando.
Y Yerai, ¿se ve embarcándose en otros proyectos en los que no se hubiera imaginado?
YC: Una de las cosas que más me gustan de este proyecto es que, como le decía a Antón, ni él dirige ni yo soy guitarrista solista, así que algo malo saldría de ahí (ríe). Tal y como avanzábamos en el documental nos íbamos conociendo, íbamos aprendiendo cada uno de sus cosas. Ha sido muy bonito.
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