Reloj de arena
Rafael Almarcha Pardo: Del coro al caño del éxito
A Rafa Almarcha el éxito y la fama lo han llevado a los lugares más convenientes y también a los menos aconsejables

Así se puede resumir su historia profesional. Salió del coro y se fue directo al caño de agua pura, cristalina y fresca del éxito . Ha recorrido medio mundo cantando y festejando el ambiente. Siempre así. Siempre así de unidos ... en lo bueno y en lo mejor, en lo chungo y en lo regular. Pero siempre así, como un pacto de sangre donde se puso por testigo a la amistad .
Se conocieron en el coro de Triana . Y con el coro de Triana el mundo se quedó pillado por las atmósferas que en el escenario son capaces de crear: desde la revoleá de la fiesta hasta los pellizcos al corazón de las letras rocieras. Treinta años cumplirán en 2022 . Y tienen más platinos en sus vitrinas que los tabiques de algunas narconarices del cártel de Medellín.
Rafa Almarcha pasa por ser el líder de esta banda de chicos y chicas que han perdurado en lo alto de la colina del éxito pasada la efervescencia de los coros. Rafa nunca reconocerá que tiene cabeza para serlo y alma para sentirlo. Pero es el referente de un grupo que lo mismo ha cantado en la plaza de Medellín que en un retirado poblado de Senegal. Pero estas cosas es mejor explicarlas piano, piano.
Rafa Almarcha se impregnó de los aires de fiesta en la casa familiar de Castilleja . Los domingos de Resurrección la casa se abría para convertirse en un teatro con un cartel de artistas de primera línea: el Turronero, Doñana, el Lebrijano, los Romeros de la Puebla … Su hermano Jesús estudió guitarra. Y Rafael se fijó en los acordes y los repetía hasta llegar a dominarlos.
Con 14 años y rodeado de yogures con sabor a fresa y melocotón se hizo cargo del coro del colegio de Santa Ana. Con dos años menos ganó su primer concurso de canciones en un campamento de ronda con un tema de Jean Bautista Humet. Y en el pabellón del Real Madrid de baloncesto quedó finalista de los Grammys españoles para disgusto de su padre. El premio se lo llevó, muerdan esta, Antonio Gala , al que Clara Montes le musicó unos poemas.
Cuando el conductor de la gala hizo público el fallo del jurado, el padre de Rafael, con voz caracolera para la fiesta y los fandangos, se marcó uno que no salía del fuera, fuera, fuera, tongo, tongo, tongo. Rafael echó de menos un agujero para esconderse. Pero el tema que defendió en aquel premio, «Si los hombres han llegado hasta la luna», lo hizo suyo Gilberto Santa Rosa , el caballero de la salsa, un portorriqueño que pegó tal bimbazo con el tema que más que a la luna llegó a Marte. Siempre así no se quedó atrás y le ganó tres discos de platino a la canción…
Tres discos de platino
Por aquellos tiempos universales y expositivos del 92, con la isla del tesoro cartujana hasta las trancas y la ciudad en plena gozadera, se hicieron familiares cantando por los bares más juveniles y ruidosos: la Joyanca, El Trabuco, El Quorum… Cierta lograda fama les precedía. Y Joserra Halcón , productor de un musical infantil para la tele con Gonzalo García Pelayo , lo contrató para que fuera el compositor y director musical del programa. Y Rafael arregló la música y su vida.
Porque con el dinero de la tele grabaron el primer disco: 'Siempre así' . Funcionó estupendamente. Pero el que iba a volver loco a sus seguidores fue 'Mahareta' , un elepé que estaba loco por el éxito y se llevó tres discos de platino . A partir de entonces empezaron a subir como suben las palomitas de maíz en el tostadero.
Y volaron tan alto que cantaron para Jimy Carter, Lenin Moreno , presidente de Ecuador, José María Aznar , que se hizo una foto en las Azores que fue muy comentada; y para empresarios y financieros como Plácido Arango, Jesús de Polanco, Isidoro Álvarez , las Koplowitz, la duquesa Cayetana de Alba y la Familia Real española . Años antes animaban la Joyanca; en un abrir y cerrar de ojos fueron los artistas invitados en la embajada yanqui y las bodas de las infantas.
A Rafa Almarcha el éxito y la fama lo han llevado a los lugares más convenientes y también a los menos aconsejables. Su amigo Carlos Mejía Godoy se empeñó en que conociera los volcanes activos de Nicaragua, sin que Rafa tuviera necesidad de pasar ese mal rato.
'Misa de la Alegría'
Otra clase de volcán entró en erupción en sus ‘asaúras’, cuando en Dakar fueron a grabar los coros del disco de la 'Misa de la Alegría'. Le colocaron un coro de africanos de religiones variadas: desde animistas a islámicos y católicos. Rafa se conformaba con que aquellos chicos le hicieran el olé, olé, olé, olé de rigor. Pero no pudo contener las lágrimas de la emoción cuando la cantaron entera, de pe a pa, en perfecto castellano y con el mismo compás que la gente de Villamanrique.
Por las carambolas de la vida, en Miami, en un casoplón en Palm Beach, el actor Larry Hagman que interpretaba al malvado Jota Erre en la serie Dallas, les pegó un repaso jugando al billar americano. Y en la p laza de toros de Medellín , en un concierto patrocinado por la cerveza Brava, solo para bebedores valientes, vio cómo una lluvia de latas pasaba por lo alto del escenario, en un juego improvisado del público que se las pasaban de tendido a tendido.
El año que viene cumplen treinta años juntos. Pese a volcanes y cervezas con alas, Rafa sigue siendo el mismo de siempre , el chaval listo y currante que admiraba a su padre cuando se arrancaba por Caracol. Él se arrancará en solitario este año con un disco titulado 'Ha nacido un nuevo sol' , la luz tras la oscuridad pandémica. Para que nada cambie y todo sea como aquel año en el que fue del caño al coro del éxito…
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