sevilla
Casi el 40% de los sevillanos que acuden a Proyecto Hombre por adicción a los porros es menor de edad
Según el director del programa Proyecto Joven, «hay niños de 13 años que ya fuman marihuana»
Junto con el cannabis, las sustancias que más se consumen entre la juventud sevillana son el 'eme', el 'popper', el gas de la risa y la cocaína
La opinión de Adriano: Allá tú
Hombre, de más de 31 años y cocainómano, el perfil del drogadicto sevillano
Inundaciones en Sevilla y el resto de Andalucía, en directo: última hora del desbordamiento del Guadalquivir, carreteras cortadas y estado de los embalses

Los jóvenes le han perdido el miedo a las drogas. El abanico es cada vez más amplio en cuanto a las sustancias que se ingieren y el consumo se adelanta de forma vertiginosa. En Sevilla, de los consumidores de cannabis tratados por Proyecto Hombre, el ... 83% tiene menos de 30 años, y el 38% es menor de edad. No hay un perfil concreto sociocultural y económico, ya que se trata de una autentica epidemia en la juventud.
Hay cada vez menos miedo al THC —principal constituyente psicoactivo del cannabis—, que se produce desde más temprano y más joven. No se percibe el daño que causa el consumo de porros porque no hay consecuencia de forma inmediata. «Es una ruleta y puede darte un brote psicótico con muy poco consumo». explica Iván Fernández, director de Proyecto Joven.
Tal y como explica Fernández, no existe un patrón entre los consumidores de las 73 familias a las que atienden actualmente en su programa. «No hay un perfil definido del consumidor. A nosotros acuden personas de todo tipo de ambientes que han detectado una situación de dependencia en sus hijos y que están preocupados por ello». De hecho, desde la asociación hacen mucho hincapié en la prevención mediante charlas formativas en centros educativos, tanto públicos como concentrados y privados.
«Sí que se observa esa pérdida de miedo a las sustancias en edades más tempranas», declara el director de Proyecto Joven. En ese sentido, explica a este periódico que antes las charlas preventivas se solían realizar a comienzos de la Educación Secundaria, ya que creen que 3º de la ESO (15 años) es el momento de plena adolescencia y en el que más riesgo corren los menores de iniciarse en el consumo. Ahora, dado que ese consumo se produce cada vez antes, es por lo que dan charlas a niños de 5º y 6º de primaria (11 y 12 años). «Hay niños de 13 años que ya fuman porros, por eso creemos que cuanto antes se actúe para prevenirlo mejor», declara Fernández.
Sustancias aparentemente inofensivas
Desde Proyecto Joven admiten que el popper y el gas de la risa o 'globo' se está percibiendo en edades muy tempranas. Especialmente la primera es de las que más se usa entre los jóvenes de Sevilla y del resto de Europa. El popper es una sustancia líquida que viene en pequeños botes. Se empezó a comercializar como limpiador e irrumpió en el mundo de la noche como una droga popular entre la comunidad homosexual. Su composición está formada por óxido nítrico, un gas que tenemos de forma natural en el cuerpo y lo usamos como vasodilatador. Entre los efectos de esnifar este líquido está la sensación de mareo y calor en la cabeza, produciendo una sensación de leve estrangulamiento durante unos minutos. Esa impresión se produce debido al ensanche de las arterias, que hace que el oxígeno no llegue a las células. El acceso al popper está tan extendido que se puede incluso pedir a domicilio a través de páginas web dedicadas exclusivamente a su comercialización o en tiendas de productos eróticos. En muchos países europeos como Francia se puede comprar directamente en los estancos.
Su consumo está tan normalizado y extendido que hay quien lo ingiere directamente por la boca al presentar resistencia a la sustancia; una práctica que resulta muy peligrosa, ya que, al ser corrosivos para el aparato digestivo, pueden producir un cuadro grave de desoxigenación de la sangre. Además, se trata de un producto altamente inflamable. Julia, de 21 años, estaba en un grupo en el que se consumía esta sustancia y, sin darse cuenta, le salpicó en el brazo. «Alguien se encendió un cigarro a mi lado y, acto seguido, tenía el brazo envuelto en llamas», comenta. Es también muy peligroso para la vista.
El gas de la risa (óxido nitroso) está creciendo en popularidad en su uso como droga, aunque bajo control médico se utiliza para sedación y alivio del dolor, así como para otros usos comerciales. Esta sustancia se presenta en pequeñas botellas o bombonas, de las que se inhala mediante una boquilla o globo. Al inhalarse el gas provoca un estado eufórico y alucinaciones cuyos efectos comienzan a aparecer en menos de un minuto, pudiendo durar hasta cerca de una hora dependiendo de la dosis y de la persona. El gas de la risa es erróneamente considerado algo inofensivo, ya que su uso prolongado puede provocar graves problemas neurológicos e incluso la asfixia. El pasado mes de enero, la Policía Local intervino medio centenar de botellas de esta sustancia a un hombre que circulaba por la Avenida de Andalucía de Sevilla haciendo cambios bruscos de carril mientras consumía gas del risa al volante.
El consumo de cocaína comienza antes
Otra de las drogas más extendidas en la noche sevillana es la popularmente conocida como 'eme' (MDMDA), que se mueve ya en ambientes de chicos que ni siquiera llegan a los 20 años. Esta sustancia es sintética y empatógena (sustancias psicoactivas que producen efectos emocionales), funcionando también como estimulante y provocando en su consumidor un efecto de euforia, «buen rollo» y vínculo. El 'eme' se puede encontrar de varias maneras. Suele comprarse directamente en piedra que se desmenuza e ingiere. También hay quien lo disuelve en bebidas alcohólicas e incluso esnifa la piedra directamente, algo muy peligroso, ya que pueden encontrarse cristales en su composición. Al igual que tomarlo impregnado en el dedo, pues no se controla bien la dosis.
Sus principales riesgos son la ansiedad y el golpe de calor que se agrava en el contexto de las fiestas en las que se suele consumir, puesto que al mezclarse con alcohol favorece esa hidratación. Asimismo, produce una afección al sistema cardiovascular por su papel de estimulante. Antón Gómez-Escolar, psicofarmacólogo y escritor especializado en drogas, explica en sus publicaciones que no es tan adictiva la sustancia en sí como la sensación que produce en el contexto en el que se toma, de forma que muchos jóvenes no conciben la fiesta sin consumirlo, tal y como puede pasar con el alcohol.
La cocaína podría definirse como la droga por antonomasia, presente en todos los ambientes y sectores. Se trata de un fuerte estimulante que se obtiene a partir del procesamiento químico de las hojas del arbusto de coca. El consumo de esta adictiva droga puede ser fumado, inyectado o esnifado, siendo esta última la forma más extendida. Drogas como la heroína, populares en las últimas décadas del siglo XX, marcaban físicamente mucho al consumidor. «El consumidor de cocaína puede pasar desapercibido, hacer vida normal durante la semana y luego consumir en fin de semana», comenta Iván Fernández.
Esta sustancia era principalmente consumida en ambientes más adultos. No obstante, se observa un aumento de su consumo en personas más jóvenes. En 2023, entre los atendidos por Proyecto Hombre en Sevilla, el 37% de sus consumidores eran mayores de 45 años; el 36%, entre los 31 y los 44 años, y el 27%, menor de 30 años (sólo el 1% eran menores de 18 años). Entre sus principales riesgos está la fuerte adicción que produce y la actuación que esta provoca en el sistema neuronal y cardiovascular, aumentando altamente la tensión. Explica Gómez-Escolar que la cocaína provoca que el corazón bombee más fuerte y rápido, a la vez que se le está privando de oxígeno, lo que daña gravemente el tejido cardiaco.
Ante el temprano consumo de drogas, en Proyecto Hombre han adelantado sus charlas preventivas a niños de 11 y 12 años
En la provincia hispalense también se esta popularizando entre los jóvenes —aunque en menor medida— la cocaína rosa o 'tusi', cuyo precio es muy elevado respecto a otras sustancias. Este polvo con un atractivo color rosado se consume especialmente en festivales y entre sectores más familiarizados con las drogas. Según los análisis de Energy Control, plataforma dedicada a la disminución de riesgos en el consumo de drogas respaldada por el Ministerio de Sanidad, esta sustancia puede comercializarse con diversas composiciones, aunque en la mayoría de los casos se trata de una mezcla de MDMA, ketamina y cafeína. Uno de sus principales riesgos es precisamente el desconocimiento de su composición, por lo que sus efectos dependerán de la mezcla.
La triste realidad es que el consumo de drogas está tan extendido que cualquier joven sevillano puede llegar a estas a través de amigos y conocidos. Para el eme y la cocaína, sus consumidores suelen tener un contacto fijo. Normalmente el comprador le escribe un mensaje y se dirige a su casa, donde se produce el intercambio. Si no, «siempre están las Tres Mil, donde se puede conseguir lo que sea fácilmente», explica Juan, un joven de 23 años que admite haber ido él mismo a por porros a esta barriada del Polígono Sur cuando le ha fallado su contacto usual. En cuanto a los precios que pagan por su consumo, el gramo de eme ronda los 25 euros y la cocaína, los 60 euros. «La cosa es que la cocaína, al ser polvo y esnifado, se estira mucho más, por lo que hay gente que recurre a ella aun siendo más cara», explica el joven.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete