La ventana indiscreta
La fiesta de lo cutre
Loquillo dijo en su día que sobre el rock español pesa el cliché de la cutrez, un poco lo que salió a pasear en los Goya, que por mucho Bisbal y 'se acabó', siguió sin glamur, con olor a patatas bravas
Inés Hernand denuncia una 'mano negra' en el Consejo de TVE: «Hay gente que quiere que no esté»

Si a España la escribiera Estados Unidos, Inés Hernand gritando «icono» al presidente sería como Marilyn Monroe cantando el cumpleaños al «Mr. President». Claro que ponerlas en la misma escala sería de por sí un delirio, porque hay que tener imaginación para que vocear a Pedro Sánchez ... pase por el susurro con el que la ambición rubia le murmuró a Kennedy el 'Happy Birthday'. Y sin eructos.
Al otro lado del charco la traición de Antonio Tejado a su tía se vestiría con esmóquin y sería como la de Capote a sus cisnes, sofisticada. Aquí nos conformamos con un guión parecido a lo que hubiera escrito 'Sálvame', que en paz descanse, aunque lo de María del Monte se lo escribe ella mejor que nadie. «Yo no sé lo que parece indicar y Dios me libre de pensar lo que parece indicar porque estaría saltándome la justicia de mi país y no es mi sistema», sentenció la cantante. Cuando le preguntaron si, por eso de que es artista y sevillana, sospechaba algo, ella no esquivó como regateó Brahim a los alemanes del Leipzig, ella atajó, como hacen las más grandes: «Quiero atajar esa pregunta de una vez por todas. Sospechar es injusto, y yo creo en la justicia». Se inclinó como en una reverencia pero le faltó tirar el micrófono, aunque eso ya lo había hecho Obama.
Loquillo dijo en su día que sobre el rock español pesa el cliché de la cutrez, un poco lo que salió a pasear en los Goya, que por mucho Bisbal y 'se acabó', siguió sin glamur, con olor a patatas bravas. En París, con la Torre Eiffel de fondo, posó hace unos días el reparto de 'Dune 2' como si fueran los protagonistas de un anuncio de perfume caro. Todos guapos, todo lujo. Aquí van los de Estopa, con sus camisetas y su rasta, y asaltan para una foto a Sigourney Weaver, que como es buena actriz fingió emocionarse, con los fans patrios y sobre el escenario, sin saber cómo en casa le estropeaban su discurso por ahorrarse el traductor simultáneo.
Lo que pasó en los Goya debió quedarse allí, para evitarnos escuchar que la última película que vio Sánchez fueron «muchas», o a Amaia, que le hablaron de Ortega y Gasset y preguntó: «¿Ortega y? ¿Quién es Gasset?». Suerte que estaba Hernand: «Es un médico. Es un filósofo. Está muerto, no pasa nada». Todo muy de andar por casa. Con zapatillas a cuadros, o gotelé, y un sofá con estampados para homenajear al de siempre, por si acaso.
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