LA ALBERCA
La siguiente sequía
El problema del agua en Andalucía es estructural y hay que mantener las alarmas encendidas

Se nos acusa a los periodistas de ir detrás de una información cuando está candente y olvidarnos a los pocos días para pasar al siguiente tema. La queja es razonable y, aunque no siempre, a veces las cosas ocurren exactamente así. Pero los periodistas no ... somos extraterrestres que actuamos de una manera particular. La sociedad también pasa de un problema a otro en cuanto el primero se enfría. Lo vamos a comprobar con la sequía. Hasta hace una semana, la escasez de agua, los cortes para el verano, las restricciones en el regadío y la polémica por la falta de infraestructuras hidráulicas en Andalucía eran asuntos centrales de conversación en todas las tertulias. A partir de hoy, en cambio, el estado de los embalses tras las intensas lluvias de la Semana Santa desviará nuestra atención hacia el primer escándalo que nos pase por delante. Y volveremos a equivocarnos. El presidente de la Junta de Andalucía clamó ayer en el desierto cuando nos alertó de que la sequía no ha terminado. Efectivamente, ahí sigue. Pero el estado de ánimo de la gente ya está en otra cosa. Hemos visto desembalsar agua del pantano de El Gergal porque no cabe más y, de manera subliminal, todos hemos pasado a la siguiente pantalla. Incluso hemos celebrado que no nos van a bajar la presión del grifo. Así que ahora, cuando nos hablen de los presupuestos de las nuevas presas, trasvases y desaladoras pensaremos que nos están contando una milonga. Y cuando el agua embalsada se vuelva a agotar, culparemos a los políticos de no haber hecho los deberes. Pero los ciclos climáticos en regiones como la nuestra, que es de las más secas de Europa, nos deberían haber generado ya una conciencia común con respecto al consumo moderado, las buenas prácticas industriales, más preocupación por las fugas provocadas por instalaciones trasnochadas, una mejor gestión de los acuíferos y un compromiso apartidista con las obras que necesita esta región para subsistir cuando las marismas vuelvan a agrietarse.
El instinto tiende a relajarnos cuando vemos que la nevera está llena. Pero el progreso de la humanidad se basa en la inteligencia, no en la supervivencia. Lo que diferencia a las sociedades avanzadas de las subdesarrolladas es su capacidad para actuar con previsión. Si nos relajamos en la ejecución de las infraestructuras que necesita nuestra tierra para no volver a pasar la angustia de esta sequía, volveremos a vernos en las mismas muy pronto. Por lo tanto, sigue siendo una obligación, también para los periodistas, seguir manteniendo vigente el debate sobre el agua. Es imprescindible seguir trayendo al primer plano el trabajo que hay detrás de cualquier avance. Aquí en la marisma sevillana se tiró el dinero de modernización para los regadíos cuando había abundancia. Ahora el caso está judicializado y los peritos estiman que hubo un fraude de 15 millones de euros, de manera que ahora no hay fondos y tampoco tuberías. Vamos a tener esto presente porque, como dicen los agricultores, hoy falta un día menos para la siguiente sequía.
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