el burladero
No hay manera de que Trump nombre a Pedrito
Como mucho sale su secretario de Economía diciendo que el que ahora vaya a China está cortándose el cuello
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Pedrito está loquito por un mensaje de Trump poniéndole de vuelta y media, recriminándole su conducta o, simplemente, diciendo que es feo y que lo que debe hacer es besarle el culo. Pero no hay manera. Como mucho sale su Secretario de Economía diciendo ... que el que ahora vaya a China está cortándose el cuello. Y ni siquiera pronuncia su nombre, con ese desprecio propio de quien no te reconoce ni siquiera para insultarte. El caso es que Pedro se ha presentado en Pekín en el peor momento, como si fuese un mensajero de la UE, que no lo es, y dando la impresión de que, ante una Europa unida, él hace la guerra por su cuenta. Ansia por erigirse como la referencia de yo que sé qué, y deseando llamar la atención del asombroso Hombre Naranja. Por ahora, sin éxito.
El Hombre Naranja es el maestro del caos, a todo esto. Del caos bastante bien calculado. Mientras Pedrito le ofrecía flores y reverencias a un criminal de guerra erigido en estadista de referencia –Ho Chi Min–, Trump cedía terreno táctico aunque no estratégico. Los 90 inciertos días que nos esperan, la tregua, no deja de ser una claudicación aparente forzada por la rebelión de los mercados y las súplicas de determinados aliados. Y convierte el escenario en un guiño a la realidad: el comercio global no tolera indefinidamente bravatas de un solo tipo. Él no desmantela su proteccionismo, busca negociaciones diversas y pretende calmar a una base empresarial que ya duda de su genio económico. Ha hecho perder dinero a mucha gente, a grandes empresarios y a pequeños ahorradores que disponen de sus dineros en la bolsa; ambos a estas alturas estarán maldiciendo su nombre. Hace cuatro días dijo: «Es un gran momento para hacerse rico». Ahora, viendo la subida de hoy de los valores bursátiles, se entiende todo: él lo tenía fácil para saberlo porque es quien podía provocar ese euforia. El que comprara masivamente hace dos días, con los valores seriamente tocados, aplicando aquella máxima de que todo lo que sube baja y viceversa, hoy tiene mucha más pasta.
No obstante no respiren demasiado hondo: Estados Unidos no puede aislar a China sin dañarse, y doblegar al gigante asiático mediante aranceles no es tan sencillo. Subestima la capacidad de resistencia de Xi, un líder sin elecciones que temer ni mercados que apaciguar. Manda huevos, como dice el dicho, que haya que estar pendiente de los cambios de humor del muchacho anaranjado. Pero qué digo. Con lo que tenemos en casa no estamos en condiciones de ser exquisitos con el inquilino de la Casa Blanca, por muy cretino que nos parezca. Pedrito busca su sitio y es capaz de separarse de la conjunción europea solo por el ansia de una fotografía que le revitalice en el mercado interior, donde todo juega en su contra. Él cree que con esta crisis le ha venido Dios a ver. Solo le falta un insulto de Trump. Pero, joder, no hay manera.
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