perdigones de plata
Fuego fatuo
La Francia de fogata facilona propia de nene mimado no me interesa
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Noqueados (31/3/2023)
Una parte de nuestros compatriotas venera a los actuales franceses que recrean la ferocidad de los 'sans-culottes'. Observan admirados aquellos aquelarres mientras salivan del gozo. Según ellos, son unos tipos gallardos, preñados de la bizarría que se cimenta en la justa protesta y en ... la siempre necesaria pedrada contra la frente del prójimo, ya sea este un policía o un señor con rechoncha y pacífica pinta de charcutero a lo Balzac. Nosotros, en cambio, somos unos seres saturados de anestesia y papilla conformista. Lo que me extraña es que los defensores de la barahúnda francesa no asalten nuestros cielos y nuestras calles. Motivos sobran.
Veamos… Los indultos a los indepes, lo de la sedición y la malversación, la infecta ley que rebaja las penas de los violadores, los navajazos impositivos en general y hacia los autónomos en particular, el sectarismo que veta medios de comunicación (ABC), el vil despilfarro del Falcon a tutipleni, el (presunto) engolfamiento de Tito Berni y sus lumiascas pagado por todos, el siniestro Marlaska vapuleado por la injusticia cometida contra el coronel Pérez de los Cobos, la pasión inmobilaria demostrada por el esposo de la exdirectora de la Guardia Civil… Y podríamos continuar, pero sólo con este rosario existen motivos suficientes para organizar romerías pirómanas plagadas de insatisfechos luchadores procesionando sobre nuestras avenidas. ¿Por qué no salen? Pues porque manda la izquierda, y como yacen encapsulados ahí, permanecen en su hogar y disfrutan con la bronca de allende fronteras. Los que no militamos en la zona zurda no recurrimos a la zapatiesta, quizá porque ese no es nuestro carácter, acaso por mera comodidad o, tal vez, porque preferimos el resultado de las urnas. La Francia de fogata facilona propia de nene mimado no me interesa. Me seducía la Francia de Camus, la del Boris Vian que humilló a Sartre al apodarle como 'Jean-Sol Partre', la del ácido Paul Léautaud y la de Jean Pierre Melville dirigiendo cine negro. Pero aquella Francia se extinguió. Así les va.
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