el retranqueo
¿No será que ERC quiere dinamitar la amnistía?
No son sólo los votos, ni la supervivencia en el poder. Es la renuncia del Gobierno de la nación a la legalidad
Sánchez no va a cambiar
Ganar tiempo
Acaban de cumplirse cien días de legislatura, pero todo nació tan viciado, tan incierto, que el ciclo político parece estar en un permanente estertor. Ni la legislatura muere, ni la legislatura se recupera. De un divertimento saltamos a otro sin solución de continuidad. De la ... amnistía y los mediadores, a las elecciones gallegas; de las gallegas a las vascas; de las vascas a Koldo; de Koldo a la pareja de Díaz Ayuso; de la pareja de Díaz Ayuso, a las catalanas; y de las catalanas, vuelta a la amnistía. Sin aprobar ni una sola ley. Sin que Sumar sepa qué es Sumar. Sin qué Sánchez sepa ya qué es el sanchismo más allá de su propia escalada de ansiedad. El Congreso ha aprobado la ley de amnistía, un parto con cesárea que deja al Estado con un estigma por recoser y sin fuelle. No es una concesión al separatismo. Es la claudicación más grave en democracia. No es un acuerdo político más. Es la cesión definitiva que permite a un delincuente redactar su propia cédula de perdón, su pasaporte de inmunidad, su garantía de impunidad.
Aun así, la convocatoria de las elecciones en Cataluña aboca a una conclusión definitiva. A Sánchez podrá salirle bien o podrá salirle mal, acostumbrado como está a una supervivencia al límite. Pero su renuncia expresa a aprobar los Presupuestos Generales del Estado es sintomática. Es el reconocimiento de que ha perdido el control de los tiempos. En su diseño mental la amnistía debía estar en vigor. Hoy, en cambio, está en el trance de ver cómo el Tribunal Supremo dicta una orden, otra más, de detención internacional y entrega de Carles Puigdemont por terrorismo. Nunca lo previó. Como no previó que una cuestión prejudicial ante la justicia europea pudiese paralizar la amnistía y, con ella, quién sabe, los siete votos imprescindibles de Junts. ¿No será que ERC, forzando las elecciones, quiere dinamitar la amnistía sin que lo parezca? De momento, ajusta tanto los tiempos de Puigdemont, que será imposible verle amnistiado antes del 12 de mayo. Y difícilmente, muchos meses después. ERC pierde votos por días y se desangra. Puigdemont le ha robado un patrimonio, el del separatismo emocional, que creía conquistado e inamovible. En realidad, a Esquerra, la amnistía le ha roto la estrategia por la cuaderna. Como al PSC, con todos esos miles de votos de antiguos votantes de Ciudadanos que regresaron de la mano de Salvador Illa como si fuese un valor seguro. Ahora todo fluye en el magma del sanchismo sin forma definida.
Pero en el fondo… en el fondo Sánchez pierde el control de los tiempos, el dominio del hecho, las inercias del sanchismo. No basta con manejar el BOE. Quizás creía que con dos plenos, una comisión parlamentaria irrelevante, dos cafés a escondidas con Puigdemont y con Rodríguez Zapatero abonado a la ruta Madrid-Waterloo, todo bastaría. De momento sí basta. Aprobada queda la amnistía a la espera de un tránsito de ruido por el Senado que sólo dilatará los días y las semanas. Pero poco más. En cambio, los tiempos de la justicia son otros, y esos Sánchez, por más que pervierta las leyes, los relatos y su propia hemeroteca, no son dominables. Como la respuesta de 5.000 personalidades, jueces, fiscales, altos funcionarios, catedráticos y juristas que, en una reacción inédita en democracia, están dispuestos a decir que aún quedan resquicios del Estado insobornables. No son sólo los votos, ni la supervivencia en el poder. Es la renuncia del Gobierno de la nación a la legalidad, a proteger el principio de igualdad, a rebelarse contra un chantaje.