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Editorial

Un viaje inconveniente

El interés nacional, la prudencia diplomática y la responsabilidad política marcan los límites del derecho del jefe del Ejecutivo a elegir dónde pasar sus vacaciones

El viaje de Sánchez a Marrakech alimenta el malestar del pueblo saharaui

Sánchez escoge Marruecos para sus vacaciones tras el giro con el Sahara y la polémica por Pegasus

Sánchez pasea por las calles de Marrakech durante sus vacaciones en Marruecos

Editorial ABC

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Las vacaciones de un presidente del Gobierno, aunque se encuentre en funciones, nunca son, por principio, un asunto privado. Pedro Sánchez tiene perfecto derecho a ir con su familia donde quiera, pero mientras sea presidente ese derecho tiene el límite que le marcan el interés nacional, la prudencia diplomática y la responsabilidad política, tres conceptos que el Ejecutivo ha abandonado en la relación de España con Marruecos. Las imágenes de Sánchez paseando por Marrakech son, en estas condiciones, un acto de soberbia y un desafío a quienes han criticado su decisión unilateral de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. Habrá que ver cómo reacciona el progresismo español, en esta fase de interinidad hacia la nueva legislatura, frente a esta reafirmación del giro dado por Sánchez en la única cuestión internacional sobre la que había unanimidad en el arco político español, un histórico cambio de rumbo del que, además, la opinión pública tuvo conocimiento a través de la prensa de Rabat. Ir a Marrakech de vacaciones y con su familia implica lanzar muchos mensajes de identificación con el régimen alauí en un momento que sigue siendo muy difícil para los intereses españoles.

Sánchez modificó la posición tradicional de España sobre el derecho de los saharauis a la autodeterminación. Lo hizo unilateralmente, sin acuerdo ni deliberación del Consejo de Ministros y con la reprobación del Congreso de los Diputados. Todavía, a día de hoy, se desconocen los motivos por los que el Ejecutivo envió su carta de claudicación a Rabat. Además, sigue también pendiente el esclarecimiento del acceso a su teléfono móvil con el programa Pegasus, una polémica en la que Marruecos apareció desde el primer minuto. Y siguen las provocaciones marroquíes con Ceuta y Melilla y su exhibición de fuerza frente a España a costa de la inmigración ilegal, un frente que Rabat abre y cierra a su conveniencia. La Justicia europea, además, ha anulado el acuerdo pesquero de Bruselas con Marruecos por incluir al Sahara Occidental, dejando en el limbo las expectativas de la pesca española en la zona.

Estas son las condiciones que hacen inoportuno el viaje de Sánchez a Marruecos, que será privado, pero que tiene un significado político buscado intencionadamente para reafirmarse en sus decisiones unilaterales, estas sí, muy personales. Si a la izquierda le queda un poco de coherencia con su tradición prosaharaui debería valorar este viaje de Sánchez de forma pública, porque parece que sus principios son reversibles y oportunistas. Solo los defiende frente a la derecha, pero calla sumisa cuando el Gobierno golpea algunos de sus teóricos cimientos ideológicos, ya sea la súbita desafección con el Sahara Occidental, ya sea la desprotección de las mujeres ante la violencia sexual.

El desahogo con el que Sánchez manejas las cuestiones más esenciales del Estado es un problema que se agrava por la ausencia de cualquier crítica o autocrítica, sea en su propio Gobierno, sea en el PSOE. La irrelevancia de los ministros de Podemos, la indiferencia hacia Yolanda Díaz, el desprecio al Consejo de Ministros y el menosprecio al Parlamento se retratan en esa imagen de Sánchez en el país que su vicepresidenta y socia de coalición califica como «dictadura». Lo que Sánchez quiere hacer pasar por otro 'cambio de posición' es una síntesis de su forma de gobernar, centrada en adoptar en cada momento aquellas decisiones que más y mejor propician la conservación del poder. Quien ostenta la presidencia de turno en la UE en plena crisis de Ucrania y África central, con intereses españoles en juego, tendría que haber reflexionado antes sobre este viaje 'privado'.

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