Cabeza fría
El medallero creciente de Albares
El ministro no deja pasar la oportunidad de conseguir condecoraciones: va a unas tres por año
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Los gorrones de la OTAN
A primeros de febrero, José Manuel Albares participó en aquel desayuno informativo en el que se pasó por el arco del triunfo las denuncias de los diplomáticos sobre una política de ceses y nombramientos basada, fundamentalmente, en que progresa quien le baila el agua ... y cae quien no lo hace. El salón estaba a rebosar de políticos y diplomáticos, y algunos se quedaron perplejos cuando el presidente ejecutivo de Europa Press, Asís Martín de Cabiedes, presentó al ministro y enumeró su larga lista de condecoraciones: diez extranjeras y una española. «¿Cuándo y cómo ha conseguido tantas?», fue una pregunta que circuló.
La extrañeza se produjo porque cuando Albares llegó al cargo hace tres años y medio el chascarrillo era el contrario: las pocas distinciones que tenía para provenir de la carrera diplomática. Entonces solo tenía dos, la Encomienda de Número de la Orden de Isabel La Católica y la Gran Cruz de la Orden al Mérito por servicios distinguidos de Perú. Dicen las malas lenguas que aquellas bromas llegaron a sus oídos y se puso manos a la obra para hacer acopio de distinciones y acabar con esas chanzas.
La comidilla ahora es que ha batido el récord. «Va a unas tres por año. No deja pasar oportunidad. Ni Francisco Fernández Ordóñez o Miguel Ángel Moratinos, que estuvieron en el cargo el doble de lo que él lleva, lograron tantas. Se mueve para conseguirlas», comentan algunos diplomáticos. Así se ha hecho, por ejemplo, con una gran cruz por cada viaje de Estado que han hecho los Reyes siendo él ministro: de la Orden de Dannebrog del Reino de Dinamarca, de la Orden Real de la Estrella Polar de Suecia, de la Orden de Orange-Nassau del Reino de los Países Bajos, o la del Mérito de la República Federal de Alemania. Con la visita de Estado a España del presidente italiano, Sergio Mattarella, a los cuatro meses de llegar Albares al ministerio logró la Gran Cruz del Mérito de ese país. Aquí van ya cinco de sus ocho grandes cruces. Las otras tres son la de Perú, que ya tenía, y dos que le ha dado Colombia. Cierran el medallero del ministro la Orden Nacional de la Estrella de Rumanía, que recibió de su homóloga de ese país en los márgenes de una reunión de la OTAN, cosa curiosa, y la distinción de Yaroslav el Sabio de Ucrania, que tiene historia propia. El Gobierno de Zelenski condecoró en 2022 a la entonces portavoz de Exteriores del PP, Valentina Martínez, con la Orden de la Princesa Olga por defender a Ucrania, pero no a Albares, que se lo tomó muy mal. «Se enfadó y se preocupó de que lo supieran. A las dos semanas le dieron una medalla a él», cuentan.
El ministro porta sus condecoraciones feliz y orgulloso. Se puso varias en su famoso uniforme durante la recepción anual al Cuerpo Diplomático, para lucirlas ante el Rey y Pedro Sánchez. Además, las señaló en un vídeo que publicó en Instagram: «Son muchas», presumió. Albares se podrá despedir, cuando le llegue el turno, como el más condecorado de todos los tiempos. Pero por grande que sea su medallero no evitará la pequeña visión que ha demostrado como ministro a la hora de nombrar y cesar.
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