Suscríbete
Pásate a Premium

Cambio de guardia

Contra los simpáticos

Macron no necesita el sueldo de político para vivir. Y aquí lo necesitan todos

Gabriel Albiac

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No hay nada más idiota que un simpático. Y, en política, nada hay de consecuencias más funestas. Rechazar la complacencia ciudadana es virtud en que se cifra la grandeza de un hombre de Estado.

En la distancia, Charles de Gaulle o Winston Churchill nos aparecen ... grandes porque jamás se plegaron a los caprichos de quienes los votaban; sólo al análisis de las determinaciones que pueden destruir o salvar un país. De haber sido simpático con la mayoría francesa -que Pétain encarnaba-, De Gaulle se hubiera rendido a Hitler. De haber sido complaciente, Churchill hubiera firmado con Alemania una alianza de hierro frente a Stalin. Y Europa hubiera sido nazi. Un hombre de Estado tiene que estar dispuesto a perderlo todo, para que la patria gane. Aun cuando sepa que el único agradecimiento que la patria suele dar a eso es una patada en el culo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación