La visita de Zelenski a Trump acaba en una bronca a gritos en el Despacho Oval y sin firmar ningún acuerdo
Trump y el vicepresidente JD Vance criticaron a Zelenski en un más que tenso encuentro, mientras el líder de Ucrania buscaba garantías de seguridad
La Casa Blanca canceló la rueda de prensa que estaba prevista después del encuentro
Reunión de Trump y Zelenski en la Casa Blanca, en directo
La tensa bronca a gritos entre Zelenski y Trump en el Despacho Oval

Fue una humillación total, un ataque sin mesura a un invitado al que después se echó de malos modos, sin miramientos, de la Casa Blanca.
Donald Trump estalló ante el presidente ucraniano y, cuando le espetó «¡Ya has hablado suficiente!», era demasiado tarde ... para encauzar la reunión y, en realidad, toda la relación bilateral.
El presidente de Estados Unidos amenazó con retirarse por completo de Ucrania, con dejar a los invadidos a su suerte ante Rusia y con delegar toda la responsabilidad en Europa y su disposición a implicarse en la guerra. «Si nos vamos, nos vamos, y ya verás lo que sucede», dijo un Trump amenazante, tras defender a Vladímir Putin con el argumento de que, con él, el ruso no rompió acuerdo alguno.
Volodímir Zelenski cometió el error de tratar de convencer a Trump y a su vicepresidente de que la diplomacia no iba a funcionar con Putin. Ante las cámaras, el presidente ucraniano intentó influir, negociar y dialogar con sus anfitriones, en especial con el vicepresidente, J. D. Vance, quien defendió el diálogo con Rusia.
Zelenski explicó que Putin lleva invadiendo Ucrania desde 2014 y que no ha respetado los términos de ningún alto el fuego. «Ya firmamos un acuerdo de intercambio de prisioneros y no cumplió, ¿a qué tipo de diplomacia te refieres, J.D.?».
Vance estalló. «Señor presidente», dijo, «con todo el respeto, es irrespetuoso que usted venga aquí al Despacho Oval a tratar de litigar con nosotros enfrente de todos los medios, cuando usted debe forzar a los reclutas a ir al frente de guerra porque no tiene suficientes tropas».
El ucraniano, cruzado de brazos, sentado en el canto de la silla y cada vez más tenso, le recordó a Vance que nunca ha ido a Ucrania, que opina de oídas. La prensa, por una vez, estaba en silencio, sin gritar preguntas, atónita ante lo que sucedía. La embajadora ucraniana en Washington, Oksana Markarova, hundía la cara entre las palmas de las manos. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, miraba al infinito, mandíbula prieta.
Trump perdió la paciencia. La gota que colmó el vaso para él fue que Zelenski dijera que Estados Unidos también sentirá el dolor de una derrota ucraniana y un triunfo ruso.
«No nos digas lo que vamos a sentir», dijo Trump. «Estamos muy bien, nos va muy bien». Le repetía a Zelenski que él y su país no estaban en una buena posición. «No tienes las cartas en este momento». Y la ofensiva de Trump fue brutal: «Estás jugando con las vidas de millones de personas, estás jugando con la Tercera Guerra Mundial».
Vance incita a Trump
El presidente de Estados Unidos apuntaba a Zelenski con el dedo, ante los presentes y las cámaras, acusándolo de faltarle al respeto a él y a todo Estados Unidos. Vance echó más leña al fuego, incitando a Trump. Acusó a Zelenski de haber interferido en las elecciones pasadas por prestarse a visitar una fábrica de armas en Pensilvania con los demócratas en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas.
«Fuiste a Pensilvania en las elecciones e hiciste campaña por nuestros oponentes. Muestra un poco de gratitud a este presidente que está tratando de salvar tu país», dijo. Fue una visita oficial, en realidad, con el gobernador de ese estado, que es demócrata. En aquel viaje se vio con Joe Biden y Kamala Harris, pero en calidad de presidente y vicepresidenta.
En ese momento en el Despacho Oval, Zelenski ya estaba atónito. Se le notaba en el gesto el profundo malestar de estar acorralado en ese espacio, expuesto ante el mundo entero. La ceja arqueada, cada vez ocupando menos espacio en el asiento. «Crees que si hablas más alto sobre la guerra…», comenzó a decir, en su inglés roto, dirigiéndose a Vance.
Trump no permitió que dijera más. «No te ha alzado la voz». Zelenski, contrariado, se iba apocando. «Tu país tiene graves problemas», le dijo. «Lo sé, lo sé», repitió el ucraniano. «No estáis ganando», sentenció Trump.
Eso, para el actual inquilino de la Casa Blanca, es la clave: ganar, ganar y ganar. Y Zelenski, a su entender, ya no es un ganador, ni de su respeto ni de la guerra. «Su actitud tiene que cambiar», dijo Trump con inusual dureza.
El presidente de Estados Unidos se lamentó también de haber sido víctima de rumores de injerencia rusa y de colusión con el Kremlin, atacó a los demócratas, a Hillary Clinton, a Barack Obama y a Joe Biden.
Los periodistas le preguntaron a Trump qué sucedería si Putin rompía su palabra, y visiblemente harto, respondió con el mismo tono de voz elevado: «Cualquier cosa es posible. ¿Qué pasa si te cae una bomba en la cabeza?».
Después, Trump puso literalmente a Zelenski de patitas en la calle. El presidente ucraniano se fue a una sala contigua, acompañado de su equipo. Con Trump quedó su círculo más cercano: su vicepresidente; su jefe diplomático, Rubio; su consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz. Zelenski trató de enmendar la situación, pidió volver a verse sin cámaras. Pero Trump canceló el almuerzo y la comparecencia de prensa conjunta.
Pasados unos minutos, la limusina de Zelenski paró ante el Ala Oeste, y el presidente ucraniano se montó, con gesto muy grave, yendo directo a hacer una llamada, sin declaraciones a los medios que se agolpaban esperando detalles. Su equipo fue detrás, igual de cabizbajo, ya de regreso a la zona de guerra.
El famoso acuerdo que Trump exigía, para darle a Estados Unidos acceso a los recursos naturales ucranianos, quedó sin firmar. En redes sociales, el presidente de Estados Unidos publicó en cuestión de minutos: «He determinado que el presidente Zelenski no está listo para la paz si Estados Unidos está involucrado, porque cree que nuestra participación le da una gran ventaja en las negociaciones. Yo no quiero ventaja, quiero paz. Ha faltado al respeto a Estados Unidos en el preciado Despacho Oval. Podrá volver cuando esté listo para la paz».
Acusaciones y reproches
Lo que debía ser un encuentro sobre el futuro de la relación entre Estados Unidos y Ucrania se transformó en un cruce de acusaciones y reproches abiertos, marcando lo que parece a todas luces un punto de ruptura en la relación entre ambos líderes.
Zelenski desde luego no siguió la línea de los mandatarios que se sentaron en esa misma silla del Despacho Oval en los últimos días, el francés Emmanuel Macron y el británico Keir Starmer. Ambos optaron por los halagos y la diplomacia con Trump, midiendo sus palabras con mesura y discreción. Zelenski, en cambio, dejó claro que no podía haber concesiones ante la agresión de Putin.
Antes, Trump le había llamado dictador, le había exigido concesiones, y estaba claro que con Ucrania andaba corto de paciencia. La recepción había sido cordial, eso sí. Pasadas las once de la mañana, hora local, Trump acudió a abrirle las puertas del Ala Oeste, le estrechó la mano y hasta le alabó el haberse vestido «elegante». Era una broma. Zelenski suele viajar desde que comenzó la invasión con uniforme verde, pero cambió el color al negro, con el escudo de su país, para esta visita.
En un momento previo a la discusión, Trump fue consultado en el Despacho Oval sobre su postura en las negociaciones y reveló un sorprendente equilibrio entre Rusia y Ucrania. «Quiero resolver esto. Estoy con ambos lados, estoy en medio», afirmó, lo que generó aún más incertidumbre sobre su verdadero compromiso con Kiev y las razones de esa aparente equidistancia.
La reunión también tocó el papel de la OTAN y de Europa, que tras esta bronca tiene el peso del futuro inmediato de Ucrania sobre sus hombros. Trump lanzó un claro mensaje a sus aliados: «Europa tiene que dar un paso al frente. No podemos seguir poniendo mucho más que ellos». El equipo de Trump busca que Europa se refuerce para apoyar a Ucrania y aumente exponencialmente su presupuesto de defensa, hasta llegar a un elevado 5% del Producto Interior Bruto, cuando el actual objetivo es del 2%.
Lo sucedido en el Despacho Oval no tiene precedentes en la historia reciente. Nunca antes un presidente de Estados Unidos había recriminado con tanta dureza a un aliado, además en plena guerra y de forma tan abierta.
Pero, al fin y al cabo, fue decisión de la Casa Blanca abrir esa reunión a las cámaras, y es llamativo que invitara a medios estatales rusos como la agencia TASS, algo infrecuente, mientras vetaba el acceso en esta ocasión a agencias como Associated Press o Reuters.
Zelenski, que se reunió con diputados y senadores de ambos partidos, tenía previsto volver a Ucrania el sábado, mientras Trump planeaba viajar a su mansión de Florida para pasar allí el fin de semana.
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