Taiwán, en la trinchera de la guerra de los microchips
Gracias a un modelo económico que se remonta a los años 70, esta isla es líder en la fabricación de los semiconductores que mueven el mundo, pero se halla en medio de las restricciones de la Casa Blanca para frenar el auge tecnológico y militar de Pekín, que reclama su soberanía

Permiten que los móviles hagan vídeollamadas, los ordenadores reconozcan las caras, los robots anden, los drones vuelen y los coches circulen solos. Omnipresentes en la vida diaria, los microchips son ya tan futuristas que han vuelto cotidiano lo que hace solo treinta años se ... veía con asombro en las películas de ciencia-ficción.
Pero su industria, tal y como hoy está estructurada, tiene un origen de lo más distinto y sorprendente. No en un garaje californiano donde se reunía un grupo de frikis de la tecnología ni en un polvoriento laboratorio de Harvard o Stanford, sino en un pequeño puesto de leche de soja llamado Hsiao Hsin Hsin. Ubicado en la calle Nanyang de Taipéi, en un comercio que ya no existe, allí se citaron el 7 de febrero de 1974 seis altos cargos del Gobierno de Taiwán con un ingeniero eléctrico chino emigrado a Estados Unidos, el doctor Pan Wen-yuan, para desayunar y hablar sobre el futuro económico del país.

La pequeña historia de una gran industria
Taiwán domina la producción mundial de microchips
Los ingresos totales se situaron en 85.130 millones de dólares en 2020 (Trenforce)
DB HiTek
Corea del Sur
China
Otros
Taiwán
18%
Samsung
TSMC
65%
Global
Foundries
SMIC
12%
5%
Otros
UMC
PSMC
VIS
HHGrace
TowerJazz
TSMC
(Taiwan Semiconductor Manufacturing Company)
Contribución de TSMC
a la economía
de Taiwán en 2021
Número de empleados:
63.000, de los que 57.000 están en Taiwán
Proporción del PIB
5,7%
Capacidad de producción:
Equivalente a más de 13 millones de obleas de silicio de 12 pulgadas
Proporción de
las exportaciones
9,7%
Ingresos en 2021:
1,5 billones de dólares de Taiwán (46.500 millones de euros)
Contribución de TSMC
y sus empleados
y accionistas al impuesto
nacional sobre la renta
Beneficios en 2021:
596.500 millones de dólares de Taiwán (18.458 millones de euros)
11,3%
Línea de tiempo
El ministro de Economía, Sun Yun-suan, y otros altos cargos del Gobierno taiwanés se reúnen para desayunar en el puesto de leche de soja Hsiao Hsin Hsin de Taipéi con el doctor Pan Wen-yuan, quien dirige un equipo de investigación en Radio Corporation of America (RCA) y les recomienda potenciar la industria de los circuitos integrados para superar el modelo intensivo de ensamblaje de productos electrónicos
1974
1975
1976
Bajo la supervisión del doctor Pan Wen-yuan, Taiwán envía a Estados Unidos al primer equipo de ingenieros electrónicos para formarse en la RCA, que transfiere equipamientos para que el Instituto de Investigación de la Industria Tecnológica (ITRI, en sus siglas en inglés) monte al año siguiente su primera fábrica de prueba de obleas de silicio de tres pulgadas
1977
1978
Desarrollo del primer chip comercial de Taiwán, que marca un salto cualitativo en la industria tecnológica de la isla al superar el modelo de las manufacturas electrónicas de consumo, como televisores, radiocassettes, relojes digitales o calculadoras. Desde entonces, el Gobierno taiwanés busca su independencia tecnológica y promueve la privatización
1979
1980
A partir de ITRI se funda United Microelectronics Corporation (UMC), primera compañía de semiconductores de Taiwán. Aunque se convirtió entonces en la primera empresa del país, se centraba en artículos de consumo y está bastante atrasada en comparación con sus rivales en EE.UU., Japón y Europa
1981
1982
1983
1984
El Gobierno taiwanés promueve el diseño de tecnología a través de la integración a gran escala y ficha a Morris Chang, ingeniero chino formado en EE.UU. que lleva más de 25 años en la industria de los semiconductores y ha sido vicepresidente de Texas Instruments (TI) y presidente de General Instrument Corporation, dos firmas pioneras en este sector
1985
Desde ITRI, donde ya es presidente, Morris Chang funda Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), primera fundición de microchips de la isla que se dedica solo al diseño de tecnología y fabricación de obleas y no compite con las principales firmas del sector, sino que trabaja como subcontrata para ellas. En su creación, el Gobierno taiwanés participa con el 48,3 por ciento y el resto es capital privado, de Philips (27,5 por ciento) y una decena de compañías domésticas (24,2 por ciento). Su primera fábrica es un laboratorio experimental alquilado al Gobierno
1986
1987
1988
Gracias al impulso de UMC y TSMC captando pedidos internacionales, el sector alcanza el medio centenar de fabricantes tecnológicos y crea una cadena vertical con diseño, manufactura y encapsulado y prueba de microchips
1989
TSMC abre su segunda fábrica en el parque científico de Hsinchu, creado en 1980 y convertido en el ‘Silicon Valley’ de Taiwán
1990
1991
1992
1993
Tras sus avances no solo en semiconductores, sino también en ordenadores y memorias, Taiwán se convierte en el cuarto mayor fabricante tras EE.UU., Japón y Corea del Sur y consigue el 4 por ciento del mercado mundial. El crecimiento de su industria es del 60 por ciento, más que en cualquier otra parte del planeta
1994
1995
1996
1997
Gracias al impulso de UMC y TSMC captando pedidos internacionales, el sector alcanza el medio centenar de fabricantes tecnológicos y crea una cadena vertical con diseño, manufactura y encapsulado y prueba de microchips
1998
1999
2000
Además de adquirir ACER Semiconductor Corporation y Worldwide, TSMC inaugura su Fábrica 6 en el parque tecnológico de Tainan, al sur de la isla
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Arranca la producción de la Fábrica 15 de TSMC en el parque de Taichung, líder mundial en microchips de 28, 22, 10, 7 y 6 nanómetros
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
TSMC abre la Fábrica 16 en Nankín (Nanjing), su primera planta de producción en China continental para microchips de 12 nanómetros, los primeros del país
2019
Taiwán es líder mundial en semiconductores con una cuota de mercado del 65 por ciento, que se reparten mayoritariamente TSMC (54 por ciento) y UMC (7 por ciento). Les siguen la surcoreana Samsung, con el 17 por ciento, y la estadounidense Global Foundries, con el 7 por ciento. A más distancia se sitúa la china SMIC, con el 5 por ciento y subiendo
2020
2021
2022
Argumentando razones de seguridad nacional, EE.UU. prohíbe la venta de los microchips más avanzados, como el H-100 y el A-100, a empresas de China para frenar su desarrollo militar y tecnológico, ya que teme que estén en convivencia con el autoritario régimen del Partido Comunista. Además, la Casa Blanca impone restricciones a la exportación a China de tecnología puntera para la fabricación de semiconductores
Fuente: Elaboración propia / ABC

La pequeña historia
de una gran industria
Taiwán domina la producción
mundial de microchips
Los ingresos totales se situaron en
85.130 millones de dólares en 2020 (Trenforce)
Taiwán
Corea
del Sur
China
Otros
UMC
65%
TSMC
PSMC
VIS
Global
Foundries
Otros
Samsung
12%
TowerJazz
18%
HHGrace
5%
SMIC
DB HiTek
TSMC
(Taiwan Semiconductor Manufacturing Company)
Número de empleados:
63.000, de los que 57.000 están en Taiwán
Capacidad de producción:
Equivalente a más de 13 millones de obleas de silicio de 12 pulgadas
Ingresos en 2021:
1,5 billones de dólares de Taiwán (46.500 millones de euros)
Beneficios en 2021:
596.500 millones de dólares de Taiwán (18.458 millones de euros)
Contribución de TSMC
a la economía de Taiwán en 2021
Proporción del PIB
5,7%
Proporción de
las exportaciones
9,7%
Contribución de TSMC
y sus empleados
y accionistas al impuesto
nacional sobre la renta
11,3%
Línea de tiempo
El ministro de Economía y otros altos cargos del Gobierno taiwanés se reúnen para desayunar en el puesto de leche de soja Hsiao Hsin Hsin de Taipéi con el doctor Pan Wen-yuan, quien dirige un equipo de investigación en Radio Corporation of America (RCA). Les recomienda potenciar la industria de los circuitos integrados
1974
1975
1976
Bajo la supervisión del doctor Pan Wen-yuan, Taiwán envía a EE.UU. al primer equipo de ingenieros para formarse en la RCA, que transfiere equipamientos para que el Instituto de Investigación de la Industria Tecnológica (ITRI) monte su primera fábrica de obleas de silicio de tres pulgadas
1977
1978
Desarrollo del primer chip comercial de Taiwán. Un salto cualitativo en la industria tecnológica al superar el modelo de las manufacturas electrónicas (televisores, radiocassettes, relojes digitales o calculadoras). El Gobierno taiwanés busca su independencia tecnológica y promueve la privatización
1979
1980
1981
A partir de ITRI se funda UMC, primera compañía de semiconductores de Taiwán.Se centra en artículos de consumo y está bastante atrasada en comparación con EE.UU., Japón y Europa
1982
1983
El Gobierno taiwanés promueve el diseño de tecnología a través de la integración a gran escala y ficha a Morris Chang, ingeniero chino formado en EE.UU. que lleva más de 25 años en la industria de los semiconductores
1984
1985
Desde ITRI Morris Chang funda Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), primera fundición de microchips de la isla. El Gobierno taiwanés participa con el 48,3% y el resto es capital privado, de Philips (27,5%) y una decena de compañías domésticas (24,2%). Su primera fábrica es un laboratorio experimental alquilado al Gobierno
1986
1987
1988
Gracias al impulso de UMC y TSMC captando pedidos internacionales, el sector alcanza el medio centenar de fabricantes tecnológicos y crea una cadena vertical con diseño, manufactura y encapsulado y prueba de microchips
1989
1990
TSMC abre su segunda fábrica en el parque científico de Hsinchu, creado en 1980 y convertido en el ‘Silicon Valley’ de Taiwán
1991
1992
Tras sus avances no solo en semiconductores, sino también en ordenadores y memorias, Taiwán se convierte en el cuarto mayor fabricante tras EE.UU., Japón y Corea del Sur y consigue el 4 por ciento del mercado mundial. El crecimiento de su industria es del 60 por ciento, más que en cualquier otra parte del planeta
1993
1994
1995
Gracias al impulso de UMC y TSMC captando pedidos internacionales, el sector alcanza el medio centenar de fabricantes tecnológicos y crea una cadena vertical con diseño, manufactura y encapsulado y prueba de microchips
1996
1997
1998
1999
2000
Además de adquirir ACER Semiconductor Corporation y Worldwide, TSMC inaugura su Fábrica 6 en el parque tecnológico de Tainan, al sur de la isla
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Arranca la producción de la Fábrica 15 de TSMC en el parque de Taichung, líder mundial en microchips de 28, 22, 10, 7 y 6 nanómetros
2012
2013
2014
2015
2016
TSMC abre la Fábrica 16 en Nankín (Nanjing), su primera planta de producción en China continental para microchips de 12 nanómetros, los primeros del país
2017
2018
Taiwán es líder mundial en semiconductores con una cuota de mercado del 65%, que se reparten mayoritariamente TSMC (54%) y UMC (7%). Les siguen la surcoreana Samsung, con el 17%, y la estadounidense Global Foundries, con el 7%. A más distancia se sitúa la china SMIC, con el 5% y subiendo
2019
2020
2021
2022
Argumentando razones de seguridad nacional, EE.UU. prohíbe la venta de los microchips más avanzados, como el H-100 y el A-100, a empresas de China para frenar su desarrollo militar y tecnológico, ya que teme que estén en convivencia con el autoritario régimen del Partido Comunista. Además, la Casa Blanca impone restricciones a la exportación a China de tecnología puntera para la fabricación de semiconductores
Fuente: Elaboración propia / ABC
Separada de la China comunista desde el final de la guerra civil en 1949, esta isla basaba su crecimiento en las manufacturas y el ensamblaje de productos electrónicos de consumo de marcas estadounidenses y japonesas, como aquellos relojes, despertadores y transistores 'Made in Taiwan' tan populares en los años 70 y 80. Pero dicho modelo, que se sustentaba en una mano de obra barata para las multinacionales extranjeras, tenía los días contados y había que buscar una alternativa. Especialmente en ese momento, en el que Taiwán había perdido su asiento en la ONU a manos de China continental en 1971 y se enfrentaba a difíciles retos diplomáticos.
Clave para el progreso
Y fue ahí, en ese desayuno en aquella tienda de soja, donde el doctor Pan Wen-yuan propuso al ministro de Asuntos Económicos, Sun Yun-suan, desarrollar la industria de los circuitos integrados porque pensaba que sería clave para el progreso de la electrónica y la tecnología. Como el doctor Pan dirigía un laboratorio de investigación en Radio Corporation of America (RCA), que entonces era una firma electrónica puntera, consiguió que la empresa le vendiera su tecnología de semiconductores a Taiwán por diez millones de dólares.
Los microchips generan un negocio de más de 600.000 millones de euros
En aquel puesto de desayunos nació la actual industria de los microchips de Taiwán, que no los inventó pero lidera la producción mundial de este componente imprescindible en todos los aparatos electrónicos que nos rodean. Desde móviles hasta ordenadores, coches y frigoríficos, pero también aviones de combate, portaaviones y misiles, todo funciona a base de microchips cada vez más pequeños y sofisticados que mueven el mundo, generan un negocio de más de 600.000 millones de euros y determinan el destino de los países. Ya lo hicieron en la década de 1960, cuando unos semiconductores todavía muy rudimentarios ayudaron a EE.UU. a ganarle la carrera espacial a la Unión Soviética, que tenía mejores cohetes, y lo mismo ocurre en la actualidad.
En la nueva Guerra Fría del siglo XXI, en la que China ha reemplazado a la extinta URSS, la Casa Blanca vuelve a usar los microchips como arma estratégica. Argumentando razones de seguridad nacional, el Departamento de Comercio estadounidense impuso en octubre fuertes restricciones a las exportaciones a China de los chips más avanzados, como los que se usan en los ordenadores de alta computación para la inteligencia artificial y el reconocimiento facial, y del equipamiento y el 'software' para fabricarlos.

Aunque hace años que EE.UU. perdió su hegemonía en los semiconductores a manos de Taiwán y Corea del Sur, que controlan respectivamente el 65 y 18 por ciento de la producción mundial, sigue liderando el 'software' y la maquinaria. Lo hace junto a Japón y Países Bajos, cuya empresa ASML es la única del mundo que ofrece la fotolitografía ultravioleta para grabar las obleas de silicio donde se insertan los circuitos integrados. Además de los chips de última generación de las firmas estadounidenses, dicha tecnología es la que Washington intenta impedir que pase a empresas chinas al sospechar que están en connivencia con el régimen del Partido Comunista y pueden emplearla para su desarrollo militar.
Con dicho fin, prohibió la venta de una serie de productos específicos diseñados en EE.UU., como los microchips H-100 y A-100 de Nvidia y los de memoria NAND de 128 capas o superiores. Aunque los dos primeros son vendidos a tecnológicas chinas como Alibaba o Tencent para sus centros de datos y servidores en la 'Nube', la Casa Blanca teme que se puedan emplear para simular la trayectoria de misiles, cazas y otras armas y mejorar así la capacidad militar de Pekín.
Además, Washington vetó a 31 compañías, instituciones y universidades de China, a las que daba 60 días para someterse a una auditoría y demostrar que no tenían lazos con el Ejército Popular de Liberación. Entre ellas destacan la empresa Yangtze Memory Technologies (YMTC), que es el principal fabricante chino de memorias, y la firma estatal Naura, que es el mayor proveedor nacional de equipamiento para semiconductores.
La reacción de Estados Unidos
Junto a dichas restricciones, EE.UU. aprobó en julio el Acta Chips, que destina más de 50.000 millones de euros para fomentar la investigación y subsidiar las inversiones en su territorio de plantas de microchips, atrayendo así proyectos de los principales fabricantes mundiales.
«La nueva regulación de EE.UU. está tratando de ralentizar el desarrollo de la industria china de semiconductores»
Chris Hung
vicepresidente de la consultora Market Intelligence & Consulting Institute (MIC),
«El movimiento de EE.UU. ha sido muy fuerte y preciso, y es solo el principio porque en el futuro habrá otras medidas similares», analiza en Taipéi para ABC Chris Hung, vicepresidente de la consultora Market Intelligence & Consulting Institute (MIC), que pertenece al Instituto para la Industria de la Información y elabora para el Gobierno taiwanés estudios sobre los semiconductores. A su juicio, «la nueva regulación de EE.UU. está tratando de ralentizar el desarrollo de la industria china de semiconductores, que se retrasará probablemente entre cinco y diez años». Pero no cree que tenga un impacto en otros países, como Taiwán, porque «la medida está bastante limitada a los productos más avanzados o relacionados con las aplicaciones militares».
En cambio, para Lucy Chen, vicepresidenta de otra consultora local, Isaiah Research, «el impacto no será solo sobre las empresas de China como YMTC, que había entrado en la cadena de suministros de Apple pero ha tenido que retirarse, sino también de EE.UU., como Nvidia, y Taiwán».
Industria globalizada
En esta guerra tecnológica, la isla se halla justo en mitad del frente porque la industria de los semiconductores es una de las más globalizadas: los chips de última generación se diseñan en EE.UU., se fabrican en Taiwán y Corea del Sur con la fotolitografía ultravioleta holandesa y se ensamblan en China para las multinacionales extranjeras y sus cada vez más potentes compañías domésticas.
En este sector que generó el año pasado más de medio billón de euros, China es también la 'fábrica global' porque copó casi la mitad de las ventas y absorbió el 60 por ciento de las exportaciones de microchips surcoreanos. Con un volumen de negocio que este año ascenderá a 150.000 millones de euros, Taiwán está en plena trinchera por su difícil equilibrio político y económico.

Por un lado, China es su mayor mercado pero reclama su soberanía y está dispuesta a unificarla por la fuerza si es necesario y, por el otro, EE.UU. es su principal aliado militar y proveedor de armas y ha prometido defenderla en caso de invasión. Para la analista Lucy Chen, la compañía más afectada en la isla será su firma líder, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que fabrica el 54 por ciento de los microchips que se venden en todo el mundo y entre el 80 y 90 por ciento de los más avanzados.
Fundada en 1987 por el doctor Morris Chang a partir del Instituto de Investigación de la Industria Tecnológica (ITRI), dicha compañía aúna capital público y privado y es la mayor fundición de semiconductores del planeta. Fabricando 12.300 tipos de microchips encargados por sus más de 500 clientes, entre los que destacan Nvidia, ADM o Qualcomm, TSMC está por delante de otras firmas punteras como la surcoreana Samsung, que controla el 17 por ciento del mercado global, y las estadounidenses Intel y Global Foundries.
Con 63.000 empleados, de los que 57.000 están en Taiwán, y una producción anual equivalente a 12 millones de obleas de silicio, el año pasado facturó unos 46.500 millones de euros y obtuvo unos beneficios de casi 18.500 millones. A sus nueve fábricas en Taiwán se suman dos en China continental y una en EE.UU., más las que ya están en construcción en Arizona y Kumamoto (Japón) y empezarán su producción en 2024.
A media hora al sur de Taipéi en tren de alta velocidad, que cada día toman miles de ingenieros, su sede se ubica en el parque científico de Hsinchu, fundado en 1980 y conocido como el 'Silicon Valley' de Taiwán por aglutinar a 400 empresas tecnológicas. No es el único del país porque hay tres parques más en Tainan, Taichung y Kaohsiung, pero sí el primero y más importante por simbolizar el núcleo ('cluster') de la industria tecnológica taiwanesa. Entre sus verdes avenidas, atestadas de camiones y motocicletas, se levantan fábricas de semiconductores, informática, telecomunicaciones y optolectrónica.
Buena prueba de su importancia es que justo enfrente del Edificio Morris Chang de TSMC, que alberga un museo muy completo con la historia del sector y la compañía, se alza una de las sedes de United Microelectronics Corporation (UMC). Creada en 1980 también a partir de ITRI, fue la primera firma taiwanesa de microchips y hoy ocupa el segundo lugar tras TSMC. Con un 7 por ciento del mercado global, está al mismo nivel que la estadounidense Global Foundries y por encima de la china SMIC, que tiene su sede en Shanghái y copa el 5 por ciento.
Frente a la fuerte inversión de China en su industria de semiconductores, que ha superado los 100.000 millones de euros para alcanzar la independencia tecnológica en 2049, el parque de Hsinchu resume la eficiencia y competitividad del modelo taiwanés. «Estamos desarrollando microchips de menos de dos nanómetros y ya hay estudios de los de un nanómetro, pero todavía no se pueden fabricar en masa», revelan a modo de confidencia dos ingenieros de TSMC, que deben ocultar su identidad.
Los chips más avanzados son los de tres nanómetros. Los de dos nanómetros no estarán disponibles hasta 2025
Oficialmente, sus chips más avanzados son los de tres nanómetros, que están entrando ahora en la producción comercial, pero los de dos nanómetros no estarán disponibles hasta 2025. Pero su futura evolución no se centrará en la reducción del tamaño, sino en hacerlos más rápidos y con materiales que mejoren su conectividad o permitan ampliar las capas de información.
Sospechas en Occidente
Ante dicho nivel, China asegura que ya puede desarrollar chips de 7 y 14 nanómetros, pero los expertos no creen que pueda producirlos todavía en masa y apuntan a que sus semiconductores más estables son de 28 nanómetros.
De hecho, otra de las restricciones de EE.UU. apunta a los microchips de 16, 14 nanómetros e inferiores. Eso frustrará el programa 'Hecho en China 2025', con el que Pekín se había propuesto ser hasta un 70 por ciento independiente en semiconductores. Frente al argumento de la seguridad esgrimido por la Casa Blanca, China acusa a EE.UU. de frenar su auge por motivos económicos, pero su régimen autoritario y su modelo enfrentado a las democracias liberales despierta sospechas en todo Occidente.
«Las medidas de la Casa Blanca retrasarán el desarrollo tecnológico y militar de China durante al menos tres años o, incluso, cinco. Pero Pekín está tratando de crear una tecnología totalmente nueva para superar las restricciones o ser independiente», alerta Ray Yang, director consultivo de ITRI, que asesora al Gobierno taiwanés. En su opinión, dicha tecnología es «la computación cuántica, en la que China está por delante de todo el mundo porque lleva más de diez años invirtiendo en ella».
Además de por no necesitar los chips más pequeños y avanzados, sino solo los de 40 o 65 nanómetros, Yang advierte de que «la tecnología informática cuántica y productos militares relacionados pueden ser un desastre para el mundo liberal no solo por las simulaciones para ensayar con misiles, sino porque permitirá leer cualquier información encriptada».
Para este experto, «ni el chip más potente, A-100, puede romper ahora los códigos encriptados, pero un ordenador cuántico sí puede en teoría hacerlo y eso significa que toda la información de Occidente será transparente para el Partido Comunista chino». Aunque Ray Yang estima que «las restricciones darán todavía a Washington unos ocho años de ventaja», pronostica que «antes de 2030 sabremos quién gana la carrera: EE.UU. o China». En medio de esta guerra tecnológica, la potente industria taiwanesa seguirá moviendo el mundo desde su difícil trinchera.
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