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El 43% de los italianos cree que los inmigrantes son un peligro para la seguridad

Los italianos con dificultades votan a «la derecha porque ofrece al pueblo protección ante sus miedos, empezando por la inmigración descontrolada», y se aleja de la izquierda por su deseo de aumentar impuestos

La paradoja italiana: se necesitan inmigrantes para bajar su deuda

Un pesquero llega al puerto de Catania con unos 600 migrantes rescatados a unas 100 millas de la costa de Sicilia efe
Ángel Gómez Fuentes

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

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En Italia vuelve el miedo a los inmigrantes, que siguen ocupando un lugar central en el debate político y social por su gran importancia en las orientaciones de la opinión pública. El 43% de los italianos los considera «un peligro para la seguridad de las personas». Así lo refleja la encuesta Demos publicada por 'Repubblica', periódico de centro izquierda. Se trata de un porcentaje en rápido crecimiento en comparación con los últimos dos años. Entonces los motivos que generaban miedo eran otros: En primer lugar, el Covid, que ahora está bajo control, y luego la guerra en Ucrania, a la que los ciudadanos «se han acostumbrado«, aunque continúa sin presagiar realmente el final.

El miedo a los inmigrantes ha aumentado significativamente, alcanzando un nivel similar al registrado en 2017-18. Ese era un periodo de «campaña electoral». El tema de la inmigración siempre ha tenido en Italia un impacto significativo, a veces decisivo, en las decisiones de los votantes ante las urnas. El país transalpino está hoy en un periodo diferente: «Se trata de una etapa poselectoral gobernada por el centro derecha, que enfatiza este sentimiento explícitamente», explica el sociólogo Ilvo Diamanti al analizar la encuesta. Añade que «en la época de la globalización, en Italia no disminuye la importancia de los confines y de las fronteras«.

En efecto, al evaluar las opiniones sobre el «control fronterizo», la medida obtiene el apoyo de 8 de cada 10 votantes, entre los seguidores de Hermanos de Italia, el partido de Giorgia Meloni. Y, más aún, entre los que votan por la Liga de Matteo Salvini, que superan el 80%, y, sobre todo, por Forza Italia de Silvio Berlusconi.

 

Dos Italias

Distinta es la percepción que existe en la izquierda. La demanda de mayor control fronterizo se reduce al 47% entre los votantes del Movimiento 5 Estrellas, y cae en picado, al 28 %, entre los seguidores del Partido Democrático (PD). Estos, en cambio, están a favor de una mayor «apertura al mundo», concretamente, más de dos tercios de los votantes del PD.

A la vista de los resultados del sondeo, el sociólogo Diamanti concluye que existen «dos Italias», un cuadro que no ha cambiado en los últimos años: «La Italia que desearía más controles de las fronteras. Y la Italia que, por el contrario, quisiera abrirse más al mundo. Predomina la demanda de control, si no de cierre: poco menos del 60%. El rango más alto en los últimos 5 años. Probablemente, debido a la difícil relación con los demás países de nuestro entorno. Francia, en particular», explica Diamanti.

Italia tiene la media de edad más alta y la tasa de natalidad más baja de Europa. Por ello necesita inmigrantes. Pero lucha para que haya un control de los flujos migratorios. «Durante los próximos veinte años, el crecimiento económico de Italia necesitará inmigrantes. No podrá contar con un aumento endógeno del número de trabajadores», recordó la semana pasada el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco.

 

Italia tiene la media de edad más alta y la tasa de natalidad más baja de Europa. Por ello necesita inmigrantes

El creciente miedo de los italianos a los inmigrantes está teniendo evidentes consecuencias políticas. Hoy las clases trabajadoras y con dificultades tienden a votar a la derecha. Así lo explica el periodista y escritor Aldo Cazzullo en el 'Corriere della Sera': «La derecha ofrece al pueblo protección ante sus miedos, empezando por la inmigración descontrolada que contrae salarios y derechos y dificulta el uso de servicios, desde viviendas sociales hasta camas de hospital, desde guarderías hasta los servicios urgencias. No haber entendido y aún no entender que la inmigración es un negocio del capital y un problema de las clases populares es un vacío cultural que la izquierda italiana no logra colmar».

Además, la izquierda se inclina por la subida de impuestos, lo que aleja aún más a los votantes: «El intento del Partido Democrático (fuerza política de referencia en la izquierda) de recuperar a la gente amenazando con impuestos -que no serán pagados por los verdaderos ricos que ya están seguros en los paraísos fiscales sino por la clase media dependiente- está ciertamente condenado al fracaso. El Partido Democrático es, de hecho, el único en el mundo que quiere aumentar los impuestos para sus votantes».

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