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La crisis del PSF se envenena tras la decisión de Royal de ir a los tribunales

La crisis del PSF se envenena tras la decisión de Royal de ir a los tribunales

La crisis fratricida del PSF, al borde del precipicio de la implosión, ha tomado un brutal giro jurídico, sin precedentes en la historia política de la V República. Los partidarios de las dos mujeres que se disputan el liderazgo del partido, Ségolène Royal y Martine Aubry, se acusan con acritud de los peores delitos: «falsificación de documentos», fraude electoral, anunciando querellas judiciales los unos contra los otros, en nombre del socialismo.

Manuel Valls, uno de los portavoces oficiales de Ségolène Royal, abrió el fuego lanzando estas acusaciones: «Se han confirmado muchas irregularidades. En algunos casos, nuestros observadores han podido constatar fraudes, producción de documentos falsificados, a favor de la candidatura de Martine Aubry. Hecha tal constatación, utilizaremos todos los medios políticos, jurídicos y judiciales para contestar la presunta victoria de la candidata Martine Aubry».

Se trata de acusaciones sin precedentes históricos: los partidarios de una candidata al liderazgo de un gran partido nacional acusan de falsarios a los partidarios de una líder proclamada victoriosa con una ventaja de 42 votos, sobre 140.000.

Los seguidores de Ségolène Royal denuncian irregularidades, falsedades y utilización de documentos falsos en la poderosa federación Norte (feudo favorable a Martine Aubry), en la federación del Moselle, en la federación de Nueva Caledonia, contestando igualmente el voto de los franceses en el extranjero. Se trata, siempre, de errores «mínimos» de 5 a 20 votos. Suficientes, sin embargo, para modificar, quizá, una ventaja final de 42 votos.

Por su parte, los partidarios de Martine Aubry, la candidata proclamada ganadora por la dirección del PS, replican con las mismas denuncias. Los partidarios de Ségolène Royal habrían practicado y se habrían beneficiado de las mismas tácticas fraudulentas en la Gironde y otras federaciones.

El presidente de la federación Norte del PS, Bernard Vigreux, partidario de Martine Aubry, anuncia la presentación de una querella contra Manuel Valls, acusado del delito de difamación contra un miembro de su propio partido.

Por vez primera en la historia de la V República, la crisis interna de un partido político nacional desemboca en una crisis de estas proporciones. Eran tradicionales las sospechas de fraude en algunas grandes federaciones socialistas. A la crisis política de fondo, a los enfrentamientos personales, acusándose mutuamente de odio y calumnias, se suma una doble crisis de representación y funcionamiento interno del PS.

Una comisión especial deberá reunirse esta tarde, para intentar «aclarar» el rosario de acusaciones de fraude y falsificación de documentos. Los representantes de ambos bandos estarán presentes en tal comisión, intentando esclarecer la verdad y la mentira que unos y otros pretenden zanjar ante los tribunales de justicia.

Otra comisión mañana

Otra comisión deberá reunirse mañana para intentar zanjar la guerra de posiciones entre Martine Aubry, proclamada ganadora, y Ségolène Royal, derrotada oficial que sigue reclamando una nueva votación, ya que, a su modo de ver, un voto tan confuso y con tantas irregularidades invalida cualquier victoria.

Los partidarios de Martine son mayoritarios en la burocracia interna. Sin embargo, Ségolène se apoya en la opinión pública, que le es más favorables. Las acusaciones de fraude y falsificaciones, lanzadas a la cara, con la brutalidad de los navajazos traperos, complican la crisis hasta el paroxismo.

Incluso si mañana la dirección del PS confirmase la victoria de Martine Aubry, no es nada evidente que Ségolène acepte tal sentencia política de la direcciónde su propio partido, todavía dirigido por el padre de sus hijos, François Hollande. Por su parte, Martine Aubry se niega a aceptar el principio de un nuevo voto, incluso si una victoria de 42 votos confirma de manera espectacular la gravedad de la crisis de un PS dividido en dos grandes familias, subdivididas, a su vez, en numerosas capillas y subcapillas.

¿Cuáles son las diferencias políticas de fondo entre la «familia» Aubry y la «familia» Ségolène? Nadie lo sabe. Tras un largo trimestre de polémicas, enfrentamientos, con llamaradas de odio purísimo, nadie conoce, todavía, el programa política de ninguna de las candidatas de un PS caído de hinojos en la crisis más grave de su historia, desde su refundación en el congreso de Epinay de 1971.

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