Los Sírex, La banda más longeva del rock español: «Decían que éramos unos alborotadores, pero nunca corrimos delante de los grises»

¿Recuerda sus primeros conciertos en Madrid?

Claro que sí. Veníamos a tocar a Imperator, a Paraninfo y a otras salas que tenía el empresario Jesús Nuño de la Rosa. Recuerdo que no teníamos ni para comer, pero siempre nos alojábamos en el Hotel Velázquez para presumir ante la prensa cuando venía a hacernos entrevistas. A Madrid siempre nos traía a Emilio Santamaría, el padre de Massiel, y en esas salas conocimos a Miguel Ríos y a todas las estrellas de la época.

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Nacho Serrano

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En aquella época barrían con 'La Escoba', nunca mejor dicho. Una canción que poca gente sabe que sufrió una censura muy clasista por parte del franquismo.

Así es. Me censuraron la parte que decía: «Barrería bien profundo, todas cuantas cosas sucias, se ven por los altos mundos». Lo cambié por «bajos mundos», y entonces me la aprobaron. No sé si fue por clasismo, o porque el censor se había tomado dos carajillos la segunda vez que le llegó la canción (risas). Luego tuvimos fama de alborotadores, se decía que hasta nos vigilaba la policía. Pero yo nunca he corrido delante de los grises (risas). El único día que tuve un poco de miedo fue cuando tocamos con los Beatles en la Monumental. Había tal cantidad de policías a caballo que yo sólo había visto algo parecido en las películas. Llevaban unas porras larguísimas que parecían escobas (risas), y estuvieron atizando a diestro y siniestro a la gente para que no se desmadrara.

Entre los grupos de la época, ¿había rivalidad o compañerismo?

No había nada de rivalidad, nos llevábamos muy bien. Yo conocí a Los Salvajes, a Lone Star, a Los Mustang, a Los Relámpagos, a casi todos vaya, cuando venían a tocar a Barcelona a la sala más canalla que ha habido nunca, El Pinar, que era un cuchitril en un garaje de Poble Sec. Nadie se creía mejor que los demás, teníamos muy buen rollo.

En 1970 fueron de gira con Marisol, y un año después deciden separarse. Pero el promotor Gay Mercader volvió a reunirles en 1977. ¿Cómo fue ese tiempo sin ser un Sírex?

La gira con Marisol fue espectacular. Estaba planeada para cinco semanas y duró tres meses. A ella le debo mi matrimonio, porque cuando nos fuimos de gira yo ya estaba casado y esperando un bebé, y cuando llamaba por teléfono a mi mujer, no me lo cogía porque estaba enfadada conmigo por seguir de gira tanto tiempo. Pero a Marisol sí se lo cogió, y de Pepa a Pepa se entendieron, así que pude terminar la gira. Cuando volvimos a Barcelona, vimos que los tiempos estaban cambiando porque lo que se empezó a llevar eran los solistas. Hablé con mis compañeros y decidimos hacer una retirada a tiempo. Esa temporada estuve cantando en el chiringuito que tenían mis suegros en La Barceloneta, al que iba la gente más canalla de la música y el teatro. Me lo pasé en grande, pero entonces apareció Mercader, nos convenció para volver... y hasta hoy. Tenemos conciertos programados hasta 2026, y te puedo asegurar que Los Sírex no tienen fecha de caducidad. No sé cuánto duraremos, pero lo que te puedo asegurar es que nunca haremos un concierto de despedida. Los odio.