Orden de cierre a un hostal que aloja a estudiantes en cápsulas de 3 metros cuadrados en Carabanchel
Este local se anuncia como residencia para universitarios por 400 euros al mes
El Ayuntamiento de Madrid declaró la ineficacia de este negocio en octubre, pero sigue atrayendo a jóvenes
El 'boom' de los hostales cápsula en Madrid: «No buscamos lujo, solo un lugar donde pasar la noche»
El Ayuntamiento de Madrid ordena el cierre de Gallery Hostel Madrid, un hostal de cápsulas de 3 metros cuadrados situado en Carabanchel que ejerce como una residencia para jóvenes que llegan a Madrid a estudiar. Este establecimiento, al que la Agencia de Actividades (ADA) ... había declarado infecaz para realizar esta actividad el pasado octubre, cobra en torno a 400 euros a los estudiantes por alojarles en unos compartimentos al estilo japonés.
El pasado mes de agosto, tras reformar lo que era un taller de coches, se inauguró este hostal de cápsulas ubicado en el número 20 de la calle de la Solana de Opañel. Además de publicitarse como estancia para turistas que busquen un espacio barato para alojarse durante su visita a la capital, en su página web existe una pestaña en la que animan a jóvenes «que tengan un curso» a contactar con la recepción para informales de las tarifas disponibles. Para ello, antes se debe mandar un correo electrónico con el carné de la universidad adjunto. «Un innovador concepto que te permite alojarte en la ciudad de Madrid con una excelente calidad. Increíble opción para los perfiles de visitante y estudiante», describen.
Tras quedarse sin la habitación que alquilaba, una alumna alemana de la Universidad Complutense de Madrid tuvo que ponerse manos a la obra para buscar un alojamiento que le permitiera seguir cursando el seminario que le queda de este semestre. En febrero llegó a este hostal pagando en torno a 400 euros al mes por uno de estos compartimientos. Podía elegir entre la tarifa normal o una que incluye desayunos por un precio más alto.
A lo largo de un pasillo y colocadas una sobre otras, este hostal cuenta con 36 cápsulas en cuyo interior hay un colchón y una almohada–26 de ellas son individuales y 14 dobles (estas son las que ofrecen a los estudiantes para una mayor «comodidad»)–, en el interior de una nave de unos 200 metros cuadrados y en la que no entra luz natural. Cada una de ellas cuenta con una taquilla y tienen un almacén para albergar las pertenencias de aquellos que llegan con maleta grande. Estos habitáculos, según se explica en la web, disponen en su interior de enchufe, regulador de luz y ventilación.
Este hostal ofrece también siete duchas individuales y ropa de cama y toallas para la estancia; una cocina en la que tan solo se puede calentar la comida en un microondas; servicio de lavandería y una zona común con mesas y sillas que sirve como comedor.
La estudiante, que está de camino al segundo mes residiendo en este claustrofóbico espacio, asegura a este periódico «estar cómoda», aunque se muestra dubitativa en su respuesta tras ser preguntada si preferiría estar en un piso.
Un taller sin ventanas
Con una puntuación de 3,7 sobre 5 en las reseñas de Google, no todas las opiniones son positivas. «No es una opción de larga estancia para estudiantes, ni una residencia. Es un hotel cápsula en el que veo difícil dormir más de 3 noches. Antes era un taller de coches, no dispone ni de ventanas al exterior más allá de la galería de entrada. Alejado de zona turística, en un barrio trabajador y con poca oferta de ocio. Ni es bueno para los turistas ni para los vecinos. Pura especulación», señala una usuaria. «Sois unos si vergüenzas. Alquilar 350 euros a universitarios por 3 metros cuadrados y lo fuerte es que la gente lo paga por desesperación. Que pocos valores para contribuir a la precariedad que ofrecéis a la gente joven», apunta otro comentario.
Según ha podido saber ABC, el dueño de este negocio presentó la declaración responsable para la implantación de la residencia de estudiantes, el pasado 4 de octubre el gerente de la Agencia de Actividades declaró la ineficacia de la misma, ordenando el cese de esta actividad. Sin embargo, una inspección de la Policía Municipal a requerimiento de este mismo organismo llevada a cabo el pasado 26 de febrero constató que se estaba incumpliendo el mandato de esta orden. Por tanto, este negocio opera de manera ilegal desde hace más de medio año, ofreciendo un servicio que se le había negado al no cumplir los requisitos. Así, la ADA ha abierto un expediente de precinto de este establecimiento, «que se ejecutará en las próximas semanas», confirman a ABC desde el Área de Urbanismo.
Este periódico se ha puesto en contacto con el responsable de Gallery Hostel Madrid para recoger su versión. Sin embargo, no ha recibido ninguna respuesta.
Los estudiantes tampoco son los únicos que se alojan en este hostal que el Ayuntamiento de Madrid ha ordenado cerrar. Turistas tanto nacionales como internacionales conviven con estos jóvenes e incluso con trabajadores –principalmente profesores– que residen de forma habitual en este establecimiento y que prefieren pasar varias noches a la semana para dar clase y volverse a sus respectivas ciudades el resto del tiempo a alquilar un piso o una habitación en la capital.
Polémica de los pisos «colmena»
Ya a principios de 2020, en la capital saltó la polémica de los pisos «colmena» de Haibu 4.0, una empresa que se dedicaba a levantar cubículos de entre 1,2 y 2,5 metros en espacios con zonas comunes inspirados también en las cápsulas japonesas como una «solución habitacional». Tras ser clausurados en Barcelona por el ayuntamiento, llegaron a Madrid, aunque no lograron prosperar. Esta entidad planeaba construir 10 promociones con hasta 579 plazas en Madrid, en distritos como Puente de Vallecas o San Cristóbal(Villaverde), y también en el municipio de Pozuelo de Alarcón.
En estos espacios, que llegaron a recibir señales de usuario que tenían la intención de reservarlos incluso antes de haberse construido, se aceptaban bebés y niños y también parejas, que sin embargo dormirán en distintos pisos de estos «nichos» para no molestar a los vecinos. Todo esto por un precio de hasta 315 euros al mes.
Desde el primer momento, el consistorio de la capital vetó este negocio ya que no se contemplan en la normativa urbanística, concretamente el Código Técnico de la Edificación, donde se fijan las condiciones mínimas de habitabilidad.
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