Qué ha sido del Rafita y El Malaguita, dos de los de asesinos de Sandra Palo
El 17 de mayo de 2003, una joven con discapacidad fue secuestrada, violada, atropellada y quemada viva por cuatro chicos, tres de ellos menores
Los padres de Sandra Palo hablan en ABC en el 20 aniversario de su asesinato
El brutal asesinato que conmocionó a España

El 17 de mayo de 2003, la vida de Sandra Palo fue arrebatada vilmente. Esta joven, que tenía una discapacidad, fue secuestrada, violada, atropellada y quemada viva por cuatro jóvenes, tres de ellos menores. Ya han pasado dos décadas, pero la herida sigue sin cicatrizar para su familia, mientras que los autores materiales del asesinato tratan de rehacer sus caminos.
El considerado líder del cuarteto asesino, Francisco Javier Astorga Luque, 'Malaguita', ahora con 38 años y mayor de edad en aquel entonces, nacido en ciudad andaluza y vecino de Vallecas, fue arrestado un mes después del suceso, tras robar un coche y atropellar a un peatón. Le condenaron a 64 años de cárcel.
Le quedan, al menos, cinco (y máximo, otros cinco más) a la sombra, en la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real). Ha contado con preso sombra (en aplicación del protocolo antisuicidios) y ha trabajado en el economato de la cárcel.
Su día a día lo pasa con depredadores como Antonio Ángel Ortiz, el pederasta de Ciudad Lineal; José Bretón, el asesino de sus hijos, Ruth y José; Tony King, que acabó con las vidas de Sonia Carabante y Rocío Wanninkhof; y Santiago del Valle (caso de la niña Mariluz, de Huelva); Miguel Carcaño, asesino de Marta del Castillo; o Sergio Morate, el doble homicida de Marina Okarynska y Laura del Hoyo.
Por aquel entonces, otro de los autores, Rafael García Fernández, 'Rafita', tenía 14 años, aunque desde los 7 venía delinquiendo en la llamada 'banda del chupete'. Solo pasó cuatro años en un centro de menores y otros tres en supuesta libertad vigilada, aunque realmente desde entonces ha ido engarzando detenciones, unas 25, y entradas y salidas de prisión por su pertenencia a distintas organizaciones criminales.
Cuando la Comunidad de Madrid le abrió la puerta a su libertad, en 2007 (contra el criterio de Fiscalía y técnicos, pues solo había mostrado interés en carpintería en esos cuatro años de encierro), Mari Mar Bermúdez, madre de Sandra Palo, ya predijo lo que ocurriría. Jamás ha pedido perdón ni ha mostrado arrepentimiento real.
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