Las paleocabañas más grandes de Europa están en Villaverde Bajo (Madrid)
Son dos enormes estructuras para casi un centenar de personas, de entre 17 y 27 metros de largo y del siglo IX a. C.
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Dos enormes cabañas de madera, paja y adobe de entre 17 y 27 metros de largo construidas a la vera del Manzanares, en lo que hoy es Villaverde Bajo, suponen uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos en la materia. ... En ellas residieron en el siglo IX a. C. un grupo de casi un centenar de personas, que vivían de la agricultura y la ganadería, cocían cacharros de cerámica y utilizaban algunas herramientas de hierro, en especial las armas de caza. Una de esas paleocabañas se está reproduciendo actualmente, a tamaño real, en el parque Arqueopinto y podrá visitarse antes de acabar el año.
Las 'longhouses' (así las llaman los expertos) del yacimiento de Las Camas son «las más grandes de Europa occidental», explica a ABC Jorge Morín, arqueólogo que ha trabajado para Audema en este ámbito. El descubrimiento se produjo a raíz de las obras de un sector del barrio de Butarque, entre la urbanización Los Rosales, las instalaciones de Renfe, el Parque Lineal del Manzanares, los terrenos reservados para la M-45 y la carretera M-301.
Durante años se ha trabajado en la zona, hasta dar con los agujeros de poste y otros muchos restos de aquella pequeña comunidad de madrileños. Trabajos posteriores en solares cercanos, peritados por Javier Martínez, han podido datarse en el siglo IX a. C., confirmando con ello la cronología que se manejaba para Las Camas.
Las dos 'longhouses' de Villaverde Bajo prácticamente no tienen equivalentes en la prehistoria española. La primera tiene 26,7 metros de largo por 8,17 de ancho, y hoyos de poste perimetrales dispuestos a una distancia de 1,65 metros entre ellos. Tenía un extremo en forma de ábside orientada al noroeste y contaba con una línea de postes centrales, más anchos, que sujetaban el techo de paja o ramas, construido a dos aguas. Dentro contaba con más de 200 metros cuadrados de superficie, sin divisiones internas: una especie de 'loft'.

La otra gran cabaña era similar, aunque un poco más pequeña: 18,75 metros de largo por 7,65 de ancho, y 23 postes perimetrales. Su superficie interior rondaba los 144 metros cuadrados y estaba a unos 50 metros al oeste del anterior. La mayor parte de los postes eran redondos u ovalados, aunque en algunas ocasiones se encontraron piezas rectangulares, que indican que existía ya el trabajo de carpintería.
En las 'longhouses' vivían comunidades: unas 40 personas en la cabaña más grande y algunos menos en la segunda. Eso, contando sólo con la ocupación del espacio de suelo, aunque este podía duplicarse con la utilización de las alturas interiores. El estudio que realizaron los arqueólogos les permitió aventurar que podrían habitarlas unas 80 personas. Las estructuras de Las Camas son tan singulares que «debemos salir fuera de nuestras fronteras, a las Islas Británicas, norte de Francia y Países Bajos o Escandinavia», apuntan en la monografía sobre el yacimiento editada por el Museo Arqueológico Regional.
De la vida de estos pobladores se sabe poco, más allá de que eran un asentamiento sedentario y estable, que subsistía de la agricultura y la ganadería, con campos de cultivo no muy extensos donde sobre todo crecía el trigo y la cebada, junto con algún huerto y la recolección de frutos silvestres.
Contaban con hornos para cocer cerámica, y grandes hogares donde ardería abundante leña para asar y cocer alimentos, y que aportarían brasas para calentar el interior de las megacabañas. Utilizaban sobre todo el bronce, para hachas y adornos personales como agujas o fíbulas. Y, aunque había poco hierro, se hallaron huellas de corte con herramientas hechas con este material en los huesos de animales cazados.
Testimonio de escritura
Decoraban su cerámica, con bandas diagonales, triángulos rayados, rombos y escisiones. Y en Las Camas se han encontrado también los primeros testimonios de la escrutura: «En una pieza de cerámica se ha localizado un grafito con un signo fenicio, posiblemente indicando la propiedad de la pieza», señala Morín. Es uno de los mas tempranos testimonios de escritura fenicia localizado en la Peninsula Iberica.
Este tipo de construcciones, las 'longhouses', son comunes a contextos culturales muy diversos: desde los nativos norteamericanos a los vikingos escandinavos. En unos meses, podrá visitarse la reproducción de una de estas enormes cabañas, que se está construyendo en Arqueopinto, un parque dedicado a la difusión de la prehistoria y situado en la localidad madrileña de Pinto.
Según explica Manuel Luque, «nos hemos centrado últimamente en los elementos arqueológicos de la Comunidad de Madrid que ya no se pueden ver, porque desaparecieron». En esta línea, reprodujeron un antiguo dolmen encontrado en Villalba y ahora esta cabaña, «la más grande de la Península».
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