LAPISABIEN
Las tertulias del Varela (y las croquetas)
Ya no se saca a relucir una obra de teatro, pero se habla de Benzema y de qué narices va eso de la España vaciada
Los hoteles de Madrid se unen para 'vender' el cielo de la capital

Las noches del Café Varela son lo que son. Un reducto de lo mejor, de ese Madrid pensante que es la España pensante. Alrededor la Gran Vía, a la que debo volver a querer. Las noches del Valera ya están escritas con José F. Peláez ... , el recuerdo de Ruano y el columnismo literario. En las noches del Valera hay croquetas, musas, conversaciones cruzadas y hasta todo un magistrado que anda cenando.
Es en el cruce de gentes, en el bullicio de camareros, donde anda la vida. Ya lo decía Pemán cuando se refería a la Feria de Jerez. Ahí es donde se aprecia la vida, no en otros sitios con sus colores fosforitos, sus 'gafapastas' y los retretes llenos de pintadas pidiendo la libertad de Pablo Hasel.
Yo había desaparecido del mundo de la cultura, y he vuelto, porque la casa y el 'streaming' no son lo mío, y la cultura hay que vivirla, estarla. Hay que ir al final de cualquier presentación de libro, que mi generación publica y yo, desde hace cuatro años, no doy nada encuadernado. Acaso porque me faltan una musa real, tiempo, y ganas, claro.
Por eso las luces del Varela iluminan la parla y me dicen que tengo que ponerme con eso de la gran novela. Hay quien se pega a oír, pero, en general, todos tienen algo que decir. De todo y sobre todo.
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Las tertulias habían muerto en Madrid, pero un aire, una coincidencia, las ha resucitado con fuerza. Ya no se saca a relucir una obra de teatro, pero se habla de Benzema y de qué narices va eso de la España vaciada.
El Café Varela, lejos de las reuniones de antaño, de los versos a medianoche, es quizá el último lugar donde la cultura se condensa. No es poco.
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