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acuerdo pp-vox en extremadura

Guardiola cede y Vox tendrá una consejería: «Viniendo de donde venimos es una victoria»

Génova valida el pacto en la Comunidad y celebra que es mucho menos de lo que pedía Vox: «No hay cesiones ideológicas».

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María Guardiola, al borde de la lágrima: «Yo no he mentido nunca»

Váyase, señora Guardiola; por Ignacio Camacho

Víctor Ruiz de Almirón

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María Guardiola será la próxima presidenta de la Junta de Extremadura tras sellar un pacto en el que la formación de Santiago Abascal ostentará la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural. El acuerdo significa una rectificación completa en los postulados maximalistas establecidos por la presidenta del PP de Extremadura, que se comprometió solemnemente a no gobernar con Vox. Una tesis que la dirección nacional llegó a avalar. Pero que desde hace una semana ya empezó a asumirse como imposible ante el malestar creciente en el seno del partido. Según aclaran fuentes del PP de Extremadura, la consejería de Vox tendrá competencias en infraestructuras rurales, control de incendios, patrimonio natural, caza, pesca y toros. Y se mantendrá una consejería de Agricultura que ostentará el PP.

Ambos partidos pactan una hoja de ruta conjunta «para poner fin a las políticas socialistas que han lastrado el desarrollo de Extremadura», señala el comunicado oficial de los populares. Un acuerdo programático que incluye 60 medidas centradas encentradas en garantizar un gobierno del cambio «que reviertan las consecuencias de la inercia política del PSOE en los últimos años». Girarán en torno a «las prioridades de las familias extremeñas», «combatir el paro y la pobreza, la falta de oportunidades y la despoblación». Guardiola completa un giro que empezó a visibilizar a comienzos de semana cuando abandonó su retórica contra Vox para pasar a tender la mano a «un partido constitucional con el que me quiero poner de acuerdo».

Las medidas acordadas «tendrán repercusión directa en los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma de Extremadura en cada ejercicio», es decir, han sido plasmados con su compromiso presupuestario para garantizar su cumplimiento. ABC informaba en la noche del viernes que el acuerdo en Extremadura estaba cerca y que el PP ya asumía una entrada de Vox «limitada» en la Junta de Extremadura.

Desde la cúpula del PP extremeño transmiten que se trata de «un acuerdo límpio si se compara con los de Valencia o Baleares». Y que «ha merecido la pena», pese a todo, lograr un acuerdo «donde una amplia mayoría de extemeños» se puedan sentir cómodos. «Viniendo de donde venimos me parece una victoria», reflexiona un alto cargo del PP de Extremadura.

El control de la Mesa

El PP se muestra «satisfecho por garantizar un cambio de Gobierno en Extremadura», uno los feudos tradicionales del PSOE. Fuentes de la dirección nacional ponen en valor que el acuerdo no representa «ni un paso atrás en la defensa de los derechos de las mujeres». Desde el PP recuerdan que ofrecieron a Vox la presidencia de la Asamblea y un puesto más en la Mesa de la Cámara, pero que Vox pedía una vicepresidencia y dos consejerías. «Al final la presidenta Guardiola permite la entrada de Vox en el Gobierno con una única consejería: la de Gestión forestal y Mundo rural», valoran en Génova.

El nuevo acuerdo incluye un punto que contempla «modificar el Reglamento de la Asamblea de Extremadura para garantizar que la composición de la Mesa de la Cámara sea proporcional al número de integrantes de cada grupo parlamentario». Es decir, para intentar remediar a posteriori el fracaso de las negociaciones de hace diez días. También se recupera la idea de que el senador por designación autonómica que corresponde al grupo parlamentario popular recaiga en un diputado de Vox. Se crea un órgano de control y seguimiento del pacto con «composición paritaria» de ambos partidos y que presidirá el consejero de Vox en el Gobierno.

En el PP justifican que han permitido la entrada de Vox en los lugares en los que «su voto afirmativo era imprescindible para lograr la investidura» pero que seguirán defendiendo su legitimidad para «gobernar en solitario donde somos la fuerza más votada y tenemos más escaños que toda la izquierda junta». Esto aplicaría a la Región de Murcia y con alguna derivada territorial más también a Aragón, que aparecen ahora como los dos territorios pendientes.

En el PP defienden que los acuerdos que se están alcanzando con Vox «no implican cesiones ideológicas y confirman una forma diferente de proceder entre el PP y el PSOE». Aseguran que «el sanchismo ya tendría todas las presidencias autonómicas que la aritmética le permitiera, cediendo principios y valores a socios como Podemos a cambio de conseguir el poder», mientras que defienden que el PP «está protegiendo su ideología sin someter sus creencias a las exigencias de nadie».

Guardiola firmó ayer el acuerdo con el líder de Vox en Extremadura, Ángel Pelayo Gordillo. Una comparecencia ante los medios en la que Guardiola dijo ser consciente de que «ahora, supongo, habrá mucha gente decepcionada. Lo entiendo y lo asumo», dijo la que será futura presidenta extremeña. Guardiola pronunció en esa comparecencia una frase que la acompañará siempre: «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños».

Los ánimos en el PP están caldeados. La culminación del pacto constituye un alivio generalizado. Pero los nervios se siente a flor de piel. Ayer, durante un acto sectorial de Cultura, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, dijo lo siguiente: «Reivindico la política de la palabra. Sin palabra no hay política». Un tipo de reflexión que el líder popular realiza habitualmente en el marco de sus críticas a Pedro Sánchez. Pero que ayer resonó con especial crudeza.

Ahora el PP extremeño se prepara para ocupar un poder institucional que en Extremadura solo ha ostentado en la legislatura entre 2011 y 2015. «Había que poner los intereses en una balanza. Entre Extremadura y su palabra bien vale una rectificación».

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