Sociedad
Ludópatas en Andalucía, los que juegan a perder
La apertura masiva de salones hace que más de 40.000 personas residentes en la región tengan prohibida su entrada a casinos, bingos y salas de juego

«Me levantaron a las cuatro de la madrugada para decirme que mi casa no era ya mi casa. Mi marido se la había jugado a las cartas ». El testimonio de esta mujer jiennense es lejano en el tiempo, pero muy actual: la ... adicción al juego motiva que casi 40.605 personas residentes en Andalucía tengan prohibida la entrada a casinos, bingos y salones de la comunidad autónoma.
Para el compulsivo, bebe con moderación es el eufemismo de mátate despacio y juega con responsabilidad lo es de arruínate poco a poco. Jugar es una actividad voluntaria, pero la voluntad no es el fuerte del adicto. Tampoco le ayuda la expansión de las máquinas tragaperras . En Andalucía hay 29.686 de ellas. Es decir, 3,5 por cada 1.000 habitantes. Pingüe es un adjetivo en desuso, pero describe bien el negocio de las tragaperras.
El gasto real en máquinas B en Andalucía ascendió en 2020 a casi 222 millones de euros. Gasto real es el resultado de detraer al volumen jugado (cerca de 888 millones) la cantidad que revierte al jugador en premios. En otras palabras, la banca se quedó con uno de cada cuatro euros. Casi cuartas quintas partes del dinero que gastaron en 2020 personas residentes en Andalucía en juego va a parar a las máquinas tragaperras. El resto, hasta completar 1.280,53 millones de euros, se gasta en otros tipos de juego: casinos (125,60 millones), bingo electrónico (146,60 millones), apuestas (119,30 millones) y bingo convencional (1,17 millones).
Casi 40 euros
La resultante de dividir la cantidad de dinero jugado por el número de andaluces revela que cada habitante de la comunidad autónoma gastó 39,6 euros, pero, como toda estadística, no tiene en cuenta al que tiene por norma no invertir nada en azar y a su contrario, el adolescente que utiliza la tarjeta de crédito de sus padres para gastar 4.000 euros en juego por internet.
El caso es real, aclara Óscar Ros, especialista en adicciones del Fórum Terapéutico Pablo Sosa , de Sevilla, centro cuyo equipo atiende a personas cada vez más jóvenes, lo que evidencia la alarmante transformación del perfil del ludópata. «Hace 15 años el origen de la adicción eran las tragaperras, los bingos o los casinos y ahora es el juego en internet. Antes venían adultos y ahora muchos chicos vienen aquí sin haber pisado nunca una casa de apuestas. Otros, sí».
A los especialistas en adicciones les preocupa el juego de los jóvenes a través de internet, que no pisan una casa de apuestas
Si Internet es un falso Eldorado las casas de apuestas son un trampantojo de Jauja. Ros denuncia al respecto que, por mor de una ganancia que casi nunca llega, hay estudiantes de instituto que gastan el dinero del bocadillo en los salones . Este terapeuta critica que en ellos tengan la posibilidad de realizar apuestas desde 20 céntimos. Y asegura que algunos chicos roban el oro de casa o suplantan la personalidad de otra persona para jugar.
Contra los salones de juegos y el juego en línea batalla también la Asociación Sevillana de Jugadores de Azar en Rehabilitación , cuyo presidente, José Jiménez , coincide con Ros en que la ludopatía se cierne sobre los jóvenes. Como da charlas en los institutos ofrece un dato concluyente: hace 10 años entre dos y tres estudiantes por clase admitían haber ido a un salón. Hoy son la mitad los que han tenido contacto directo con los juegos. «Eso nos da pánico», dice.
La edad de los jugadores adictos la conoce la Junta de Andalucía. Desde enero a diciembre de 2021 fueron atendidas 2.795 personas en la región por juego patológico y otras adicciones sin sustancia, de las que 2.495 fueron hombres y 300, mujeres, según se recoge en el Sistema de Información del Plan Andaluz de Drogas y Adicciones de la Consejería de Salud y Familias. La atención directa a la ludopatía se realiza por los 115 centros de tratamiento ambulatorio.
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