Las infecciones de transmisión sexual se han triplicado entre los mayores de 65 años de Andalucía desde 2021
La sífilis es la ITS más frecuente entre la tercera edad, población objeto de un creciente número de cribados
Día Mundial de la Lucha contra el Sida: el VIH ya no mata pero sigue siendo una amenaza
El principal laboratorio del sexo en España es andaluz

Incidencia de casos de ITS en mayores de 65 años
186
161
15%
117
56
2021
2022
2023
2024
Incidencia de casos en Andalucía (a 15/01/2025)
435
744
934
2022
2023
2024
Herpes genital
3.019
4.731
5.678
2022
2023
2024
Total Andalucía
Chlamydia
2022
3.205
5.045
5.150
8.309
2022
2023
2024
Gonococo
2023
12.727
1.563
2.006
2.579
2022
2023
2024
14%
Sífilis
2024
14.555
87
201
214
2022
2023
2024
Fuente: Consejería de Salud y Consumo.
Junta de Andalucía
LGV
Gráfico: Ch. García / ABC de Sevilla

Incidencia de casos de ITS
en mayores de 65 años
186
161
15%
117
56
2021
2022
2023
2024
Total Andalucía
2022
8.309
2023
12.727
14%
2024
14.555
Incidencia de casos en Andalucía (a 15/01/2025)
435
744
934
2022
2023
2024
Herpes genital
3.019
4.731
5.678
2022
2023
2024
Chlamydia
3.205
5.045
5.150
2022
2023
2024
Gonococo
1.563
2.006
2.579
2022
2023
2024
Sífilis
87
201
214
2022
2023
2024
LGV
Fuente: Consejería de Salud
y Consumo. Junta de Andalucía
Ch. García / ABC de Sevilla
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se han disparado entre los andaluces mayores de 65 años durante el último trienio. Así se desliza de los datos presentados por la Consejería de Salud y Consumo a este periódico en los que, tras ... un exhaustivo recuento de casos de herpes genital, clamidia, gonococo y sífilis, se observa cómo el conjunto es más del triple del que se registraba en 2021. Así, frente a los 56 expedientes totales que se dieron entonces, el pasado 2024 cerró con 186 ITS entre las ocho provincias.
El contagio sifilítico fue el más frecuente de todos, con 124 casos entre los andaluces con más de 65 años. A bastante distancia quedó el balance del herpes genital y el gonococo (bacteria causante de la gonorrea), con 24 y 23 respectivamente.
La clamidia fue la infección más testimonial —únicamente el 8 por ciento del total—, con el añadido de que no llegó a contabilizarse ningún caso de linfogranuloma venéreo (LGV), una infección más seria motivada por cepas concretas de Chlamydia trachomatis muy infrecuente en mujeres. Sin embargo, si se rebaja la edad del tramo de población se observan unos datos bastante más complejos en torno a la clamidia: hubo 132 casos entre andaluces con edades comprendidas entre los 56 y los 65 años y 14 de LGV. Las infecciones por sífilis también fueron muy superiores en esta horquilla etaria, con 227.
Es cierto que los crecimientos interanuales están siendo cada vez más contenidos. Hay que tener en cuenta que el salto de 2021 a 2022 fue absolutamente exponencial: un 117 por ciento más. Se dio en personas de entre 45 y 65 años, pero prácticamente también entre la tercera edad.
Progresión generalizada
En cambio, el avance de 2023 a 2024 se limitó al 15 por ciento en los mayores de 65, pero llama la atención porque ha seguido la misma estela que la población general. Incluso por encima. El conjunto de la última serie anual hasta diciembre dejó en Andalucía un total de 14.555 infecciones de transmisión sexual —siempre en relación a herpes genital, clamidia, gonococo, sífilis y LGV—, un montante un 14 por ciento superior al registrado en los centros sanitarios de la región un año atrás.
En esa radiografía global la sífilis también fue la ITS con mayor aumento (un 29 por ciento), pero no la de mayor presencia, que se concentró entre los 5.678 casos de clamidia y los 5.150 de gonorrea.
Por otra parte, en todas las ITS hay más casos de hombres que de mujeres, salvo en lo relativo a la clamidia, que arroja valores muy equiparados. Esto es así tanto entre los andaluces más veteranos como en el grueso poblacional.
Sin embargo, en mayores de 65 años la balanza está particularmente descompensada hacia el sexo masculino. Se aprecia claramente en el informe de 2023 —el del pasado año aún no está totalmente consolidado—, en el que hubo 292 mujeres con algún asunto venéreo frente a 1.452 hombres. Eso sí, las subidas entre la población femenina están siendo más acusadas (sólo 76 casos en 2021).
«En ese incremento tiene mucho que ver que hemos hecho bastante más cribado. Por ejemplo, hemos aplicado técnicas de biología molecular para la clamidia y el gonococo que anteriormente sólo estaban en los hospitales. Ya se pueden prescribir en Atención Primaria», explica Javier de la Torre, director del Plan Andaluz de ITS, VIH y SIDA 2023-2030 (Paitsida), que incide en que también se han mejorado los estudios de contacto para acotar los posibles contagios.
En relación a esa mayor vigilancia habría que añadir que estas técnicas de diagnóstico no han estado accesibles en todas las provincias por igual. «Sevilla siempre ha ido por delante, con los hospitales Virgen del Rocío, Macarena y Valme. Granada, parcialmente también», aclara De la Torre. Desde luego la implantación ha sido progresiva, y eso también influye en la evolución de los datos.
Calidad de vida y sexo
Evidentemente el aumento de los cribados no tapa el hecho de que, en efecto, las relaciones sexuales se siguen produciendo en 'la segunda juventud'. Una mayor longevidad, con más calidad de vida y con recursos para garantizar el vigor, hace que los ratos de cama ya no sean cosa del pasado.
Lo permite también «la revolución de las aplicaciones móviles, que brindan unas posibilidades muy superiores de poder encontrar nuevas parejas sexuales», incide. En este caso, y a diferencia de otros colectivos más jóvenes donde sí que es una de las principales causas detrás de los aumentos de los contagios, las drogas —el chemsex— son bastante infrecuentes.
Sin embargo, el experto pone el foco en que la prevención a menudo pasa a un segundo plano por varias causas: «En la mayoría de los casos son personas que han vivido en parejas de muy larga duración, y con las que no era habitual el uso del preservativo». También juega a la contra que haya desaparecido el miedo al embarazo.
«A esta generación nadie le habló en su juventud de lo que era una sexualidad sana y de las posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual», recuerda el director de Paitsida, que no duda en reclamar a los compañeros médicos «un cambio de chip» cuando una persona de avanzada edad llega a la consulta con cierta sintomatología. «No hay costumbre de preguntarles por su actividad sexual o por las medidas de prevención que toma». Con la gente joven sí se hace, por protocolo, pero con los mayores se da por hecho de que no hay vida sexual.
Otra cuestión que despista es el hecho de que, sobre todo entre las mujeres, muchas enfermedades de transmisión sexual son asintomáticas o, a lo sumo, se manifiestan con un poco de picor o escozor al orinar que la persona puede creer que desaparecerá en horas o días. «En hombres es más evidente porque, dada la fisiología de la uretra, la molestia es más intensa», recalca.
Hablamos de un 50-60 por ciento del total de las ITS. Salvo que terminen dando la cara como complicaciones pélvicas, pasan desapercibidas. Pero siguen estando ahí.
Por eso Javier de la Torre se muestra tajante: «No hay trivializar las ITS, pues lógicamente no tienen el mismo impacto en un organismo de 25 años que cuando se han cumplido 65».
Además, tienen implicaciones en los tratamientos para atajarlas. «Tener infecciones de repetición puede derivar en resistencia a los antibióticos. Un ejemplo lo tenemos con la penicilina, que ya no funciona contra el gonococo, pese a haber sido un remedio tradicionalmente muy eficaz».
En las listas facilitadas por Paitisda no se consignan los datos relativos al Virus de la Inmunodeficiencia Humana por haber caído las tasas en todos los grupos generacionales —2,7 casos por cada 100.000 habitantes mayores de 50 años en 2023—. Pero ello no quiere decir que esté erradicado. «Hay que tomar medidas de prevención porque contraer sífilis o gonorrea puede hacer que te lleves de acompañante el VIH, y eso ya no es niguna tontería. Mucho menos a esas edades», concluye.
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