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Los expertos piden calma ante la sucesión de terremotos leves en Granada: «Son repetidos pero moderados»

En la última semana se han producido varios sismos leves aunque superficiales, por lo que han sido percibidos por la población

Los académicos advierten en cualquier caso: «No podemos saber cuándo habrá un enjambre sísmico»

Imagen del interior de una vivienda en Granada tras el enjambre sísmico de enero de 2021 Antonio L. Juárez

Álvaro Holgado

Granada

La palabra terremoto está unida a Granada desde tiempos inmemoriales. Las fallas, el temblor, las estanterías que se mueven, el cuadro que se cae sin motivo aparente, todo son elementos propios de la conversación habitual entre granadinos cada cierto tiempo. Esta misma pasada semana, sin ir más lejos, ha habido varios. Superficiales, lo que agrava el que se note. En Salar, Huétor Tájar... ahí estaba el epicentro, aunque llegó a notarse en buena parte de la provincia, incluso en parte de Málaga.

El fantasma del enjambre sísmico que provocó la alarma social en enero de 2021 y que se alargó, aunque con menor intensidad, durante meses, está casi siempre presente. Entonces fueron casi 1.000 terremotos en una semana, con los consiguientes daños ocasionados que elevaban la factura a decenas de miles de euros. Los expertos, a pesar de todo, piden «calma» ante lo que entienden como parte de la normalidad en la zona.

«Nadie tiene una bola de cristal, pero ya ha ocurrido antes» explica Jesús Galindo, vicedirector Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra e investigador en la Universidad de Granada. Lo importante, insiste, está en la intensidad de estos sismos, que nunca han llegado a ser comparables con la de otros países como Chile o Japón. «Los terremotos, sobre todo en la parte más de la Vega de Granada, ha sido siempre moderados. Los hay y los habrá. Pero salvo el terremoto de 1884, hace ya más de un siglo, no han sido de mucha magnitud y cada 'x' tiempo se repiten«.

En este sentido, disemina Galindo, hay dos claves. Por un lado, por qué sucede así. Por qué se producen «terremotos pequeños» en vez de «grandes». En Granada, concretamente en la zona de Santa Fe, en la cuenca norte de la Vega granadina, existe una alta actividad sísmica. Eso se debe principalmente a que es una zona «muy fragmentada previamente», es decir, que hablamos de zonas de fallas pequeñas. «Son terremotos repetidos, de magnitudes moderadas, como digo, con lo cual, a medida que mejor estemos preparados a nivel de estructuras, menos se notará».

Aquí el investigador aporta el segundo punto: las infraestructuras. Los daños ocasionados en las casas, analiza, se deben en gran medida a elementos que no tienen que ver con la estructura en sí, sino con añadidos. «Los daños siempre van a ser menores que un terremoto del siglo XIX, hay que tener en cuenta que antes las casas se hacían con adobe. Hoy en día, el mayor miedo son las cornisas, las chimeneas, partes de las viviendas que no tienen que ver con la estructura, ya que la vivienda se ha construido en base a prevenciones antisísmicas«.

Evitar las salidas

Imagen de la calle en Granada tras en la semana de terremotos producido por el enjambre sísmico en enero de 2021 Antonio L. Juárez

Tal y como recuerda Galindo, el principal problema en una situación de terremoto, es la gestión de la situación por parte de quienes lo sufren. En circunstancias como las de Granada, donde la peligrosidad es escasa y el peligro de derrumbe casi nulo, lo importante es no salir a la calle cuando se produce el sismo.

«Se puede romper una pared hecha con ladrillo, pero no la estructura. Quizás alguna casa antigua...pero el consejo principal es que si se nota el temblor no salgas. Lo peor que puede suceder es que se caiga algo de la fachada o alguna teja. Meterte debajo de la mesa y evitar que se te caiga encima, por ejemplo, una lámpara o un mueble que sí se pueda mover« insiste.

Calma, en definitiva, y evitar la alarma social, también desde el desarrollo de infraestructuras. «En Japón sufren terremotos de un metro y medio de ruptura y aquí de diez centímetros. Y allí ni se nota« resume el investigador, que añade, aún así, que las viviendas Granada, al menos en cuanto a los edificios de nueva construcción, no debe de tener ningún problema. »El que tenga problema de vivir allí, que me ponga la casa barata que me voy allí«, ironiza Galindo.

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