Mujeres en la judicatura cordobesa
«Machismo siempre hay en la Judicatura; ya no diré más, no llamaré al orden a nadie»
Cuatro mujeres de la Carrera Judicial y Fiscal de Córdoba hablan para ABC del ejercicio de su profesión donde en escalas básicas son ya mayoría
El CGPJ nombra a María Dolores Márquez López nueva magistrada de la Audiencia Provincial de Córdoba

Cuatro mujeres -dos juezas y dos fiscales- que ejercen en tribunales de Justicia cordobeses hablan para ABC sobre su incorporación a la Carrera Judicial y Fiscal en Córdoba, donde las féminas son ya mayoría en las escalas básicas y van ganando terreno en los ... escalafones más altos y órganos gubernamentales.
La magistrada cordobesa Inmaculada Nevado, que ha sido la penúltima en formar parte del tribunal de la sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba (octubre 2022), habla sin tapujos del papel de la mujer en la Carrera Judicial, en la que ingresó en el año 1999. En aquel entonces, recuerda la juez Nevado, «en la promoción número 51 ya éramos mayoritariamente mujeres y eso se mantiene».
En la función pública en general, admite, «hay mayoritariamente mujeres porque ingresamos en igualdad de condiciones y da la posibilidad de conciliar mejor que una empresa privada. Ahí está el quid de la cuestión. Aquí, si te sabes el temario igual que un varón, entras igual sin ningún condicionante. No como en una empresa que ve que eres mujer joven, que estás en edad de tener hijos, que puede lastrar tu carrera profesional».
En la Carrera Judicial, admite Nevado, primera magistrada en la Sección Tercera de la Audiencia, «somos más mujeres mayoritariamente por abajo [en los puestos básicos] pero no por arriba [refiriéndose a la Audiencia Provincial, TSJA o TS] porque no nos ha dado tiempo de que haya más presidentas de Audiencia que presidentes, más presidentas de TSJA-. Que hay alguna, pero no muchas porque nosotras ascendemos por antigüedad».
En la Audiencia de Córdoba, la primera magistrada en tomar posesión de su cargo fue en 2014 Cristina Mir; luego María Paz Ruiz, luego la magistrada Nevado (2022) y el pasado 8 de enero, Dolores Márquez, que forma parte de la sección Segunda. Siguen siendo minoría: de 15 magistrados en la Audiencia, sólo cuatro son mujeres. «No somos mayoritarias ni iguales ni estamos en la misma proporción, poco a poco», apostilla Nevado.
«Hay actitudes paternalistas con nosotras»
A la pregunta de si hay machismo, esta magistrada admite que «machismo siempre hay. Ya no diré más, no llamaré al orden a nadie», con tono conciliador. En cuanto a actitudes paternalistas de sus compañeros, Nevado asegura que «cada uno hablará de su propia experiencia profesional, pero lo suele haber. Entiendo que el varón no lo hace de mala fe pero está ahí. Estamos expuestas a que te evalúen más, que tengas que demostrar un poco más. Eso está ahí y es verdad que tenemos el lastre de que somos las cuidadoras, que cuidamos a todos».
Juez Andrea Tapias: «Soy autodidacta; fue duro, no podía salir a tomar ni un café»
Una de las juezas de nueva incorporación en Córdoba es Andrea Tapias, de 28 años (Madrid, 1995), titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Montoro. Su ingreso en la Carrera Judicial fue meteórico. Cuando estaba cursando tercero de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid ya decidió que iba a matricularse de asignaturas de cuarto curso y a la vez iba a ir preparando las oposiciones a juez.
«Soy autodidacta, no he necesitado un preparador; eso sí, no me tomaba ni un café en esos años», recuerda. En su familia no hay abogados ni jueces, pero sí militares. Desde los nueve años, cuando conoció a una jueza, recuerda que se le despertó la vocación. «En ese momento supe que quería ser juez». A los tres meses de acabar la carrera se presentó a las oposiciones y pasó el primer test pero no el segundo examen. En la siguiente convocatoria a la Carrera Judicial, con 24 años, esta joven aprobó e ingresó en ella. En ese momento, admite, «no me lo creía, aunque sí reconozco que me costó. En mi promoción de 2019 éramos 134 mujeres y 54 hombres».

Tapias no ha sentido ni un atisbo de machismo entre sus compañeros, aunque sí paternalismo por ser joven, no por ser mujer en sí. Como jueza después de cuatro años a cargo de juzgado con Violencia de Género asegura que «ni los malos son tan malos ni los buenos, tan buenos».
Fiscal Margarita Ruiz: «Es duro ver a todos disfrutar y tu estudiando en casa o en la biblioteca»
La fiscal Margarita Ruiz, a sus 28 años, entró a la Carrera Fiscal en 2022 tras cuatro años de oposición. En su familia no había tradición jurista. Estudió en Sevilla Derecho y Criminología y al acabar buscó «puerta a puerta» unas prácticas en la Fiscalía hispalense. Un fiscal accedió a concederle las prácticas con la Universidad y poco después le ayudaría como preparador a llegar a ser fiscal.
Cuatro años después con apenas 27 años, esta joven de Chipiona (Cádiz) logró su sueño de ser fiscal, ahora ejerciendo en Montilla. «En las prácticas conocí de primera mano el trabajo de lo que hace el fiscal y sus funciones». Esta joven fiscal reconoce que fue «una carrera de fondo; no sabes si vas a llegar a la meta».
En Sevilla en ese momento preparando las oposiciones «ya había más compañeras que compañeros. Éramos unas 14 personas preparando, 11 chicas y tres chicos». «Desde el año que empecé, aprobó una chica, y la siguiente en aprobar fui yo», recuerda. La oposición, admite «es dura; tienes que ser consciente de que tienes que renunciar a muchísimas cosas, y mientras ves que todo tu entorno sigue la vida, disfruta, tú estas en casa o en la biblioteca estudiando».

En este camino, recuerda, «en la Escuela de Estudios Jurídicos éramos 73 chicas y 23 chicos. Pero en la Fiscalía somos un equipo de trabajo que representa al Ministerio Fiscal independientemente del género».
Fiscal Lucila Baena: «Sueño aún que me queda un examen pendiente»
Lucila Baena, una pacense de 31 años, aprobó la oposición a la Carrera Fiscal en 2022 con 29 años. Estudió Derecho y Administración Pública en Sevilla y fue al ver una serie norteamericana donde la figura del fiscal le llamó la atención y se interesó por su función -que nada tenía que ver con la de EE.UU.-
Esta fiscal, que acaba de llegar a laSección Territorial de Lucenadentro de la Fiscalía de Córdoba, recuerda que fue en una charla universitaria cuando vinieron un juez y un fiscal a hablar de su función cuando decidió buscar a ese fiscal y pedirle que fuera el tutor de sus prácticas y luego, además, se convirtió en su preparador.
Siete años después, no sin varios intentos de tirar la toalla, logró su plaza de fiscal. «Fue dedicación exclusiva pero ha sido posible gracias al respaldo psicológico y económico de familia y amigos», advierte.

En ese tiempo, «el quinto año al suspender de nuevo decidí dejarlo; pero mis preparadores insistieron y gracias a esa fuerza y exigencia del último preparador logré aprobar». En su grupo de opositores eran cinco chicos y tres chicas; aprobaron dos chicas y un chico. «Sigo sin creerme que soy fiscal, y sueño que todavía me queda el último examen, y no sé donde estoy si en casa aún y tengo que estudiar...», admite. «Ahora me levanto y digo: «No, si me voy a la Fiscalía a trabajar«. Eso es un subidón, una sensación muy bonita», reconoce.
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