Lanzan tres comunidades cooperativas de energía fotovoltaica en Córdoba para unas 3.000 familias

Rafael Ruiz

Córdoba

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16/01/2024 a las 11:51h.

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El Ayuntamiento de Córdoba apoyará expresamente el desarrollo de las tres primeras comunidades de producción energética fotovoltaica que se crean en la capital y que tendrá una cuarta iniciativa en Encinarejo, que cuenta por razones técnicas con su desarrollo autónomo. La medida será una salida para quien no puede poner paneles solares en casa o no tiene los seis o siete mil euros que puede llegar a costar una instalación completa de estas características. La participación en la cooperativa matriz del proyecto costará dos mil euros.

La medida viene de la mano del acuerdo de Faecta, la organización que agrupa a las cooperativas andaluzas, con Ekiluz, que es el socio industrial del proyecto. Ekiluz es una filial del grupo vasco Mondragón y la petrolera Repsol, que busca así ganar cuota de mercado en las renovables. Cuando se abra el proceso de comercialización de la cooperativa, se permitirá la suscripción de tres mil participaciones de las siete mil inicialmente anunciadas.

El salón de plenos ha servido este martes para poner de largo dos cosas. La primera es que el Ayuntamiento considera este proyecto como de interés local lo que supone plazos más cortos y acceso a bonificaciones económicas. Ya está en marcha el cambio del IBI que no hace distinciones entre tener una placa solar en el tejado de casa que contar con una participación en un huerto solar a 25 kilómetros de distancia. El ahorro fiscal es el mismo. La participación en la cooperativa es personal y no depende de la vivienda. Si hay mudanza, sus efectos se arrastran de casa en casa.

El segundo es que el Ayuntamiento apoyará directamente la instalación de este tipo de plantas que tendrán un pico de producción de 1 Mwh cada una para no tener problemas de conexión a la red, explicó el máximo responsable de Faecta, el exconcejal Francisco Molina. El Ayuntamiento cederá suelos de Cecosam en el cementerio de la Fuensanta, en la barriada de Alcolea. Son buenos porque están anexos a la subestación de La Lancha.

Los 2.000 euros de participación básica en una comunidad energética dan derecho a pagar la luz a tres céntimos el Mwh. Vamos a aclarar esta frase. Los huertos solares producen energía que se vuelca a la red eléctrica general cobrando un precio. Las familias o empresas cooperativistas tienen sus respectivos contratos de electricidad doméstica. Lo que han hecho los promotores de estas comunidades energéticas es pactar un precio estable de la luz en el momento del volcado que permita pasar del coste medio de la energía, 14 céntimos, a tres gracias a los ingresos que se producen en las placas solares. Es un juego entre ingresos (lo que facturan las placas) y gastos (lo que consumen las familias en sus casas).

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En estos momentos, las tres comunidades energéticas se encuentran en fase de información y en primavera se abrirá el proceso de suscripción de participaciones. Estas participaciones se compran y se pueden vender (si se encuentra comprador) en el momento en el que la familia cooperativista decida abandonar el proyecto. El periodo de precio garantizado es de 25 años. El Ayuntamiento ya ha anunciado que va a comprar participaciones para consumos de familias vulnerables. Las que ahora mismo reciben ayudas directas para pagar a las comercializadoras de electricidad.

A todos los efectos, la comunidad energética implica participar en una cooperativa que tendrá su asamblea, su consejo rector y sus cuentas anuales. De hecho, supone, gracias al acuerdo con Ekiluz, estar en una cooperativa de cooperativas. La reducción de precios de la factura final empieza a contar desde el momento en que se suscribe la participación ya que la filial de Mondragón y Repsol ya produce electricidad.

Cada planta energética cuesta unos 800.000 o 900.000 euros. Una sencilla regla implica que tres mil familias a dos mil euros por suscripción suman unos cinco millones de euros. La clave es que las comunidades energéticas no son exactamente independientes en términos financieros. Se apoyan las unas a las otras cuando necesitan financiación. Se cuenta además con gastos añadidos como la creación de una app de control o el establecimiento de puntos de abastecimiento para vehículos eléctricos.

La medida, dijo el alcalde, José María Bellido, es una salida rápida a quien no tiene dinero para colocar paneles propios pero, sobre todo, para quien no puede por norma. El Casco sigue siendo un terreno vetado para colocar paneles solares y esta es, afirmó el regidor, una salida rápida. Bellido se ha comprometido a llevar a cabo esta misma política en la FAMP.

Eso no supone que se abandonen las propuestas para dar cierta elasticidad al Casco, que se han anunciado en varias ocasiones pero nunca se han detallado. El Ayuntamiento entiende que la prohibición de los paneles en el Casco no solo se fundamentan en la instrucción de 2007 sino en la propia redacción del documento urbanístico que solamente permite elementos cerámicos en las cubiertas. Es una lectura bastante parcial del Plan del Casco ya que en los tejados se colocan antenas, aparatos de climatización o pérgolas sin ningún problema pese a que no son elementos cerámicos.

El alcalde ha asegurado que siguen trabajando en una redacción que permita colocar más paneles solares aunque ha reconocido que no hay salida fácil para este problema. La creación de las comunidades energéticas permite, reconoció Bellido, tener una alternativa que antes no se tenía. Que es rápida y económica. No obstante, se sigue trabajando en ello. La Federación de Asociaciones de Vecinos, que está apoyando las comunidades energéticas, reclama también un cambio de normativa que permita que las familias que opten por la salida individual puedan hacerlo en sus viviendas.