ANÁLISIS
Murtra, Davos y el terremoto en el sector audiovisual
Telefónica encabeza la inversión publicitaria tras las administraciones públicas, y preocupa que el nuevo presidente cambie la estrategia, pero el verdadero negocio está en la producción y la distribución
Este Trump no es aquel Trump

A Marc Murtra siempre le ha molestado que se vincule su vertiginosa trayectoria profesional con su filiación política, como si al hacerlo se minusvalorara su valía profesional por su cercanía al PSC. No sería un juicio justo, pero evidentemente es un factor decisivo desde ... el mismo momento en que fue nombrado presidente de Indra. Este tipo de movimientos adquieren sentido con el paso del tiempo, y ahora la jugada estratégica impulsada desde La Moncloa resulta obvia. Desde la entrada de Joseph Oughourlian en Indra y la llegada de Murtra en 2021, al asalto del Gobierno a Telefónica y su designación el pasado fin de semana como nuevo presidente de la tecnológica nos dibujan una estrategia gubernamental que en ámbitos empresariales se ha interpretado como una nueva colonización de instituciones, en este caso una empresa privada. Pero no sólo.
En Davos, ese pueblito Suizo que sabe generar un ambiente inspirador en un mundo ultracompetitivo y que tiene la virtud de que los grandes empresarios cambien la corbata por el calzado para la nieve, está siendo el asunto más comentado en los círculos españoles. Desde el mismo sábado, cuando saltó la noticia, la primera pregunta era por qué ahora, por qué el Gobierno elige ese momento justo antes de verse hoy miércoles con todo el empresariado patrio. La respuesta de los que están allí desde el lunes es bastante obvia: un mensaje a navegantes, un «el que se mueve no sale en la foto», un «aquí mando yo». Nadie sabe cuánto durará el Gobierno, pero lo que es seguro es que no languidecerá, morirá ejerciendo el poder, mandando hasta el final. Porque así es Sánchez, y quien aspire a sucederle y no sea consciente de esto le pasará como le pasó a Núñez Feijóo cuando se relajó en la última semana de la campaña electoral de 2023 pensando que todo estaba hecho. Sánchez nunca da una batalla por perdida y por eso sigue en La Moncloa. Él también es ultracompetitivo.
De modo que hoy en Davos el presidente del Gobierno se verá con el empresariado español -entre otros muchos CEO internacionales- después de hacer una exhibición de poder que es a su vez una declaración de intenciones. Pero la destitución de Álvarez-Pallete por Murtra tiene muchas derivadas. La primera es otra demostración de fuerza, ésta de otro actor político, el PSC, y por extensión de Salvador Illa. Mientras Sánchez está en Davos, el presidente de la Generalitat visita hoy Madrid con la excusa de Fitur, pero no sólo para vender Cataluña como destino turístico. También tiene agenda importante, y discreta.
En política es esencial saber manejar los tiempos y Sánchez ha querido marcar la cumbre de Davos. De eso se hablaba el lunes en los aviones que desde Madrid y Barcelona empezaron a despegar con destino a Zúrich, y de eso se habló en el acto que organizó 'Forbes' para premiar a Toni Ruiz, el CEO de Mango que ha llevado a cifras récord de facturación a una compañía que se halla en pleno proceso de reorganización interna como consecuencia del fallecimiento accidental de su fundador, Isak Andic. Ruiz estuvo rodeado de buena parte del 'establishment' empresarial y mediático en un acto amable e influyente que se consolida como cita anual indiscutible. Incluso se produjo en plena opa un afectuoso saludo y una conversación entre Josep Oliu y Carlos Torres, presidentes del Sabadell y del BBVA.
Pero no todos los aviones llegaban de Madrid y de Barcelona. De lo que se hablaba en los que aterrizaban desde Washington era de otra cosa: el auténtico núcleo de poder empresarial no estaba en Davos, sino en los actos que han rodeado estos días la toma de posesión de Donald Trump como 47 presidente de Estados Unidos. Los grandes empresarios, los que tienen capacidad de cambiar el mundo, que son los tecnológicos, estaban el domingo por la noche en la cena de Trump, convertida en una demostración de poder que quienes acostumbran a estar allí no habían visto nunca. Palabras mayores.
De vuelta a España, la operación Murtra tiene otras lecturas importantes. Preocupa el efecto de este movimiento en el sector audiovisual, donde puede tener repercusiones de terremoto. La interpretación fácil tiene que ver con la publicidad, pues Telefonica está en puestos de cabeza en inversión publicitaria, siempre por detrás del sector público (Gobierno, empresas públicas y comunidades autónomas). No obstante, a pesar de las suspicacias que levantan los ataques del Gobierno a los medios díscolos, habrá que ver cómo actúa en este campo el nuevo gestor. En el mundo audiovisual la cuestión ahora es otra: se da por hecho que Prisa tendrá una televisión antes de que acabe el año, y habrá noticias al respecto antes del verano. Un nuevo actor tendrá repercusiones publicitarias y editoriales, de modo que habrá que sentar a uno más a la mesa a comer de la misma tarta; y, ademas, se pueden producir movimientos en los rostros conocidos de las cadenas.
Pero en el sector no solo preocupa un eventual giro en la estrategia publicitaria de Telefónica, o no sólo. Hay dos argumentos más relevantes: la producción y la distribución de contenidos. Ahí es donde está el negocio, y de eso es de lo que se habla en los auténticos centros de poder audiovisual tras el inesperado nombramiento de Murtra como nuevo jefe de Telefónica. Los vínculos de la compañía con los grandes operadores del sector son profundos y transversales y existen empresas conjuntas. Es su momento para demostrar independencia y despejar habladurías.
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