ajuste de cuentas
Verificadores
Lo que está diciendo Zuckerberg es que no quiere que sus plataformas sean portavoces de una verdad oficial
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Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram, Threads y Whatsapp, anunció la semana pasada que deja de utilizar los sistemas de verificación. Es una decisión revolucionaria en el paradigma que se ha ido construyendo sobre las redes sociales porque, en ... términos simples, lo que Mark Zuckerberg está diciendo es que renuncia a ser el portavoz de una verdad oficial.
Además de eso, Zuckerberg y su nuevo director de asuntos globales, el lobista republicano Joel Klein (que ha reemplazado al liberal-demócrata Nick Clegg en el puesto), tuvieron durísimas palabras para los verificadores y el papel que han desempeñado. «Los verificadores de hechos han sido demasiado parciales políticamente y destruyeron más confianza de la que han creado, especialmente en Estados Unidos«, dijo el creador de Facebook.
«La intención del programa era que estos (verificadores) expertos independientes brindaran a las personas más información sobre las cosas que ven en línea, en particular los bulos virales, para que pudieran juzgar por sí mismos lo que veían y leían… No fue así como sucedieron las cosas, especialmente en Estados Unidos. Los expertos, como todo el mundo, tienen sus propios sesgos y perspectivas... Un programa destinado a informar, con demasiada frecuencia se convirtió en una herramienta para censurar», escribió Klein en el blog de Meta.
Los directivos de Meta tienen razón. No es lo mismo verificar que un acontecimiento se produjo en una fecha y hora determinada, que someter al mismo proceso una pregunta del tipo ¿es segura la energía nuclear? o ¿el control de precios ha abaratado el precio de los alquileres en Barcelona?
Los verificadores, como es natural, han protestado. La gran mayoría, además, tienen sesgo progresista y creen que es posible conocer la verdad, que ésta se halla en poder de expertos (de su cuerda), que estos pueden ser contratados por el gobierno (que controlan) y que la verdad es fundamental para que la gente tome decisiones en democracia.
Desde el momento en que los discrepantes no verificados pudieron ser proscritos, los verificadores pasaron a tener un poder enorme. Todo este mecanismo prosperó bajo la mirada de quienes al mismo tiempo creen que en la opinión pública hay varias verdades en competencia. La lógica a la que conduce el sistema de verificación en las redes sociales es la misma que hay detrás de las últimas leyes de memoria histórica o democrática, que prescriben una historia oficial sobre la cual se articulan reconocimientos, resarcimientos y otras cuestiones, no siempre morales, sino económicas.
Las redes sociales no son medios de información fiables. Nadie designa verificadores en las barras de un bar. El que crea que lo son, tiene un pésimo nivel de información personal. Estos días se ha recordado una cita del gran Walter Lippman en su famoso libro 'Opinión Pública': el objetivo de la democracia no es que la gente piense igual, sino que la gente que piensa distinto, actúe de manera similar. jmuller@abc.es
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