El Madrid salva su primer 'match point'

Mendizorroza, más con los babazorros jugándose la permanencia, no es buen sitio para jugarse un todo o nada tras la victoria del Barça en Leganés. Las pequeñas dimensiones de este campo y la pasión con la que se vive el fútbol en Vitoria lo convierten en una caldera y con ese empuje salieron los de Eduardo Coudet. Apretando en la salida del Madrid desde atrás y bien con balón, tratando de encajonar al equipo de Ancelotti, que vivió la cita desde uno de los palcos del estadio, sancionado por acumulación de tarjetas. Un hecho que habla de la difícil y tensa temporada que está teniendo el Madrid, intensificada por la solidez y excelencia en el juego que ha traído Hansi Flick a su máximo rival. Tan propios de estas fechas, el triunfalismo y las aclamaciones, en concreto de la afición madridista, que espera un milagro la semana que viene en el Bernabéu, parecen lejanas, aunque tratándose del Madrid y la Champions todo puede ser.

La primera parte tuvo de todo. Camavinga, de los mejores, abrió la lata cuando el Madrid logró desperezarse veinte minutos tras el inicio, con un trallazo desde la frontal. Antes ya habían metido el miedo en el cuerpo a los locales, con un gol de Asencio que anuló el árbitro por una falta al tratar de rematar un centro desde la esquina. El central recibía pitos de toda la grada cada vez que tocaba el balón. También cánticos deseándole la muerte desde un sector de esta. Le viene ocurriendo en otros estadios, pero ya se preveía este domingo pues a las afueras de Mendizorroza se estuvieron repartiendo pasquines señalando su presunta implicación en la difusión de un vídeo pornográfico donde aparecería una menor de edad. El caso está en los tribunales.

De vuelta en lo deportivo, el Alavés jugaba de tú a tú al Madrid y se torcía aún más para los visitantes a cinco minutos del descanso cuando Mbappé, desparecido hasta entonces, entraba con la plancha a la altura del gemelo sobre Antonio Blanco. Más trabajo para Soto Grado, sustituto de Martínez Munuera tras su permiso de paternidad, que tras revisar la acción en el Var expulsó al francés.

Si el Madrid pasó aculado en su área buena parte del primer tiempo, con un jugador más sobre el césped y sólo un punto por encima del descenso tras la victoria de Las Palmas, los babazorros tocaron arrebato. Toni Martínez se unía al veterano Kike García en punta. Balones al área. Un movimiento que Davide Ancelotti, sustituyendo a su padre, quiso contrarrestar metiendo piernas frescas. Fuera Güler y Rodrygo, ambos desapercibidos. Dentro Vinicius y Bellingham. Los dos titularísimos partieron este domingo desde el banquillo pensando en la vuelta de los cuartos de final frente al Arsenal, pero ante la incertidumbre les tocaba faenar. Poco después de entrar la desigualdad numérica desaparecía, con una nueva expulsión. Esta vez de Manu Sánchez. Soto Grado habría deseado librar este domingo de Ramos. Y quién no.

La roja y la entrada de Bellingham, que le dio más peso al centro del campo, permitieron al Madrid jugar más cómodo, aunque con más tensión que ocasiones hasta los últimos minutos, donde se desataron los dos equipos. El Alavés por necesidad y el Madrid aprovechando los espacios. Bellingham la tuvo para sentenciar, solo frente a Owono dentro del área, que sacó una mano milagrosa para mantener vivos a los suyos. No sirvió. El marcador ya no se movió, con el Madrid pidiendo la hora, pero aferrándose así a la lucha por La Liga a cuatro puntos del Barça. Mendizorroza seguirá sufriendo las siete jornadas que quedan, metido de lleno en la lucha por ver a su equipo el año que viene de nuevo en primera.