Sevilla - Atlético: El Sevilla de Pimienta, entre la descomposición y la bronca (1-2)
Tercera derrota consecutiva y enfado monumental en Nervión contra todo lo que se mueve. Agoumé adelantó al Sevilla pero el Atlético le dio la vuelta al partido con un gol de Julián de penalti regalado por Badé y otro de Pablo Barrios en el descuento
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No por esperada deja de ser dolorosa. De hecho, ha sido de la manera más dolorosa. Jugando mejor que tu rival y cayendo en el descuento. Ante un Atlético de Madrid que se ha quedado cortito de retos esta temporada, el Sevilla FC ... perpetró su duodécima derrota liguera del curso (1-2), un tropiezo que devasta el crédito del entrenador y deja al equipo en chanclas en pleno mes de abril. Eso, en el mejor de los casos, porque si el Sevilla continúa cavando en la mediocridad de esta manera, es capaz de meterse en un soberano lío en las ocho jornadas que restan. No subestimen la capacidad de autodestrucción del proyecto. Agoumé adelantó al Sevilla con un golazo que costó la lesión de Vargas. El Atlético empató por medio de Julián Álvarez gracias a un penalti regalado por Badé. Y ya en el añadido del encuentro, Barrios estableció el 1-2 definitivo.
Han saltado los fusibles en el banquillo y lo peor es que los que tienen que reparar el dislate andan quemando su energía en el embrollo accionarial que agarrota al club. El cortocircuito es de órdago. Pimienta es sólo un pequeño engranaje de un conflicto mayúsculo. En medio sufre una afición que no puede más. En el choque ante el Atlético, los sevillistas dijeron 'basta' con una masiva concentración de protesta antes del encuentro en los aledaños del estadio. Las proclamas contra el consejo y el equipo continuaron durante todo el partido. El árbitro tuvo incluso que detener el choque en la segunda parte. Hastío máximo. No se van de rositas, por supuesto, los jugadores, cuya cuota de calidad es de las más exiguas que se recuerdan por Nervión en mucho tiempo, sí, pero que de manera descarada muestran incapacidad para mantener un mínimo de decoro en el rendimiento con el escudo que portan en el pecho. No fueron capaces de puntuar ni siquiera siendo superiores al rival. El entrenador también hizo todo lo posible con unos cambios nefastos.
Y eso que Pimienta, de entrada, sí le dio una vuelta a su equipo y consiguió agitar la coctelera con varias caras nuevas tras el chasco del derbi. Agoumé y Sow ingresaron directamente en la medular en detrimento de Gudelj y Juanlu. El pivote francés agradeció la confianza de su míster con un golazo de bandera que abrió el marcador en el Sánchez-Pizjúan. Con todo, la permuta más llamativa se produjo en la punta de lanza. Isaac, con sólo tres goles en su haber en todo el curso liguero, se quedó en el banquillo y llegó la primera titularidad para Akor Adams.
Esos matices de Pimienta le dieron otro brío al equipo. El Sevilla saltó al campo envalentonado, empujando al Atleti a su parcela, forzando en ese primer tramo del choque hasta tres saques de esquina en un abrir y cerrar de ojos. Los de blanco habían irrumpido con descaro, con muchas ganas de agradar a su parroquia. Apenas siete minutos necesitó el Sevilla para gestar el 1-0. Rubén Vargas prolongó de tacón para Pedrosa y el rechace de la zaga colchonera lo recogió en la frontal Lucien Agoumé para, con un golpeo exquisito con el interior, batir a Jan Oblak y desatar la alegría en el Sánchez-Pizjuán. 1-0.
El golazo del francés, merecido, ponía al Sevilla en ventaja en contra de muchos pronósticos, pero este equipo nunca puede tener una alegría plena. El tanto venía con veneno. Vargas, uno de los hombres franquicia del proyecto, se lesionó en la preasistencia al ejecutar su espectacular taconazo. El suizo se llevó la mano a la cara posterior del mulo derecho y se echó al suelo con visibles gestos de dolor. A falta de las pruebas, pinta a rotura muscular en los isquios y fuera varias semanas. No será Vargas el primero ni el último en caer con el 'traicionero' recurso del tacón. Fue sustituido por Ejuke y apenas podía apoyar el pie al salir del campo.
El Sevilla, ni se amilanó con la lesión del helvético ni se conformó con asestar el primer golpe del partido. Iría a por más, olisqueando las grietas del grupo de Simeone. Akor Adams acarició el segundo en una acción en la que Le Normand estuvo rapidísimo para rebañar el balón y salvar de la debacle a su equipo. La movilidad del delantero nigeriano le dio 'vidilla' al Sevilla en el partido. Akor absorbía siempre a los centrales, generaba espacios y llevaba peligro en todo momento al área del Atleti.
Pero cuando mejor pintaba la tarde, el Sevilla decidió darse un tirito en el pie. En una de las escasas llegadas del cuadro madrileño, Badé arrolló a Conor Gallagher de manera absurda dentro del área y cometió penalti. Indiscutible. Soto Grado señaló los once metros y Julián Álvarez definió con calidad a la izquierda de Nyland engañando al portero noruego del Sevilla. 1-1. Una deplorable acción defensiva tiraba por tierra el buen trabajo colectivo del Sevilla en los primeros 25 minutos.
Tampoco arrugó el empate a los de Pimienta, que siguieron a lo suyo hasta el intermedio, intentando siempre llevar la voz cantante en el partido. Oblak tuvo que emplearse a fondo para desviar otro remate franco de Akor. Luego se llevó por delante al nigeriano en su salida, pero ahí el árbitro no apreció falta del portero esloveno del Atleti. Antes del descanso, las tendrían también Ejuke y Sow en una buena primera parte del Sevilla que, desde luego, no tenía reflejo en el marcador. Las tablan se antojaban demasiado premio para el pobre planteamiento de los de Simeone, que se limitaron a aprovechar el regalo del penalti.
En la reanudación, no varió en principio el guion del choque. Otra vez el Sevilla volcaba el campo hacia la meta de Oblak. Pronto pudo marcar Akor a pase Kike Salas, lo evitó el exsevillista Lenglet, y luego fue el propio canterano quien disfrutó de otra gran ocasión. Kike empezó el segundo acto percutiendo bien desde la izquierda, donde se ubicó tras el cambio de Pedrosa por Gudelj en el descanso. Seguía dominando el Sevilla. Nyland apenas apareció en una acción a trompicones de Giuliano.
El paso de los minutos no hizo sino adormecer poco a poco el ritmo del encuentro y el dominio sevillista. Pimienta perpetraría el resto. El conato de tedio dio paso a las fuertes protestas la grada de Nervión en medio del choque, con gritos hacia el presidente, el consejo y el director deportivo, lanzando bolas y aviones de papel al césped que obligaron incluso a parar el partido varios minutos. Estruendo de 'Junior, vete ya', 'Orta, vete ya'. El juego se reinició y al poco Pimienta contribuyó a terminar de difuminarlo todo con un extraño doble cambio. Saúl e Isaac entraron al campo por Lokonga y, sorprendentemente, un Ejuke que había relevado en la primera parte al lesionado Vargas. Monumental cabreo del extremo nigeriano.
El Sevilla jugó el tramo final con dos delanteros sobre el campo pero no le sirvió para absolutamente nada. Todo lo contrario. El partido, de manera lacerante, se lo terminaría llevando el Atlético. Primero avisó Julián Álvarez y respondió Nyland con una gran intervención. Ya en el descuento, Pablo Barrios sorprendió a toda la retaguardia sevillista para rubricar el tanto de la victoria de su equipo en un final terrible. Reinó el enfado descomunal de la afición. Tres derrotas consecutivas. Ni jugando de manera digna es capaz de puntuar. Cuidado por abajo.
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