Georges Saint-Pierre, el samurái amable que conquistó el mundo dentro de un octágono
El luchador canadiense, considerado uno de los mejores de todos los tiempos, defendió en nueve ocasiones su título de la UFC y fue doble campeón
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Hay artistas marciales que trascienden barreras, que rompen estereotipos, que marcan una época. Georges Saint-Pierre (Quebec, 1981) es uno de ellos. El canadiense revolucionó el panorama de la UFC sin hacer mucho ruido, fiel a su estilo de samurái, siendo amable, pero a la vez feroz dentro del octágono, haciendo gala de un profesionalismo que pocas veces se ha visto en este deporte. El culto al cuerpo, el cuidado en los modales, la consciencia de ser un ejemplo para los jóvenes. Lo tuvo todo, incluidos dos cinturones en dos divisiones diferentes de peso en la UFC, el medio y el wélter, siendo en esta última categoría donde defendió su título en nueve ocasiones.
GSP, como se le conocía a este campeón, era conocido dentro de la jaula por su versatilidad, su impresionante capacidad física, su disciplina y sus habilidades técnicas excelsas en diferentes modalidades de combate. Su 'background' principal fue el kárate, pero también se forjó en la lucha libre, en el jiujitsu brasileño y en el boxeo. Fue en 2006 cuando se abrochó por primera vez el cinturón de la UFC y, aunque lo llegó a perder, demostró, tirando de su filosofía de superación constante, que estaba hecho para ser un campeón dominante. Tras lograr el título interino en 2007 ante Matt Hughes, lo unificó frente a Matt Serra, el hombre que le había ganado un año antes. Desde entonces, encadenó nueve defensas exitosas consecutivas en el peso wélter.
Ya en 2013, después de una racha histórica de victorias en combate por el cinturón de la UFC, decidió colgar las guantillas. Aunque sería de manera temporal. «No me gustan las peleas, las odio. Es insoportable. La sensación de estrés. No saber si te humillarán o te harán daño. Es muy difícil... Pero cuando ganas una pelea, realmente vale la pena. Cuanto mayor es el riesgo, mayor es la recompensa. Por eso lo hice. No porque me encantara pelear. Me encantaba ganar», señaló en su día Georges Saint-Pierre cuando le preguntaba acerca de su carrera. Y es esa ambición la que le empujó, cuatro años más tarde, en 2017, a regresar para pelear directamente por el título del peso medio, una división superior de peso, frente a Michael Bisping.
Fue en el UFC 217. Y Saint-Pierre logró vencer al británico, convirtiéndose en uno de los pocos privilegiados que se han abrochado dos cinturones diferentes de la UFC. Ahora sí, era el momento de poner punto y final a su carrera, por todo lo alto. Se retiró oficialmente de la competición en 2019, dejando un legado como uno de los más grandes atletas en el deporte de las artes marciales mixtas. Además, de manera paralela, ya había empezado a realizar cameos en el cine. Tanto que logró aparecer en películas de la talla del Capitán América o Kickboxer. Sin duda, una superestrella de apariencia amable que, con su incansable disciplina y dedicación, inspiró a una generación de luchadores y ayudó a popularizar las MMA tanto en Canadá y como a nivel mundial.
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