Mestalla se acaba burlando de su equipo

Daba apuro, como en el 7 a 1 de Montjuic, ver a un equipo tan a la deriva, tan hundido. Nada le salía al Valencia y todo él olía trágicamente a Segunda. No era plato de buen gusto asistir a semejante extravío y Ferran antes de la media hora marcó su hat-trick particular y lo celebró abrazándose a Dani Olmo, suplente. Televisión Española ofreció imágenes de aficionados valencianistas abandonando Mestalla.

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Salvador Sostres

El Valencia intentaba resistir pero no era más que un pobre muñeco de trapo a merced de un Barça que empezó a jugar como con mando a distancia. Era el momento de probar frivolidades. Lo humanitario era levantar el pie del acelerador, y es lo que los jugadores de Flick hicieron, en un gesto que les honra. La compasión es una forma de generosidad y aunque lo racional era que cada jugador aprovechara al máximo los minutos para agradar a su entrenador, no era decente comportarse como un abusón. Pese a ello, el quinto parecía sólo cuestión de tiempo. Los locales trataban de oponer alguna resistencia a la fuerza del destino pero sólo la resignación era un sentimiento realista. Triste caía la noche valenciana sobre un partido jugado innecesariamente tarde. Cerrada bronca de la grada al dar por acabada el árbitro primera parte.

La tregua azulgrana continuó en la reanudación y el infortunio valenciano también: marcó pero en fuera de juego y un penalti a favor quedó también anulado por el mismo motivo. Lamine Yamal apareció fugazmente para una bonita filigrana que se estrelló en el palo. Inédito durante todo el partido dejó por lo menos la luz de este trazo. A todos convenía que el partido terminara cuanto antes pero los minutos cuestan mucho de pasar cuando lo único que quieres es que pasen.

Lamine Yamal tuvo la punta de suerte que le faltó en el anterior disparo y marcó de rebote el quinto, haciendo quedar al portero local algo ridículo. Germánico y cuadriculado, aferrado a sus rutinas, Flick esperó al minuto 60 para hacer su primer cambio y dio entrada a Dani Olmo por Raphinha y a Marc Casadó por Pedri. El Valencia continuó en sus inútiles esfuerzos, muy laboriosos pero para nada. El Barça atacaba tumbado en el sofá, como quien mira una serie pero en realidad está más pendiente del móvil. Lo que le han hecho al Valencia no tiene nombre. El estado deplorable en que ha quedado este equipo es una muy mala noticia para todos los aficionados al fútbol. Y a la vez una advertencia del peligro de las dirigencias extravagantes y populistas. Lo que costaba ganar en Mestalla y que el Barça terminara ayer más preocupado de no humillar al rival que de jugar su propio partido. La afición del Valencia se acabó burlando de su equipo celebrando con «olés» una absurda jugada defensiva.