Atlético 5-0 Las Palmas
El Atlético lame sus heridas ante Las Palmas
La Liga - jornada 25
A lomos de Llorente y Correa, los rojiblancos sanan sus males con un abultado triunfo a tres días de visitar al Inter en San Siro en los octavos de final de la Champions League
Clasificación y resultados de la Liga

Era el Atlético de Madrid un equipo lastimado después de caer consecutivamente ante Athletic y Sevilla. La confianza mostraba signos de flaqueza con la llegada de los golpes en el tramo final de este invierno (el momento exacto en el que la temporada comienza a empinarse). Por tanto, ante la inminencia del decisivo duelo del próximo martes en Milán, donde una mala noche podría destrozar el enésimo sueño europeo rojiblanco, los de Diego Pablo Simeone necesitaban encontrar frente a Las Palmas una excusa para sonreír. Tal vez siguiendo esta cuerda argumentación, los de rojo y blanco pisaron el césped de su estadio, embellecido por la inestimable presencia del sol, y con un once sin Griezmann, Witsel o el lesionado Morata, derribaron con suma facilidad, con una alegría reparadora incluso, al conjunto canario.
Cierto es que el tantas veces fiable equipo de García Pimienta puso de su parte en el mediodía capitalino. Porque, pese a un duro disparo de Álex Muñoz que repelió la cruceta defendida por Oblak y un par de llegadas por banda de los inciertos Marvin y Sandro, Las Palmas cavó su propia tumba en la primera ocasión que tuvo para ello. Fue el conjunto insular un cuadro roto, un esperpento defensivo, un naufrago ahogado en su idea de salir de la incesante presión de hombres como Llorente o Correa con pases cortos y estériles o regates incomprensibles cuando un pelotazo hubiera provocado algún suspiro de alivio en el personal amarillo.
Tampoco la suerte estuvo este mediodía de su lado. Cierto es que el Atlético ya había rozado el gol mediante Correa, que robó la bola a Kirian a un paso del área de Valles y, en el mano a mano, disparó por encima del larguero, pero en el minuto 15, en una fugaz transición rojiblanca que derivó en un uno contra uno de Lino ante Suárez –un enfrentamiento en el que el brasileño siempre encontró la manera de desequilibrar a su par–, el centro raso del carrilero se enturbió en un mar de piernas en las inmediaciones del área pequeña, el balón rebotó con infortunio en el pecho de Perrone y quedó muerto, con el bote suave perfecto, soñado para cualquier aficionado a este deporte, para que Marcos Llorente hiciera con sencillez el 1-0.
Todocampista
Avisó Simeone durante la semana poniendo a ese exmadridista que puede jugar en cualquier posición del campo como delantero en los entrenamientos; ahí mismo colocó a Llorente junto al talento intermitente de Correa ante los canarios. El madrileño, entre tantas virtudes, tiene cierto olfato de gol y una capacidad de esfuerzo reseñable para no parar de dibujar desmarques, caer a banda y participar en su hábitat habitual, el medio del campo. Cinco minutos después del gol que le cayó del cielo, su generoso socio Correa acosó a Coco, que intentaba un recorte absurdo, le arrebató la posesión muy cerca de la puerta de Valles, alzó la cabeza y observo que nadie cubría a un Llorente que sólo tuvo que acompañar a la bola con el interior de su pie derecho hacia el fondo de la red. Respiraba con calma el Atlético; quedaba un mundo, pero el partido parecía ya haber acabado. Entretanto, sólo una inmensa parada de Valles a Lino evitó el tercero al filo del descanso.
Sin embargo, a la vuelta de vestuarios, un superlativo Correa, a bocajarro y sin que nada pudiera hacer el meta andaluz de Las Palmas, firmaba el 3-0 tras un certero pase bombeado de Koke. Poco después, de penalti tras una patada de Marvin a Lino, el argentino selló el 4-0. Hizo, además, una segunda parte brillante, pero de nuevo impreciso, decidió mal en el último instante. Qué jugador sería Correa si metiera, al menos, un tercio de todas las ocasiones que él mismo genera.
La tensión era ya nula; la UD Las Palmas simplemente apretaba los dientes para no abandonar la península humillada. Introdujo entonces Simeone a jugadores como Memphis (que cerró la goleada con una definición excelsa a pase de Riquelme), Witsel o De Paul, que serán importantes ante el Inter, e incluso dio un puñadito de minutos al adolescente Vermeeren en una victoria voluminosa, plácida y sanadora a tres días de jugarse media vida en San Siro.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete