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ABC Cultural

EL VAR DEL TENDIDO

El Juli y la maldición de la espada

El madrileño volvió a rendir Madrid, pero el acero le privó del premio en la tarde de los gallos del 5

El Juli, con el descabello De San Bernardo
Rosario Pérez

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Hoyaba la arena Cascabel. Así, con ‘y’ –a lo cubano–, hacía surcos con el hocico. «Cómo coloca la cara», decían. Era la nueva forma de expresar que un toro humilla y que a muchos revisteros antiguos les horrorizaría. Embestía este garcigrande con una profundidad que ... rozaba la embestida mexicana, tan dormida. Y más aún la ralentizó Tomás Rufo , dueño del temple de Castilla. Impresionaba a los tendidos ver a un matador tan joven «con esa serenidad» en su novena corrida. Nueve tardes de gracia. En cartel de figuras, cotizaba al alza el toledano. Y no falló. García-Page , un socialista que no comulga con la religión antitaurina de Sánchez , aplaudía entusiasmado al torero de Pepino. Decía el confirmante en el callejón que le habían aflorado los nervios, aunque nadie lo notó: «Ha estado enorme», comentaban en la barrera del 9 mientras paseaba la oreja pedida por amplia mayoría. Entre la algarabía, un espectador del 5 le lanzó un gallo. Según contaba El Pasmo , tres más le quedaban en la caja. «Va a tener que ir al corral a por más», soltó un señor tras el triunfal arranque.

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